Xavier Gosé, ilustrador de la belle époque

Les dues germanes, Xavier Gosé
Gosé no llegó a cumplir cuarenta años, pero en los tres últimos lustros de su vida se convirtió en un reputado artista que ilustraba, pintaba, dibujaba e incluso intervenía en la moda del momento, a caballo entre el modernismo, el Art Nouveau y el Art Déco, sin olvidar la influencia del cubismo y de las culturas orientales.

Su obra retrata la sociedad burguesa del 1900, el París de la belle époque, la “apoteosis de una época”, en palabras de su amigo Gaziel, tan semejantes al retrato de esos años descritos con tanta precisión por Stefan Zweig. Gosé se inspiró también en la moda orientalista, en las umbrelas japonesas y chinas, y en el exotismo y la distinción que desprendían las figuras del ballet ruso de Diáguilev, donde, pocos años después, bailaría Olga Jojlova, la primera mujer de Picasso.

Relacionado con Nonell, Sunyer, Torres García, Gosé publica en L’Esquella de la Torratxa y en Barcelona Cómica, y hace su primera exposición en Els Quatre Gats, en 1899, aunque enseguida se traslada a París, donde vive durante meses sin apenas recursos, soportando una difícil situación: es pobre como las ratas, pero prefiere pasar hambre que prescindir de una camisa bien planchada. Antes de su traslado a París, había abordado escenas de barrios populares barceloneses, preocupado por las cuestiones sociales, y, en sus inicios, hará lo mismo en la capital francesa, en publicaciones satíricas, y, ocasionalmente, en revistas de denuncia social. París es ya su vida, pero, al mismo tiempo, mantiene relación con Barcelona, publicando en revistas y mostrando su obra en alguna exposición, gracias a sus relaciones con Pèl & Ploma, y, en 1909, consigue exponer en Madrid, con excelente acogida. En París se abre camino ilustrando bailadoras de flamenco, que tenían mucha demanda en esos años. También, participa en publicaciones como L’Assiette au Beurre, revista satírica con simpatías anarquistas, donde Gosé mantiene una postura de denuncia social.

Gosé, Le manteau bleau, 1912

Le manteau bleau, 1912

Esa época finisecular, donde las mujeres abandonan el corsé y el polisón, y la sociedad burguesa parece ocupar por completa el escenario de la vida, es la de su consolidación como artista, que, ya en París, se adentra en el siglo XX, y que, en menos de tres lustros, acaba en la matanza de la gran guerra: esa época es la suya, donde se interesa por el París snob y burgués, empeñado en la distinción; la ciudad donde le publican las principales revistas de moda, desde Le Journal des Dames et des Modes hasta Femina. Además, en 1905, junto con Zuloaga, diseña ropa para una ópera de Albéniz, faceta de su obra que continuará desarrollando. Después, consigue publicar en revistas alemanas como Simplicissimus y Jugend. Como Nonell, pinta también gitanas, como Bailadora andaluza, de 1900-1901; Olé, ya, de 1903; y la que aparece en la revista francesa Cocorico, en 1900, o en el cartel Cigarrillos: los París son los mejores, de 1901. Colaboraba con la prensa satírica, aunque también hacía obras más personales.

Gosé, Jardí d'hivern, 1914

Jardín de invierno, 1914

Gosé dibuja a la mujer parisina elegante, que se blanquea la piel, y a los burgueses que pasean con su frac, camisa, chaleco, corbata de lacito, pañuelo y sombrero de copa, mientras los obreros de París se afanan con sus ropas de pobres, sus gorras y reuniones sindicales, y combaten el frío con vino caliente y sopas de cebolla. Pese a sus inicios, y a algunas colaboraciones ocasionales en publicaciones preocupadas por la “cuestión social”, ese mundo obrero estará ausente de la obra posterior de Gosé, que, sin embargo, se recrea en las mujeres esbeltas, sofisticadas, seductoras; sin duda, por la servidumbre de los medios donde publicaba. Las mujeres de Gosé están afectadas por el Vanné o Spleen, que Balzac había abordado en 1830 en su Tratado de la vida elegante, que después influiría en autores como Charles Baudelaire o Jules Barbey d’Aurevilly, esa afectada fatiga, esa apatía elegante: son mujeres ricas que juegan al golf, que pilotan coches, o juegan con barquitos. Ahí está Gosé, un cronista de los ambientes más refinados, de la burguesía que triunfa y que domina el mundo con su dinero. Retrata el mundo burgués, aunque también en su obra aparecen los saltimbanquis, luchadores, mujeres descansando o desnudándose, o las que se dedican a trabajar en cabarets, o que ejercen como cocottes. Jugaba a veces con la “imperfección moral” de los personajes.

Xavier Gosé por Ramon Casas

Xavier Gosé por Ramon Casas

La vida del mundo burgués, donde las intrigas y los intereses turbios quedan escondidos tras la brillante fachada de las fiestas elegantes y de los rituales sociales en teatros de ópera o carreras de caballos donde se muestra la riqueza con distinción, para que los demás noten la relevancia y el poder sin recurrir a la ostentación, como creen que corresponde a la verdadera elegancia, es el territorio donde Gosé utiliza su lápiz y su pluma. En las carreras del hipódromo de Longchamp se hacían verdaderas fiestas aristocráticas, y, en ellas, consigue Gosé sus mejores ilustraciones, como pinta después a las mujeres que hacen fotografías, que se exhiben con pamelas y casquetes como turbantes, y a quienes frecuentan las carreras y pasean por los bulevares. Era un mundo que ni siquiera sabía que se precipitaba hacia el desastre, como ilustra la portada de Les Annales, para la navidad de 1913, la última antes de la catástrofe, donde Gosé publica dos mujeres elegantes, vaporosas, ajenas al olor a pólvora que flota en el ambiente en esa Europa de los últimos años la “paz armada”.

Gosé criticó la España de Alfonso XIII, así como el fusilamiento de Ferrer Guàrdia en 1909, pero la vida estaba llena de contradicciones. Aunque Gosé era republicano, había aceptado participar (sin duda, por el dinero) en un álbum que editaron los círculos burgueses y aristocráticos catalanes con ocasión de la boda de Alfonso XIII y la británica Victoria Eugenia de Battenberg, el 31 de mayo de 1906. Entre quienes sufragaron el dispendio, estaban el barón de Quadras, el marqués de Alella, el conde de Sert, y otros personajes semejantes. Constaba de cincuenta dibujos de los principales artistas de la época, entre los que se encontraban Casas, Nonell, Masriera, Cusachs, Apel·les Mestres, Modest Urgell, Rusiñol, Joan Llimona, Antonio Utrillo, Miquel Blay, Llaverias, Cardona, Anglada, Ricard Urgell, Josep Llimona. Poco después de la boda, Mateo Morral lanzaba la bomba, al paso del cortejo en la calle Mayor de Madrid, que causaría veintitrés muertos.

Gosé tuvo mucho éxito en su época, y consiguió vivir con desahogo, hasta el punto de que logró integrarse como uno más de los miembros de las élites burguesas, pero sus años de triunfo pasaron con rapidez. Vuelve de París, en 1914, dejando atrás la belle époque, alarmado por el estallido de la gran guerra, sospechando que ya no le quedaban fuerzas: había contraído la tuberculosis y, cuando llega a Barcelona, decide trasladarse a Lleida, para vivir con su madre, para morir, apenas unos meses después.

Les Annales

Les Annales