Sin amores

Sin amores José Martí

I

Que cante? i Espera, espera todavía !

Yo vivo sin amor: ¿quién sin amores

Su soledad doliente cantaría?

Alma sin besos, sol sin esplendores.

 

¡Si me quisieras tú! Pero amo tanto

Que, aún queriéndome tú, perdón si creo

Que un límite de amor no diera encanto

A la grave ambición de mi deseo.

 

iTu amor no es el amor! i Amor de tierra

Dentro de la cárcel corporal se encierra!

Hay otro, hay otro más: ese no acaba,

Ni en la corpórea seducción se graba,

Ni en un mísero cuerpo se limita:

i Amor extraterreno!

i Allá el Padre Creador sabe su seno!

i Allá me sé yo bien dónde palpita!

 

Pero también si vieras

cómo forjo yo en ti dulces quimeras!

Vivir es una culpa: en ti yo un día

i Olvidado de culpas viviría !

II

He sido. La memoria,

Dócil al fin una hora a la ventura,

Me dice los secretos de esa gloria

Un tiempo habida, eterna en cuanto pura.

 

Eternidades tiene la Pureza:

Ella eterna, yo eterno, eterno todo

Desde el rayo que enciendo en mi cabeza

iHasta el átomo mísero de lodo!

 

Buena senda, buen lecho, buena alfombra

De la vida el amor: ¡Cuán bella sombra,

El sueño breve del amar de un día

Que muerto ya calienta todavía!

III

iOh, luz pura de amor, casta delicia

Por mi padre dolor tan bien gozada

Que la parida hoguera abandonada

Arín lanza, aún acaricia

De vida su postrera llamarada!

iOh, cuán triste verdad que en las memorias

Fugaces del amor, -en que el olvido

Con repugnante página de cieno

Del pecho de la muerte recogido,

Cierra tantas bellísimas historias

De cielo azul y resbalar sereno,-

Entre tanto galán y tanto amante

Es el dolor el único constante!

¡Ella y yo, ser y ser, ráfagas idas

De aquella luz más blanca que las nieves

Que de la tierra vil compadecidas

Llorando cubren las espaldas leves!

¡Ida! ¡La que amó tanto aquel destello

Del claro sol, que fecundó en su falda

Jardines que adornaron su cabello,

Uno cabe su seno, otro más bello

De flores de oro en su desnuda espalda!

 

¡Ida! i En cuántos crepúsculos hermosos,

De gérmenes de amor llené sus labios

Más rojos que el coral, y más sabrosos

Que las paces después de los agravios!

 

Y ¡cuál soñé de paz en caliente

Seno de mi doncella enamorada,

Más puro que los lirios de su frente

De su mismo calor ruborizada!

 

¡Y allá en su pensamiento, cuántas horas!

Y aquí, ¡cuántas vacías!

¡Y allá en la soledad cuántas auroras

De indefinible luz, y cuántos días

Sin noche y sin mañana,

Principio y colmo de la dicha humana!

¡Oh, cómo la quería!

¡Le dije adiós: morí desde aquel día!

IV

Amor: ¡es más que amar! ¡Aún se ama, luego

Que se ha apagado de la vida el fuego!

Se ama cuando en el ser fortalecido

Por besos de mujer, el sol se enciende;

Cuando en cielos de paz, la luna esplende;

Cuando en el corazón está dormido

De dolor el dolor, que, a veces, tanto

Sufre mi corazón que llora el llanto,

¡Y hasta el dolor se siente adolorido!

Y cuando en brazos de la muerte hermosa,

De la humana existencia la medida

Dicen los miserables que reposa

Y sé yo que prosigue allí la vida,

El musgo, la oropéndola, las flores

Que brotan de esta tierra, nunca fría,

Son besos, son suspiros, son amores:

¡Muertos que están amando todavía!

 

 

México, 9 de marzo de 1875.

Publicado en la Revista Universal, México 11 de marzo de 1875.

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