
En cuestión de unas pocas semanas, las élites políticas europeas, con la aquiescencia y la complicidad de unos medios de comunicación totalmente acríticos, han decidido que Europa debe adoptar como nuevo eje de actuación reforzar notablemente sus políticas militares y de seguridad, es decir gastar mucho más. Se habla de gastar 800.000 millones de euros en defensa y alcanzar al menos el 3 % del PIB en gasto defensivo por parte de los distintos países de la Unión Europea. Para entendernos, 800.000 millones es un monto superior a los fondos Next Generation con los que la Unión Europea pretende reactivar nuestra economía.
Todo esto, este giro político, lo hace la UE, con Von der Leyen a la cabeza, como si fuera una política que plantase cara a los Estados Unidos de Trump… siguiendo ciegamente las indicaciones de Trump. ¿O no ha sido Trump quien ha dicho que Europa tiene que gastar mucho más en su defensa?
Ahora bien, esta política, adoptada acríticamente e impuesta a las bravas, ¿está justificada? ¿O qué objetivos tiene? Para responder a estas preguntas tal vez tengamos que fijarnos en varios aspectos.
- Si en teoría quien amenaza a la Unión Europea es Rusia, y por ello tenemos que incrementar nuestro gasto, tal vez tengamos que recordar que según el Consejo de la Unión Europea, en 2024 la UE gastó 326.000 millones de euros, el 1,9 % en Defensa. Entre el 2021 y el 2024 la defensa de los Estados miembros de la Unión aumentó más de un 30%. Por el contrario, Rusia gasta en su presupuesto de defensa 119.000 millones de euros, casi pues la tercera parte de lo que gastan los países de la Unión Europea. Es cierto, que en relación a su PIB Rusia gasta un porcentaje mayor que Europa, pero en cifras totales gasta casi tres veces menos.
- Se dice, se argumenta que Rusia siempre es una amenaza. Pero históricamente ha sido siempre al revés: Europa ha sido una amenaza para Rusia. Rusia fue invadida por Napoleón, que llegó a tomar Moscú. Rusia sufrió, además, tras la revolución de Octubre de 1917, la intervención de varios ejércitos occidentales. Y Rusia, en su momento la URSS, sufrió la Operación Barbarroja por parte de Hitler en 1941. Esta agresión que sufrió la URSS provocó 20 millones de muertos, repito: veinte millones de muertos, en lo que hasta 1991 fue la Unión Soviética. Y cabe recordar que entre los ejércitos invasores no solo se encontraban tropas alemanas, también las había italianas, rumanas y hasta españolas (la llamada División Azul). Tal vez por esto, por estas agresiones, Roosevelt no pudo negarse cuando Stalin exigió una zona de seguridad respecto a Europa. Después vendría la Guerra Fría.
- El gasto que se pide, unos 800.000 millones de euros, no sabemos dónde irá. Puede ir directamente a empresas armamentísticas americanas. Aunque si va a europeas puede que no varíe mucho. Y es que la principal empresa armamentística europea, la británica BAE Systems, está participada en un porcentaje más que importante por multinacionales norteamericanas como The Vanguard, BlackRock o Fidelity Managemet. Esta última multinacional norteamericana es así mismo la principal accionista de la alemana empresa de armamento Rheinmetall. Resultaría ciertamente curioso que la élite europea, tan digna ella y tan “crítica con Trump”, resulte que no sólo haga caso al Presidente de Estados Unidos sobre que tiene que gastar más en defensa, sino que además lo haga en beneficio de empresas y del capitalismo norteamericano.
- Sería cuestión además de que la élite europea nos explicase que pinta Gran Bretaña en todo este embrollo, y que aparezca como el hermano mayor de la élite europea, cuando, que se sepa, Gran Bretaña no pertenece a la Unión Europea, se fue con el Brexit y los ciudadanos europeos tienen que utilizar pasaporte para viajar a Londres. Que la élite española, ya sea de derechas o de izquierdas, sea papanatas y que demuestre el poco orgullo que tiene al mostrar su amor a lo anglo en general y a un país en particular que ha hecho tradicionalmente todo el daño que ha podido a España no explica la estupidez del resto de Europa. El plegarse a la Hegemonía cultural impuesta por Estados Unidos tal vez sí.
- Deberían explicarnos (y tal vez lo harían si no nos despreciasen tanto) nuestros insignes gobernantes patrios y europeos, dónde piensan recortar y de dónde piensan sacar los 800.000 millones de euros. De qué partidas presupuestarias. ¿De las pensiones? ¿Del subsidio de desempleo? ¿Recortando más en Sanidad y Educación? ¿Desviando los fondos Next Generation? Lo que es seguro es que saldrá de nuestros bolsillos, bien por un aumento de impuestos, bien por caída de las rentas de trabajo, bien por recortes en el Estado de Bienestar. Un Estado de Bienestar que conviene recordar que lleva cuarenta años soportando “reformas y recalibraciones”, es decir, recortes, sobre todo desde el 2008, y que no puede soportar un nuevo hachazo.
- Tal vez deberían explicarnos así mismo si Rusia es tan gran amenaza, por qué Putin acude a mercenarios, presos y soldados norcoreanos. ¿Puede ser porque teme la reacción de su pueblo si lanza a los jóvenes al frente ucraniano? Esto tendría sentido pues no estamos en la I Guerra Mundial donde un oficial tocaba el pito y los jóvenes europeos salían de las trincheras a morir estúpidamente. Ni tampoco en el final de la II, cuando Stalin para tomar Berlín antes que nadie ordenó un asalto frontal que costó la vida a 80.000 soldados rusos. La vida se ha vuelto valiosa. Como saben los norteamericanos desde Vietnam y demostró Clinton cuando ordenó tras el derribo de un Black Hawk en Somalia que no muriera ni un soldado norteamericano más. La vida, y más en un mundo donde los niños brillan por su ausencia, se ha vuelto cada vez más preciada. Y esto lo saben Pepito, Juanito y Putin. ¿Lo saben nuestros gobernantes europeos? Porque no creo que nos desprecien tanto que se crean que los que somos padres nos vamos a cruzar de brazos si envían a nuestros hijos a guerras. ¿O sí que nos desprecian tanto?
- Tal vez la explicación de todo esto es que las élites europeas necesitan mantenernos en una doctrina del shock continua, que diría Naomi Klein, y que sólo de esta manera aceptaremos su incompetencia, inutilidad y el empobrecimiento que nos han provocado. Tras un shock, otro, y después otro. Aunque les dé igual de mezclar ese shock con la doctrina Torrente o Jaimito como cuando hablan de ese kit de supervivencia ridículo.
La sensación que uno tiene de todo esto es que hay un profundo desprecio de las élites europeas no solo hacia nuestra inteligencia, también a nuestra dignidad. Ahora bien, lo que deberíamos preguntarnos es: ¿ese desprecio que muestran es porque pueden mostrarlo? El futuro tal vez dependa de la respuesta a esa pregunta.
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