
Marraud, autor de Teoría de modelos elemental e Introducción a la teoría de los sistemas deductivos, y profesor de lógica y filosofía de la ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, ha publicado recientemente en Montesinos la biografía intelectual de aquel a quien Karl Popper señaló en su día como al único hombre de nuestro tiempo al que se le podía llamar filósof
-Titula usted su libro “Bertrand Russell, un intelectual británico”. ¿En qué sentido fue Russell un intelectual? ¿Por qué destaca que fue un intelectual británico?
-Un intelectual no es simplemente alguien que realiza un trabajo intelectual, sino alguien que además tiene un compromiso social, alguien que se pronuncia sobre las grandes cuestiones sociales del momento. A este respecto Russell es un intelectual prototípico: un filósofo reconocido internacionalmente comprometido con el pacifismo, el voto femenino, la despenalización de la homosexualidad, el desarme nuclear, etc. Por otra parte, los intelectuales son relativamente abundantes en la cultura francesa y más raros en la británica. Para algunos, por tanto, la expresión “un intelectual británico” puede resultar chocante (como a Ortega le parecía chocante la expresión “filósofo británico”).
-Se ha afirmado en ocasiones que Russell, junto con Heidegger, Sartre, Lukács, Quine y no muchos más, ha sido uno de los grandes filósofos del siglo XX. ¿Es así en su opinión? ¿Por qué?
-Antes de contestar a la pregunta, permítame añadir a Wittgenstein a la relación de grandes filósofos del siglo XX –quien, por cierto, fue alumno de Russell.
-Sin duda Russell es uno de los grandes, aunque sólo sea porque es, junto con Moore, el padre de la filosofía analítica, una de las grandes corrientes filosóficas contemporáneas.
-Russell, por lo demás, no sólo fue un filósofo o un intelectual, sino un matemático de gran importancia. De joven escribió con Whitehead todo un clásico de la matemática moderna: Principia Mathematica. ¿Cuál es la importancia de este gran ensayo de matemática y de filosofía de la matemática?
-A diferencia de lo que sucede con la mayoría de las obras de filosofía, podemos decir sin temor a equivocarnos que la tesis principal de Principia Mathematica es falsa: las matemáticas no son reducibles a la lógica. Para poder decir que una tesis es falsa hace falta que la tesis esté formulada con mucha precisión. Los Principia son un intento de formular con precisión las tesis logicistas; para conseguirlo Russell y Whitehead tuvieron que desarrollar técnicas formales sofisticadas, que llevaron al nacimiento de la lógica matemática.
-Hay una paradoja lógico-matemática que lleva el nombre de Russell. ¿Podría explicarla para lectores no puestos en materia? ¿Tiene solución o soluciones la aporía que Russell señaló? Creo que Frege recibió una versión de la misma que le deshizo algún plan de fundamentación.
-Intuitivamente a cada propiedad le corresponde una clase: la clase de todas las cosas que poseen esa propiedad. Así hablamos de la clase de los gatos, la clase de las cosas rojas, etc. Consideremos ahora la clase de todas las clases que tienen la propiedad de no ser miembros de sí mismas. ¿Esa clase es miembro de sí misma? La respuesta es que si lo es, entonces no lo es, y viceversa, si no lo es, entonces lo es.
La paradoja muestra que la noción intuitiva de clase es contradictoria. En junio de 1902 Russell escribió a Frege informándole de la paradoja, que arruinaba el trabajo de éste (dos tomos con el título Leyes fundamentales de la aritmética deducidas ideográficamente) que asumía que a cada concepto le corresponde una clase. Frege reconoció con integridad intelectual su fracaso, y escribió: “Nada más triste puede sucederle a un escritor científico que ver cómo, después de haber concluido su trabajo, uno de los fundamentos de su construcción se tambalea”.
-Su obra consta de 10 capítulos. Los temas desarrollados abarcan desde asuntos de lógica y de filosofía del lenguaje hasta ética, política y filosofía de la educación, pasando por filosofía de la mente o de lenguaje. ¿Cómo un hombre puede abarcar tantos temas? ¿No descansaba, no dormía, no vivía, era acaso Russell –con perdón- una rata de biblioteca?
-Esa multiplicidad de intereses diferencia a Russell de los filósofos de los que hemos hablado antes. Escribir decenas de libros, centenares de artículos y miles de cartas es compatible, en su caso, con una vida pública y sentimental bastante agitada, hasta el punto que su biografía –el personaje Russell- es interesante por sí misma.
-¿Todas sus incursiones en ámbitos tan diversos tienen igual profundidad intelectual?
-Me temo que no, que media un abismo entre La filosofía del atomismo lógico, por ejemplo, y divertimentos como “La ferocidad de los vegetarianos” o “¿Quién puede usar lápiz de labios?”. Sin embargo, en todos los casos nos encontramos con un pensador extraordinariamente brillante, claro y ameno.
-De sus aportaciones filosóficas, en los ámbitos, de la lógica, de la filosofía de la ciencia y la filosofía del lenguaje, ¿qué tesis o conjeturas destacaría?
-Esa es una empresa arriesgada porque, como dijo irónicamente Broad, Russell producía un sistema diferente de filosofía cada pocos años. Esto dicho, la lista debe incluir la tesis logicista, de la que hemos hablado antes, y la teoría de tipos, por lo que hace a la lógica; la teoría de las descripciones, considerada durante mucho tiempo un paradigma de la filosofía, y el atomismo lógico, por lo que hace a la filosofía del lenguaje; y la distinción entre conocimiento directo y conocimiento por descripción, sus análisis de la percepción y el desarrollo de la noción de construcción lógica por lo que se refiere a la epistemología y la filosofía de la ciencia.
-La filosofía de la mente es hoy una rama filosófica en boga pero no lo era, o no lo era tanto, en tiempos en los que Russell se dedicó a ella. ¿De dónde su interés? ¿Cuáles fueron sus aportaciones en este ámbito?
-El planteamiento de Russell en el ámbito de la filosofía teórica es integrador, y transita con naturalidad de la lógica a la filosofía del lenguaje, de esta a la teoría del conocimiento y de aquí a la filosofía de la mente.
Leer a Russell es siempre intelectualmente estimulante, porque enuncia sus tesis con claridad y expone y analiza sus consecuencias rigurosamente. Russell se guiaba por el principio de la navaja de Ockham: sustituir siempre que se pueda las inferencias de entidades desconocidas por construcciones a partir de entidades conocidas. Eso le llevó, en filosofía de la mente, a intentar prescindir de entidades intrínsecamente mentales como la conciencia. Sus sucesivos intentos son muy ingeniosos y el análisis de sus dificultades es sumamente instructivo.
-Russell hizo divulgación científica. Por ejemplo, sobre la relatividad. ¿Qué tal este Russell divulgador?
-El ABC de la relatividad fue considerada en su momento como una obra maestra del género, y contribuyó significativamente a la popularización de la ciencia. Se dice a este respecto que Russell fue uno de los responsables de la imagen de Einstein como un nuevo Newton. Hoy es un libro muy accesible y una buena introducción a la teoría de la relatividad para un público general.
-¿Fue un Russell, en el ámbito político, un pensador liberal? ¿En qué sentido?
-Russell procedía de una familia aristocrática de tradición liberal –su abuelo fue primer ministro en dos ocasiones. Su adhesión al liberalismo le sitúa en la estela de pensadores como John Stuart Mill, y por tanto en la izquierda dentro de la tradición política británica. Su concepción individualista de la filosofía política y social, en la que priman los derechos y deseos de los individuos, no le impidieron, sin embargo, suscribir algunas tesis próximas al socialismo (como la propiedad estatal de las industrias fundamentales) y mantener al mismo tiempo actitudes claramente aristocráticas.
-¿Cómo es que Russell recibió el Premio Nobel de Literatura? ¿Tan buen escritor era?
-El Premio Nobel de literatura le fue concedido en 1950 “en reconocimiento a sus diversos y significativos escritos en los que abandera los ideales humanitarios y la libertad de pensamiento” –méritos que quizá cuadren mejor con un Premio Nobel de la paz. Aunque Russell es un buen escritor, nunca escribió poesía o ficción. En la década de 1950 los criterios para otorgar el premio nobel de literatura pueden parecer un poco singulares; recordemos a este respecto que en 1953 le fue concedido a Winston Churchill.
-Russell visitó la URSS y durante su visita, y tras ella, escribió un libro sobre la teoría y la práctica del bolchevismo. ¿Qué sería lo más destacable de este ensayo en su opinión? Por lo demás, años más tarde, después de la segunda guerra mundial, ¿no llegó a insinuar el uso de la bomba atómica contra la URSS?
-La opinión de Russell sobre el comunismo evolucionó de crítica a abiertamente negativa. Russell pensaba que los principios teóricos del comunismo son falsos y que su práctica aumenta la miseria humana. Es característico de su crítica del comunismo su consideración de este como una religión. Llega a decir que el comunismo es, con el cristianismo, el hinduismo, el budismo y el islam una de las grandes religiones del mundo. Las esperanzas que promueve una religión pueden ser admirables, pero el dogmatismo y el fanatismo con los que se defienden no, y por ello su práctica es casi siempre dañina.
Hasta 1949 Russell fue partidario de una guerra preventiva (usando si era preciso bombas atómicas) contra la Unión Soviética, si ese era el precio que había que pagar para evitar un mundo comunista y para establecer un gobierno democrático mundial. Cuando los soviéticos llevaron a cabo su primera prueba nuclear, Russell se dio cuenta de que una nueva guerra mundial llevaría a la destrucción de la humanidad, y se convirtió en un activo partidario del desarme nuclear.
-Por lo demás, Russell tuvo algunos problemas con las autoridades norteamericanas. ¿Por qué motivo?
-Los problemas de Russell con las autoridades, británicas o norteamericanas se debieron fundamentalmente a sus opiniones sobre la religión y el matrimonio y a sus actividades pacifistas. Supongo que se refiere al episodio de 1940, cuando el juez McGeenan le impidió dar clase en el City College de Nueva York, aduciendo que permitírselo sería “establecer una cátedra de indecencia”.
-Russell fue un activo pacifista, cuanto menos en sus últimos años. ¿Qué tipo de pacifismo defendió?
-Russell define su posición como “pacifismo político relativo”. Admite que hay causas, pocas, por las que merece la pena ir a la guerra, pero eso no debe hacernos olvidar que los efectos de la guerra son tan desastrosos que casi siempre es mejor evitarla.
-¿Por qué fundó el Tribunal Russell? ¿Qué pretendía con ello? ¿Cuáles fueron sus actividades?
-El llamado Tribunal Russell se fundó en 1966 para juzgar las actividades bélicas de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. El Tribunal se inspiraba en el de Nuremberg y los procesos contra los criminales de guerra japoneses de 1946-1948. El Tribunal celebró dos sesiones en 1967 y concluyó con la condena, simbólica, de los Estados Unidos por genocidio y violación del derecho internacional. De su éxito propagandístico da cuenta la constitución de un segundo tribunal Russell en 1974 para juzgar las torturas y crímenes políticos de los regímenes militares latinoamericanos y, en fecha más reciente (2009), de un tribunal Russell para Palestina.
-¿Qué aportaciones de Russell siguen hoy vigentes?
-Creo, con Russell, que lo importante no es tanto lo que uno crea como por qué lo cree o cómo defiende sus creencias. Para aprender a razonar crítica y rigurosamente Russell sigue siendo un mentor muy recomendable, del que se reclaman deudores autores como Fernando Savater.
-¿Es Russell actualmente un pensador leído y transitado? ¿No está algo olvidado en la filosofía actual?
-Sí, y puede comprobarse fácilmente recurriendo a internet o acudiendo a una librería no especializada. No obstante, el Russell popular, y sobre todo el crítico de la religión, es más leído e influyente que el Russell técnico. Eso no debe sorprendernos demasiado, porque el interés del público general por la filosofía “académica” es, me temo, limitado. En todo caso, tampoco hay que olvidar que la obra de Russell forma parte del canon establecido en campos como la filosofía del lenguaje o la epistemología.
Entrevista realizada por Salvador López Arnal y publicada en el nº 256 de El Viejo Topo, mayo de 2009
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