Provisionalidad

Edipo Esfinge
Edipo se enfrentó a la esfinge, y respondió a sus preguntas. Desesperada ante su fracaso, la esfinge se lanzó al vacío. Esta nueva esfinge vuelve a hacer preguntas. ¡Cuidado con las respuestas!

El Reino de España lleva meses con un gobierno provisional (en funciones). Montones de funcionarios de todas las administraciones ocupan plazas con carácter provisional (interino). Millones de refugiados de todo el mundo viven en albergues provisionales. Más millones aún de trabajadores del planeta tienen empleos temporales (con la peculiaridad, como en tantas cosas, de España, donde una política laboral prodigiosamente imaginativa ha inventado los contratos “fijos discontinuos”, concepto que bien podría optar, si lo hubiere, al primer premio del Campeonato Mundial del Oxímoron).

Se supone, en cambio, que muchos otros millones de personas se encuentran en situación no provisional, con residencia permanente, empleo fijo, plaza definitiva, pareja estable… ¡Vana ilusión!

Foto2¿Acaso habéis olvidado toda la literatura que, con abrumadora unanimidad y machaconería, desde puntos de vista religiosos o profanos por igual, os advierte de la “brevedad de la vida” y, por tanto, de su irremediable provisionalidad? ¿Acaso no os ha enseñado la moderna ciencia física que, amén de la imposibilidad del movimiento perpetuo, y sin necesidad de recordar las leyes de la termodinámica que sentencian al universo a la muerte térmica, ni siquiera a corto plazo existe equilibrio alguno que no sea “dinámico” (es decir, sin que los elementos que lo forman dejen de ser continuamente sustituidos por otros nuevos, como si de los famosos “inmortales” del antiguo ejército persa se tratara)?

De poco consuelo es aquí el cínico dicho “dentro de cien años, todos calvos”. No sólo porque la calvicie (al menos la masculina) suele aparecer mucho antes de los cien años (el proverbio en cuestión se refiere, en realidad, a la absoluta calvicie de las calaveras), sino porque el apego del ser humano a la vida es tal que cien años os parecen una nadería. Por eso os habéis inventado el mito de la “inmortalidad del alma”.

Y es que, además, en plazos mucho más cortos que ése, puede y suele ocurrir que la Troika, sin ir más lejos (de Bruselas), obligue a recortar presupuestos, y la residencia permanente, el empleo fijo, la plaza definitiva e incluso la pareja estable pierdan de la noche a la mañana el adjetivo, cuando no, incluso, el sustantivo.

Quizá la solución para hacer frente a la angustia de la provisionalidad sea la contraria al escapismo, a la concepción de falsas ilusiones de estabilidad y permanencia, siendo así que el más somero análisis de la realidad muestra lo infundado de esas ideas. ¿Qué tal si cogierais el toro por los cuernos (siempre que la progresiva abolición de las corridas no acabe propiciando la extinción de las diversas ganaderías de bravos astados y privando así de significado a tan castiza expresión)? ¿Qué tal si, como Hamlet, dejarais de tener miedo al sueño eterno y sí, en cambio, a la posibilidad de seguir soñando dentro de él?

Pero, aparcando de momento la superación del miedo a la provisionalidad de vuestra vida, que en definitiva no plantea el problema de qué hacer cuando se acabe, sí deberíais tomaros en serio la necesidad de superar el miedo a las otras innumerables provisionalidades, porque ahí sí que se trata de prever el “día siguiente”. ¿Cómo?

Muy simple: olvidándoos de suscribir créditos hipotecarios, de contraer matrimonio (ni siquiera con carácter temporal, fórmula jurídica que, por cierto, no estaría de más explorar), de tener hijos, de comprar a plazos, de adquirir artículos que exijan mantenimiento (automóviles, especialmente) y, last but not least, de ver series televisivas (eso suponiendo que no hayáis incluido el televisor en el apartado anterior). Con estas y otras medidas similares sólo os quedaría la angustia de saber qué comeríais y dónde dormiríais al día siguiente. Pero si conseguís, como dicen que hacen los futbolistas, pensar sólo en la jornada próxima, el alivio sería grande. Y de paso, vete a saber, a lo mejor acababais cargándoos el sistema actual y propiciando la aparición de otro que os permitiera hacer planes a más largo plazo…