
Desde hace un año cada día seis niños mueren a consecuencia de la guerra. La mayoría son víctimas de explosiones provocadas por bombas arrojadas desde aviones saudíes sin que Ryad haya conseguido ninguno de sus objetivos.
El Presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi, al que querían restaurar, sigue en el exilio y los huzíes a quienes querían sacar de la capital siguen en Sanaa; mientras, los mercenarios saudíes están empantanados en Taíz y Mareb desde septiembre pasado, cuando tomaron Aden con las consecuentes consecuencias negativas para la población civil.
Este fracaso se hizo patente cuando cientos de miles de yemeníes salieron a la calle el día del primer aniversario de la guerra para denunciar la agresión que sufren. En Sanaa los manifestantes desafiaron a los aviones que volaban amenazantes sobre la capital. Era la más grande demostración habida en la capital desde la revolución árabe del año 2011. El propio expresidente Salleh, un aliado de los huzíes que había sido expulsado del poder entonces, en esos vuelcos que tiene la lucha por el poder apareció entre la multitud. Hadi parece haber perdido cualquier apoyo.
Las negociaciones que se suponen empiezan la semana que viene tienen que encontrar una salida política a esta guerra que parece servir a todos –sobre todo a los fabricantes de armas y a la monarquía saudí– menos a los yemenitas. Hasta al-Qaida ha ganado fuerza y terreno en el sur. Hay que decir que Hadi, que supuestamente lo controla, no ha hecho ningún esfuerzo por retomar Mukalla, la segunda ciudad más importante del sur, que provee recursos financieros y humanos a los rebeldes islamistas.
Un año de bombardeos ha dejado al país al borde del colapso. La catástrofe humanitaria está al otro lado de la esquina. La Organización Mundial de la Salud presentó un sumario de los costos humanos de la guerra el día del primer aniversario del inicio de los bombardeos. Más de 6.200 personas han sido asesinadas y 30.000 heridas. 21 millones de yemeníes –el 82% de la población– necesitan ayuda humanitaria. 19 millones no tienen acceso a agua limpia y 14 millones necesitan urgentemente servicios de salud, incluidos dos millones de niños desnutridos y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. En un año 600 centros de salud han cerrado y 63 han sido atacados, entre ellos dos hospitales de Médicos Sin Fronteras. OXFAM ha dicho que 14,4 millones de yemeníes pasan hambre y ha llamado a levantar el embargo de medicinas, comida y de combustible, necesario para bombear el agua de los pozos. UNICEF ha denunciado que los niños han estado un año en sus casas sin poder ir a las escuelas.
Hay un clamor en Yemen –incluso entre sectores que luchan contra los huzíes con las armas en la mano–, el de que Hadi debe renunciar a la Presidencia para abrir el camino a una solución política. Los huzíes han dicho que “el traidor” no será bienvenido en la capital incluso si la guerra termina. Hadi es ampliamente considerado cómplice de Arabia Saudí y sus bombas.
El día 4 de abril Hadi destituyó a su primer ministro y vicepresidente Jaled Bahah –este llamó a la decisión “golpe de Estado constitucional– que los huzíes podían aceptar como un Presidente transitorio, y nombró a Ali Moshen vicepresidente. Un general que podría ser bien visto por los saudíes en caso de que Hadi tenga que sacrificar su cabeza, pero no por los huzíes. Ali Moshen fue el número dos del régimen de Salleh y estuvo al frente de las guerras que el régimen anterior libró contra los huzíes en el norte, hasta que estos lo derrotaran entrando en Sanaa. La CIA lo acusó en el 2001 de ayudar a Bin Laden en Afganistán. Se sabe que sigue manteniendo buenas relaciones con líderes de al-Qaida.
Estados Unidos podría ser un factor importante para acabar la guerra presionando a los saudíes. La mayoría de las bombas que caen sobre Yemen son made in USA y podría cerrar el grifo. Human Rights Watch, una organización de derechos humanos que tiene buenas relaciones con el departamento de Estado, ha denunciado que ha encontrado fragmentos de una bomba de fabricación estadounidense llamada MK-84 durante una inspección en un mercado de la provincia de Hajja, en la localidad de Mastaba. El mercado fue atacado a mediados de marzo. Los aviones de guerra americanos suelen llevar bombas de 252 kilos para reducir los daños colaterales, pero este tipo de munición pesa 907 kilos. Cuatro veces mas mortífera que la ordinaria. Esta demoniaca bomba fue arrojada en el mercado, posiblemente fueron dos –hay testigos que dicen que hubo dos explosiones– al mediodía. Murieron 119 personas, incluyendo mujeres y al menos 25 niños. ¿Qué sentido militar tenía lanzar una bomba semejante sobre un mercado a la hora más concurrida? ¿Por qué Estados Unidos permite ese uso de las bombas que fabrica contra la población civil?
The New York Times publicó el primero de abril un editorial en el que dice que la ayuda de Estados Unidos a Arabia Saudí está relacionada con el interés del Presidente Obama en preservar su alianza con los saudíes, en peligro por sus acuerdos recientes con los iraníes en materia nuclear. Se sabe que Estados Unidos suministra a Arabia Saudí bombas guiadas y de racimo, abastece a los aviones de guerra en vuelo y que un grupo de 45 personas trabaja en Ryad en el centro en el que se decide dónde caen las bombas. Si es verdad lo que dice el periódico, el Presidente Obama parece haber entregado a la población civil, incluida la vida de mil niños, como víctimas de un sacrificio de una población pobre y débil para apaciguar la ira del rico Rey saudí Salman. ¿Es por eso que, avergonzado, esconde su ayuda a los bombardeos saudís tanto como puede? El último año Estados Unidos y Gran Bretaña bloquearon la creación de un comité internacional de investigación sobre crímenes de guerra que podrían haber sido cometidos en la guerra del Yemen. ¿Cómo justificar ataques similares como el del mercado de Hajja?
Yemen se está convirtiendo en la mancha más oscura del Presidente Obama en materia de derechos humanos. Primero fueron los drones y ahora las bombas de la coalición a la que pertenece. La víctima: la población civil.
En Europa el parlamento europeo votó en febrero una resolución apoyando el embargo de armas y el parlamento holandés lo hizo recientemente. Amnistía Internacional y Human Rights Watch habían pedido no vender armas a Arabia Saudí mientras siga bombardeando Yemen. En España, la Comisión de Cooperación Internacional del Congreso ha pedido al gobierno que se revoquen las ventas de armas a Arabia Saudí. El PP votó en contra y Ciudadanos se abstuvo. Una vez más, sangre por dinero.
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