El 21 de julio del 2016 el profesor canadiense Michel Chossudovsky, en las páginas de Global Research, definía de forma gráfica al presidente francés François Hollande: “François, tu es un criminel”. No es para menos; el mandatario galo una vez más se habia cubierto de oprobio.
Pocos días antes, el 14 de julio, se producía el atentado en Niza, causando 84 víctimas mortales. Inmediatamente la “supuesta coalición anti-ISIS” liderada por EEUU y con la participación activa de Reino Unido y Francia perpetraba su venganza. El 18 de julio el objetivo de la aviación estadounidense fue la ciudad de Manbij, población siria cercana a la frontera turca que había sido liberada de los grupos terroristas del ISIS tras semanas de duros combates. A pesar de que los enfrentamientos habían cesado, los bombarderos norteamericanos machacaron la zona asesinando a 21 personas, todas civiles. Obama y Hollande: criminales y asesinos
Lo peor aún estaba por llegar. Sin ninguna prueba, el presidente francés declaró que el atentado de Niza era obra del ISIS y ordenó a la aviación francesa intensificar la campaña de bombardeos en el norte de Siria; sin embargo su ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, cuatro días después de la matanza (18 de julio) y en clave parlamentaria, había asegurado que no había relación entre el asesino de Niza y un grupo terrorista específico. Aunque el ministro del interior y parte del gobierno galo se opusieron a las acciones de represalia indiscriminada, Hollande decidió seguir adelante. El personaje calculó que necesitaba un golpe de efecto para recuperar parte de su crédito político, muy mermado por su deriva represiva, por su apoyo a los grupos terroristas que operan en Siria e Irak y por la oposición social a su reforma laboral. El atentado le daba ocasión para desviar la atención de su nefasta acción política y disputar espacio electoral a la ultraderecha lepenista. Su nivel de aceptación política estaba por los suelos; era hora de recuperarse, puesto que aún confía en presentarse a la reelección presidencial.
En realidad, daba igual quién fuera el responsable del atentado, el cinismo de estos dos personajes, Obama y el “pequeño Napoleón francés”, no tiene límites. ya habían decidido cuál era el objetivo. Hollande, invocando el espíritu de la “nación en armas”, señaló en uno de sus discursos posteriores al atentado: “Fortaleceremos nuestras acciones en Siria e Irak, continuaremos atacando a aquellos que nos atacan”. Inmediatamente después del atentado en la ciudad francesa (exactamente a las 22:00 del 14 de julio y sin pruebas) declaraba que “Francia estaba desconsolada y afligida, pero ella es más fuerte y lo será siempre más que los fanáticos (ISIS) que hoy la han atacado”; intentando proyectar la imagen de que toda Francia había sido atacada por otro estado. En una intervención posterior volvía sobre el mismo tema: ¨Francia está llena de tristeza por esta nueva tragedia… Francia en su conjunto está bajo la amenaza del terrorismo islámico… Tenemos que demostrar la absoluta vigilancia y mostrar que nuestra determinación es inquebrantable”. Hollande tenía la justificación: ahora venía la represalia. El 19 de julio el presidente francés ordenaba el bombardeo de Toukhan al-Kubra, aldea al norte de Manbij controlada por el gobierno sirio. No había elementos del Estado Islámico. Han sido 169 las personas asesinadas, todos civiles, mujeres y niños especialmente. ¿Quién rendirá cuentas?
No ha sido un error de la aviación, François Hollande no va a atacar a sus protegidos. Lo sabíamos y así lo han corroborado parlamentarios galos. Hay pruebas más que concluyentes del apoyo del gobierno francés, el actual y el anterior, al ISIS y a Al-Qaida. Por otra parte, las grandes empresas armamentísticas galas que sin duda han colaborado en la financiación de la campaña presidencial hacen excelentes negocios con Arabia Saudita y Qatar, que son los grandes financiadores de la guerra; posteriormente parte de este material de guerra vendido acaba en manos de los terroristas vía Turquía o Jordania. Sólo así se explica que los grupos terroristas dispongan en abundancia de misiles anticarro Milán de origen francés y en servicio desde 1972.
El gobierno de Damasco ha puesto los hechos en conocimiento del Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon y del Consejo de seguridad de las Naciones Unidas. El Ministerio de Relaciones Exteriores sirio pidió a la ONU y la comunidad internacional “condenar esta masacre perpetrada por Francia”. Nada de esto va a trascender entre otras razones porque París tiene derecho de veto y porque los medios han ocultado las masacres. Las grandes ONGD callan, no pueden criticar al que los financia. Los asesinatos en Munich nos muestran una vez más (¿y cuántas van…?) que el valor de la vida humana no tiene el mismo precio en todos los lugares, es más valiosa la carne de un occidental que la de cientos de civiles en Siria, en Libia o Afganistán.