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ANA MARÍA SHUA
Clase de matemáticas
Pero qué es esto, grito indignado, al ver que mis estudiantes
me reciben con piruetas y payasadas. Saquen una hoja, prueba
sorpresa de logaritmos. La furia convierte mi voz en un rugido.
Afuera se ha reunido gente, otros estudiantes, otros profesores,
que atisban por los ventanales del aula y aplauden con entusiasmo.
Una clase de matemáticas no es un circo, vuelvo a rugir, pero cuando uno de los estudiantes me obliga a subir a la tarima haciendo restallar el látigo, empiezo a dudar, ya no estoy tan seguro.
MARCIAL FERNÁNDEZ
El fantasma
Una noche se dio cuenta de que, si se colocaba una sábana
encima, los niños se asustaban. Sin embargo, lo que les producía
terror era cuando traspasaba paredes.
PEDRO UGARTE
Dirección de los trenes
Allá quedan tus padres, varados en el andén. Te despides agitando
la mano, pero ya no aguantas más, de modo que gritas
que les quieres, más alto, cada vez más alto, mientras ellos se
van haciendo pequeños, cada vez más pequeños, a medida que
el tren acelera cruelmente y se aleja de la estación. Después, no
sabes cómo, el tren vuelve a detenerse y te deja varado en otro
andén. Oyes entonces, por alguna parte, nuevas voces, y dentro
de ellas asoman risas y palabras. Tus hijos aparecen, agitando la
mano, hasta que ya no aguantan más y gritan, desde la ventanilla
del tren, que te quieren, más alto, cada vez más alto, mientras se
van haciendo pequeños, cada vez más pequeños, a medida que
el tren acelera cruelmente y se aleja, también, de esta estación.
PALOMA HIDALGO DÍEZ
El rascacielos
Él se enamoró de mí cuando el ascensor alcanzó la segunda
planta. Yo ya le amaba en la primera. En la décima acepté el
anillo; la boda, íntima, la celebramos en la decimoquinta. Tres
más arriba llegaron los gemelos y la hipoteca. Elevamos sueños
juntos una docena de plantas más, un tiempo perfecto en el que
conjugamos el verbo amar hasta tener a Lea, plantamos el cerezo,
y nos aficionamos a volar en globo. Pero en la trigésima subió
ella, la mujer que ahora vive en sus pupilas. Rezo para que se baje
en la siguiente, yo tendría, otra vez, dos plantas para enamorarle
antes de alcanzar la última.
JUAN ROMAGNOLI
Amor imposible
Durante el día, el ángel se acerca a la playa y espía las olas
para ver si aparece su amada sirena. Durante la noche, ella se
sienta en la playa a esperarlo, sin quitar la vista de la luna. Su
amor es imposible: pertenecen a mitologías diferentes.