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Juca Kfouri: ¿Usted todavía tiene confianza en el último tribunal, en el Supremo?
Lula: Necesito tenerla. Si pierdo la confianza en el Poder Judicial, tengo que dejar de ser político y decir que las cosas en este país solo van a resolverse con una revolución.
Como tampoco creo en el tribunal popular, sigo creyendo en la democracia y en el funcionamiento de todas las instituciones. Que el Poder Judicial cumpla su papel, que el Poder Ejecutivo cumpla su papel, que el Legislativo cumpla su papel y que el sindicato cumpla su papel.
Juca Kfouri: Hubo un estadista que dijo lo siguiente: “El país que torna imposible una revolución pacífica hace que la revolución violenta sea inevitable”. El estadista que dijo eso se llamó John Fitzgerald Kennedy. No fue Fidel Castro, no fue el Che Guevara, no fue Mao. Fue Kennedy. ¿Cómo es eso?
Lula: Tiene razón. El compañero Mino Carta, en 1994, puso en la portada de Carta Capital un titular que decía: “La élite brasileña está llevando a Lula a la izquierda”. Es un camino largo el de aprender a construir el proceso democrático. En 1985 di una entrevista a Folha de São Paulo en la que yo decía que no veía la posibilidad de que un metalúrgico llegase a la Presidencia por la vía del voto directo.
Menos de cinco años después, en 1989, terminé una segunda vuelta con el 47 por ciento de los votos. Descubrí que era posible. Perdimos tres elecciones [1989, 1994 y 1998], pero llegamos. Y pudimos hacer cosas importantes. ¿Qué aprendí? Que llegar al gobierno es diferente de llegar al poder. Ahora bien, es importante tener en cuenta que, a menudo, eso de llegar al poder… Uno comienza a convertirse un poco en un dictador. No quiero controlar el Poder
Judicial. No quiero que el Poder Judicial sea bueno para mí. Cuando recomendé a los jueces para el Supremo Tribunal Federal no fue pensando en que me hicieran algún favor. Mi deseo era que fuesen coherentes con nuestra Constitución y que cumplieran lo que estaba en la Constitución.
Ustedes pueden preguntarles si alguna vez escucharon de mí una frase como ésta: “Querido, voy a necesitarte, ¿eh?” Nunca. No fue para eso que intenté fortalecer las instituciones democráticas.
Entonces, cuando alguien dice que necesita llegar al poder significa que tiene que mandar en todo. Yo no quiero. Creo que lo más agradable de nuestro paso por la Tierra es esa convivencia fraternal en la diversidad. En vez de tener un sin tierra y un campesino que se matan en el campo de batalla, es mucho más bonito verlos debatir en el Congreso Nacional, argumentando, probando todo, votando… Y que gane el que tenga mejores argumentos. Yo creo en eso. Creo que en Brasil, lamentablemente, la democracia no es una regla, es una excepción. Y eso es triste, porque jamás imaginé, después de 1988, que sufriríamos otro golpe. Ellos modernizaron el golpe. Antes comenzaba con una guerra civil. Ahora ya no hace falta. No es necesario dar un golpe militar. Se puede hacer todo dentro de la ley: se construye la mayoría, se logra ganar la opinión pública, la prensa puede prestar un servicio… Si la prensa presta ese servicio, entonces uno puede crear una mayoría en la sociedad que vaya contra el gobierno, y crea también una mayoría de los parlamentarios contra el gobierno y da legalidad a todo. Y sucede lo que estamos viviendo en Brasil desde hace unos años.
Ivana Jinkings: Y el Poder Judicial es totalmente rehén de la prensa brasileña.
Lula: Lo más grave es que falta capacidad de indignación en la sociedad. Pero no es solo indignarse con la democracia. La sociedad no se indigna con la gente que duerme en la calle. La sociedad no se indigna cuando el nuevo gobierno elimina la inversión en ciencia y tecnología, cuando el nuevo gobierno quiere eliminar el FIES, o cuando quieren eliminar el PROUNI, cuando creen que gastar en el doctorado en el extranjero es innecesario. Y eso que no es gente pobre, ¿no? ¿Dónde están los académicos manifestándose contra el recorte de presupuestos para ciencia y tecnología? Eso es lo que me saca de quicio. Pensaba que era la educación, la escuela, lo que le daba conciencia política a una persona. ¡Para nada! Lo que estamos viendo es una banda de conservadores que no tienen el coraje de reaccionar en defensa de sus intereses. ¡El hijo de esos conservadores no va a tener las mismas cosas que tenía hace tres años! Hay una falta de perspectiva… Y si la sociedad no se indigna con eso, ¿cuándo va a indignarse?
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