La irresponsable Kaja Kallas

La irresponsable Kaja Kallis
Lo que piensa la nueva responsable de la política exterior de la UE sobre el conflicto en Ucrania

La primera ministra estonia, Kaja Kallas, recién nombrada jefa de la política exterior de la UE en sustitución de Josep Borrell, en un discurso junto al presidente saliente de la OTAN, Stoltenberg, se expresó de la siguiente manera sobre el conflicto ruso-ucraniano:

«Debemos definir la victoria como nuestro objetivo en la guerra, porque no se puede ganar una guerra si la victoria no se define como su objetivo».

De lo que deducimos, por si a alguien se le había escapado, que ya estamos en guerra con Rusia, simplemente no lo declaramos.

La primera ministra estonia, líder del Partido Reformista estonio (liberal), tampoco ha ocultado nunca sus posiciones. Hace un par de meses se pronunció a favor del desmembramiento de Rusia.  Textualmente: «La derrota de Rusia no sería algo grave. Entonces realmente podría producirse un cambio. Hay muchas naciones que forman parte de Rusia. Si hubiera más estados pequeños, la situación no sería tan grave. No es malo que una gran potencia se vuelva mucho más pequeña.»

En otras ocasiones, Kallas no perdió la oportunidad de demostrar la rusofobia más visceral, expresada entre otras cosas en una verdadera campaña contra la Iglesia ortodoxa rusa, cuyo patriarca Evgeny fue expulsado y cuyo destierro fue solicitado acusado como perteneciente a una «organización terrorista».

(Cabe recordar que en Estonia alrededor de una cuarta parte de la población habla ruso y, hoy en día, se la percibe como ciudadanía de segunda clase).

También es destacable la representatividad democrática de Kallas, que preside la política exterior de la UE como primer ministro de un país con la población de la región de Venecia (pero con un PIB un tercio inferior).

Se dirá lo que se quiera, ¿pero al menos su pueblo la ama?

Quizás, pero se diría que tímidamente, teniendo en cuenta que en una encuesta del pasado mes de diciembre el 71% de los estonios pedía su dimisión.

En resumen, al frente de la «diplomacia» europea, en una fase de potencial guerra nuclear con Rusia, los dirigentes europeos han decidido colocar a una figura sustancialmente desprovista de legitimidad democrática, manifiestamente rusofóbica y que, como se ha dicho, no considera ningún plan B hacia Rusia: sólo existe el plan A, derrotarla.

Ok, pero, por favor, no digas que no te habían advertido.

 

Fuente: l’AntiDiplomatico

 

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