Francamente, no entiendo cómo funciona la política moderna. En mis tiempos de gloria, había varios tipos de regímenes políticos: monarquías, oligarquías y democracias. En las monarquías gobernaba un solo individuo hasta que se moría y allí no había nada que discutir. En las oligarquías gobernaba un grupo de individuos poderosos (por lo general, los más ricos) y tampoco había gran cosa que discutir. Y en las democracias gobernaban por turnos varios individuos seleccionados entre todos los ciudadanos; la manera de seleccionarlos podía variar: podía ser mediante votación o mediante sorteo. Y ahí sí que había mucho que discutir (de hecho, en ese tipo de régimen, la gente se pasaba sus horas libres discutiendo).
En cambio, ahora, por lo que veo, no hay prácticamente ningún país donde se pueda decir que el gobierno se ajusta exactamente a uno de aquellos regímenes (con la excepción de la oligarquía, que parece ser aún bastante frecuente).
En efecto, se habla de “monarquías parlamentarias”, que parece ser un híbrido de democracia y monarquía (algo que no me cabe en la cabeza, y mira que la tengo gorda). Nadie habla, en cambio, de oligarquías (ni siquiera en los casos antes aludidos). Y, sin embargo, casi todo el mundo está de acuerdo en que los que mandan de verdad en todas partes son los más ricos.
Claro que, según parece, esos que mandan no lo hacen directamente, sino obligando a los gobernantes a hacer lo que ellos quieren. No le veo la gracia: antes, como mínimo, la cosa estaba clara y la gente sabía a qué atenerse: o había democracia o había oligarquía (dejando de lado la monarquía, que en mi época se veía cada vez con más recelo porque en la práctica se convertía siempre en tiranía).
De manera que, si volvieran a nacer Platón o Aristóteles, lo tendrían muy complicado para escribir sobre política: no sabrían cómo llamar a los regímenes actuales. Cierto que Aristóteles, por ejemplo, sí que consideró la posibilidad de un régimen intermedio entre la oligarquía y la democracia, al que llamó algo así como “constitución”, que luego en latín se tradujo como “república”. Su idea era que, más que los individuos, gobernaran las leyes, es decir, que, por encima de las decisiones corrientes que todo gobierno debe adoptar día a día, hubiera una serie de leyes fundamentales que ningún gobierno pudiera infringir, ni tampoco modificar sin pasar por un procedimiento establecido en esas mismas leyes.
¿Es eso lo que predomina hoy día? Según dicen los medios, parece que sí. Pero por las noticias que me llegan continuamente, diría que lo que hay en realidad es un extraño sistema en que la gente elige gobernantes (dentro de una “oferta” bastante cribada y reducida, por cierto) como si estuvieran en una democracia. Y luego van los oligarcas y, cuando los votantes han vuelto a sus casas, hacen todo lo posible (que parece que es mucho) para que los elegidos actúen como a ellos les gusta.
No sé, quizá el remedio consista en que la gente, después de votar, no se quede tanto tiempo en casa…