La mañana del domingo 16 de julio de 1967, John Coltrane fue llevado rápidamente al hospital aquejado de un fuerte dolor de estómago, y allí le diagnosticaron un cáncer de hígado. Murió al día siguiente, dos meses antes del que hubiera sido su 41 cumpleaños. En su funeral se leyó su poema “A Love Supreme”, y tocaron los cuartetos de Albert Ayler y de Ornette Coleman. Ayler recuerda que durante su actuación se paró dos veces para gritar, no con el saxo, sino con su voz; el primero fue un grito de dolor, y el segundo de alegría porque la música de Coltrane iba a seguir viva.
Pero a los dos años de la muerte de Coltrane, el movimiento del free jazz entró en crisis. ¿Por qué? Es evidente que las repentinas y trágicas muertes de Coltrane y de Albert Ayler dos años más tarde privaron al movimiento de sus principales motores. Fue un golpe del que el sector no pudo recuperarse. Los asesinatos de Martin Luther King y de Malcolm X tuvieron un impacto similar sobre la lucha contra el racismo en EEUU. Además, mientras el movimiento del Black Power se hacía pedazos, por una combinación de represión estatal y de divisiones internas, ¿a alguien le extraña que una música que estaba tan íntimamente vinculada al movimiento también se viniera abajo?
Creo además que es posible establecer algunos paralelismos con el arte visual abstracto. Los artistas que desnudan su arte hasta el punto de pintar una tela blanca de negro o de un solo bloque de color, han llevado su forma de arte al límite de la abstracción. Coltrane produjo el equivalente a la tela blanca con Ascension, igual que hizo Albert Ayler con su álbum Spiritual Unity. Este paralelismo no puede llevarse al extremo, ya que el free jazz estableció una relación mucho mayor con su público y fue en gran parte una música de su tiempo. En muchos sentidos, Coltrane, Ayler y Coleman llevaron el free jazz tan lejos como fue posible, pero lo importante es recordar que Coltrane y los demás crearon también una nueva tela, nuevas estructuras a partir de las cuales otros pudieron iniciar un nuevo camino, una base sobre la que los músicos que siguieron pudieron aportar sus propios y únicos sonidos.
Además, cuando Coltrane murió el free jazz ya se hallaba en un callejón sin salida. Igual que el swing, el bebop y el hard bop, el free jazz se quedó sin energía musical. Muchos de los fundadores del free jazz acabaron entrando en la academia. Los cursos sobre historia y música Negra proporcionaron trabajos estables a muchos músicos, alejándoles de la interpretación regular. Pero algunos, como Sunny Murray, Cecil Taylor y David S. Ware, siguieron llevando la antorcha del free jazz durante los años 70, 80 y 90.
En algunos sentidos, muchos intérpretes de free jazz se sentían orgullosos de que su música no fuera comercial. “No somos animadores, estamos creando arte” era una frase muy repetida. Creo que este es un punto de vista perfectamente válido. De hecho, yo iría más lejos y diría que es esencial, para la evolución del jazz, que más artistas intenten buscar nuevas formas de expresión. La complejidad técnica de la música y la falta de melodía hizo que esta modalidad fuera demasiado abstracta para la mayoría de sus seguidores, y mucho más para el gran público. Los que iban a los conciertos de free jazz eran muchas veces otros músicos de jazz y revolucionarios. Esta música no pudo llegar al gran público, y nunca conectó con los jóvenes Negros y blancos. El Art Ensemble of Chicago, uno de los grupos de jazz más estimulantes del avanti garde, se encontró una vez actuando ante un público de sólo tres personas en su propia localidad de origen.
Actualmente, las cosas son diferentes. Las ideas musicales que Coltrane produjo y que en su momento con mocionaron a los críticos y desconcertaron a muchos de sus fans han sido incorporadas a los preceptos del jazz. Muchos músicos de jazz conocidos, como Joshua Redman, Courtney Pine, David Murray y Kenny Garrett incorporan frecuentemente algunas de las técnicas más complicadas de Coltrane en sus piezas. Y muy pocos se inmutan. 30 años después de ser interpretadas por primera vez, muchas de las ideas musicales de Coltrane son apreciadas, disfrutadas y comprendidas.
Hacia el final de su vida, Coltrane se preocupó cada vez más por la dirección musical que iba adoptando. Justo antes de su muerte, él y su grupo tenían que dar un concierto en Detroit. Iban a compartir el escenario con Thelonious Monk y su grupo. El grupo de Monk llegó, pero la sección rítmica de Coltrane quedó atrapada por la nieve. Sólo llegaron al local John y Alice Coltrane, y Coltrane acabó tocando con Monk. Interpretaron sobre todo música de Monk, piezas de su álbum de 1957. Después del concierto, el promotor le dijo a Coltrane: “De hecho estoy contento de que tu sección rítmica no llegara esta noche”. “Sabía que dirías eso”, respondió Coltrane, “¿Sabes?, a veces me pregunto si lo que estoy haciendo ahora es la forma correcta de interpretar”.
El segundo golpe fue asestado incluso antes del desarrollo del “nuevo jazz”. Fue la emergencia del rock and roll y del rhythm and blues (o la música soul, como se conoce hoy en día). El rock y el soul llevaron al jazz hacia los márgenes del mundo de la música. Según la revista Billboard International, en 1972 sólo el 1,3% de todos los discos vendidos en EEUU eran de jazz, ante más de un 75% de las ventas atribuidas a los artistas de rock y soul. No muchos jóvenes tarareaban la música de John Coltrane —estaban bailando en las calles al ritmo de Motown y de los Beatles. El rock, el funk y el soul eran ritmos furiosos y rebeldes. Expresaban de forma mucho más directa y dinámica el espíritu de los tiempos. Durante los años 30 y 50, cuando el jazz estuvo en su momento álgido, los músicos que querían hacer declaraciones sobre el mundo en el que vivían estaban obligados en gran medida a codificar sus mensajes. 25 años más tarde, James Brown podía cantar abiertamente “Say it Loud —I’m Black and I’m Proud”, y Aretha podía exigir “Respect”, y eso no perjudicaba sus carreras musicales.
La creciente popularidad del soul y del rock obligó al jazz a adaptarse. A finales de los 60, Davis, igual que otros músicos de jazz, se vio influenciado por el funk. Combinó el jazz con el funk de James Brown, el soul de Sly Stone y el rock de Jimi Hendrix. El resultado fue Bitches Brew, un álbum que cambió la apariencia del jazz. Introdujo el jazz–rock y el jazz–fusión, un estilo de jazz que se impondría en los años 70.
Actualmente, el jazz es más popular de lo que ha sido durante décadas, y forma parte integrante del establishment. El gobierno estadounidense promueve en todo el mundo a la Lincoln Centre Jazz Orchestra de Wynton Marsalis. El jazz se estudia en casi todas las universidades del país, y sigue ejerciendo una influencia importante en un amplio abanico de ritmos —el latin jazz, el rap y el rock. La influencia del free jazz puede percibirse en la música de artistas de hip hop como DJ Shadow, Anti Pop Consortium y Q Tip, y de músicos de drum and bass como Afronaught, Roni Size y DJ Spooky.
Miles Davis escribió en su autobiografía que el jazz se estaba convirtiendo en una “música de museo”6. Y es justo afirmar que ya no se encuentra en la vanguardia de la música Negra. Muchos músicos de jazz parecen contentarse intentando dominar las técnicas de sus héroes musicales. En lugar de marcar el ritmo, ahora se siguen las huellas de otros. Pero esta no es la primera vez que el jazz se enfrenta al estancamiento musical. A finales de los años 20, y de nuevo a principios de los 50, el jazz perdió tanto popularidad como fuerza musical. Pero las músicas pueden resucitar. Hace 20 años, por ejemplo, la música country estaba estancada, pero recientemente una nueva generación de músicos ha vuelto a las raíces y ha redefinido el sonido del country.
Que el jazz esté en declive explica en parte por qué la música de Coltrane está viviendo un renacimiento. Musicalmente, representa el momento álgido del jazz durante la segunda mitad del siglo XX. Prácticamente todos los álbumes de Coltrane han sido reeditados. Los llamados álbumes del “Classic Quartet” están universalmente considerados como unas de las mejores grabaciones de jazz de todos los tiempos, y la influencia de Coltrane resplandece a través de la música de casi todos los saxofonistas modernos. Igual que ha pasado con otras formas de arte, que al principio fueron consideradas vanguardistas, la música de Coltrane ha pasado de estar en los márgenes de la expresión cultural a formar parte de lo convencional.
Así pues, ¿qué dirección tomará el jazz en el siglo XXI? Creo que es pronto para decirlo. Pero en las inmortales palabras de Charlie Parker: “Es imposible saber qué estarás pensando mañana.
Pero puedo asegurar que el jazz no va a pararse. Seguirá evolucionando”.
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