El cuento de la princesa Kaguya

El cuento de la princesa Kaguya
Cuenta la leyenda, que hace mucho, mucho, mucho tiempo, un leñador encontró a una niña muy pequeña dentro del tronco de un bambú. Así empieza uno de los cuentos populares más antiguos de Japón, una fábula a veces conocida como «La leyenda de la princesa de la Luna» o «El cuento del cortador de bambú», que se traslada del imaginario japonés a la animación cinematográfica de la mano de un maestro clásico del género, quien crea una película para niños y mayores llena de sensibilidad y belleza.

Dentro del cine de animación, es difícil ver una muestra de trabajo artesanal en un género dominado por las producciones enteramente digitales. Gracias a la tecnología se han creado películas más dinámicas y espectaculares, aunque también se ha relegado a la categoría de «rarezas» a cintas cuya razón de ser es su delicadeza de trazo y narración. Si más que milenaria es la historia de «El cuento de la princesa Kaguya», también posee una gran tradición dentro del anime el nombre que se encuentra detrás de esta adaptación, Isao Takahata. Suyas son las película de animación «La tumba de la luciérnagas», «Mis vecinos los Yamada», «Pompoko» y la legendaria serie de los 70 «Heidi». El nombre de Isao Takahata había caído recientemente en cierto olvido, ya que solo se había oído hablar de él en los últimos años por una recopilación de los primeros capítulos de la serie «Ana de las tejas verdes», originariamente de finales de los setenta y que muchos espectadores nostálgicos recordarán. Sin embargo, en todo este largo tiempo sin estrenar una película, su nombre no ha estado solo en la memoria sino que también se encontraba detrás del telón, tras el Studio Ghibli, considerado como uno de los mejores estudios japoneses de animación y que fundó conjuntamente con Hayao Miyazaki, otro de los clásicos maestros del género y director de las conocidas «Ponyo», «El viaje de Chihiro» y «La princesa Mononoke», entre otras. Pero Isao Takahata no había dirigido ninguna nueva película en catorce años. Tras su ausencia y a sus ochenta años, «El cuento de la princesa Kaguya» bien podría ser su despedida.

kaguya_1Isao Takahata regresa, tras tanto tiempo, fiel a sí mismo, con una animación dibujada y pintada a mano, y con una bella y conmovedora historia. La aparente sencillez de su aspecto recuerda a las antiguas acuarelas japonesas, abiertas en su composición y de cierto minimalismo, pero cuya composición no esconde su elegancia y una gran fluidez visual. Poco artificio y saturación hay en sus fotogramas, poseedores de un aspecto de otro tiempo, como su cuento, donde abundan escenas de dibujo más pausado junto con secuencias puntuales de gran movimiento que reivindican que la carga y bosquejo de un simple trazo puede resultar más impactante y espectacular que una secuencia digital.

Su historia, transmitida en la cultura popular japonesa de generación en generación, aborda con un acercamiento para todos los públicos una narración sobre la felicidad, la libertad de crecer siendo uno mismo, una defensa de la vida en la naturaleza versus la construcción de la sociedad en la ciudad, el sistema de valores de la nobleza basado en la riqueza y lo irrisorio de muchas convenciones sociales. Para quien no conozca el desarrollo de la historia y dependiendo de la edad de quien la vea, en varios momentos hay una ligera sobrecarga argumental, principalmente en su tramo final, pero que nunca desluce la belleza y emotividad de la película. Como muchas de las películas de los estudios Ghibli, también hay un poso de nostalgia que fluye por debajo.

kaguya_3Aunque «El cuento de la princesa Kaguya» se encuentra arraigado en la tradición japonesa y se muestran muchas de las costumbres y convenciones pasadas de esta sociedad, la película logra crear un argumento a favor del carácter universal de los cuentos populares. Cierto es que muchos países no comparten la importancia que tiene el bambú de igual modo que la cultura japonesa o no tienen dentro del canon de belleza femenino la tradición de que las mujeres nobles se tiñan los dientes de negro, pero los temas, motivos y convenciones que contiene el filme son fácilmente equiparables y entendibles, haciendo que la carga de su historia y su desarrollo pueda cruzar fácilmente fronteras y culturas.

«El cuento de la princesa Kaguya» es una película para todos los públicos pensada para una audiencia familiar. Se presenta con su versión original japonesa subtitulada y una versión doblada al inglés, y puede que una versión en castellano esté menos disponible en los cines. Este hecho, junto con su prolongado metraje de dos horas y cuarto, puede hacer que «El cuento de la princesa Kaguya» resulte un poco larga para algunos niños.

Fue una de las nominadas al Óscar como mejor película de animación en la pasada edición, y verla agrupada en esta categoría junto con títulos como «Big Hero 6», «Cómo entrenar a tu dragón 2» o «Los Boxtrolls» resulta extraño. La visión que tiene Isao Takahata de la animación es completamente diferente. Ve su composición como una narración en un soporte artístico, como un cuento de hadas para pequeños y también grandes contado con una sensibilidad lejana: es bello, emotivo y poético. Si éste es su adiós, es una hermosa despedida por parte de una leyenda.

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Ficha técnica:

Dirección: Isao Takahata.
Año: 2013.
Duración: 137 min.
Idioma: Japonés.
Título original: Kaguyahime no monogatari.