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El director británico Peter Greeenaway afirma que esencialmente ha habido dos grandes descubrimientos en la construcción cinematográfica de una película: “el ojo o la mirada, pero pienso que aparece en la pintura desde el mundo antiguo de Egipto, y el otro es la teoría del montaje y, por supuesto, Eisenstein es el principal responsable de, quizás, la única singularidad, la única nueva e innovadora invención estética que ha sido parte integral de las nociones del cine.”
Serguéi Eisenstein es uno de los nombres del cine soviético que sobrevive en la historia cinematográfica entre el semirecuerdo de sus películas como “El acorazado Potemkin” o “Iván el terrible” y el semiolvido de su contribución teórica. En la época actual, dominada por la revolución causada por los efectos digitales en el cine, parecen muy lejanos los años 20, cuando la técnica cinematográfica estaba iniciando la exploración de sus posibilidades. Pero ideas como que “las representaciones aisladas son estructuradas en una imagen” a través del montaje, logrando así “una idea que surge de la colisión dialéctica entre otras dos, independientes la una de la otra” fueron el inicio de una teorización sobre el montaje llevada a cabo por Eisenstein y una revolución acerca del montaje que sigue vigente hoy en día.
Greenaway, quien considera que estamos asistiendo al ocaso del cine, rinde un personal homenaje a uno de sus padres: “yo argumento que el cine se está muriendo o está muerto. Ciertamente está cambiando muy rápidamente, así que quizá ahora es el momento de hacer una película acerca del más grande practicante y yo afirmaría que es Serguéi Eisenstein.” Y el director realiza este tributo con los dos grandes descubrimientos que destaca: el montaje y una mirada que tiene un ojo apuntando hacia atrás en el tiempo y otro enfocando las posibilidades visuales más contemporáneas.
La estancia de Eisenstein en México durante los años 30 para rodar la película “¡Que viva México!”, tras su intento fallido de entrar en Hollywood, le sirve a Greenaway para construir un guión sustentado en dos de sus grandes temas favoritos, Eros y Tánatos, durante el despertar homosexual de Eisenstein. Greenaway, fiel a su estilo lleno de artificio y plasticidad, utiliza todos los efectos visuales que uno puede llegar a imaginar, como movimientos rotatorios de 360 grados en una conversación, división de la pantalla en tres partes, sobreimposición de fotografías y tantos otros que sería imposible listarlos todos. Muchos son un claro homenaje a la propia técnica de Eisenstein, otros no es difícil imaginar que son lo que Grenaway considera que sería lo que el director ruso hubiera hecho hoy en día. Visualmente la película es pura imaginación y, aunque a momentos puede desbordar la capacidad de asimilación, contradice a su propio director puesto que demuestra que hay vías de exploración poco transitadas en el cine en cuanto a montaje.
Narrativamente y en su condición de biopic, “Eisenstein en Guanajuato” se pierde rápidamente en dirección contraria. Se sacrifica el profundizar en el personaje principal para resaltar los fuegos artificiales de su aspecto visual y la película se centra en una historia amorosa que no consigue sustentar la narración. Aunque el actor principal Elmer Bäck lleva magníficamente el tono altamente divertido y el ritmo frenético que la película posee, poco puede hacer para evitar que el guión se quede pequeño para tan gran despliegue de pirotecnia. A Eisenstein nunca se le ve rodar un solo plano y por detrás del telón de la película se vislumbran a Charles Chaplin, Upton Sinclair, Frida Kahlo, Diego Rivera, Trotski y muchos otros que, incorporados con mayor protagonismo en la agitada y exaltada narración, hubieran abierto las posibilidades del filme.
Peter Greenaway, quien a sus 73 años tiene más de ocho guiones listos y grandes problemas para encontrar el tiempo y la financiación que necesitan sus proyectos, ha anunciado que rodará en breve una continuación. Las autoridades rusas han manifestado su disconformidad por el tratamiento de la homosexualidad de Eisenstein, la cual se aparta de la doctrina oficial, y su rechazo en colaborar con el retorno cinematográfico de Eisenstein a Europa y Rusia tras su estancia en México. Sería una gran pérdida que el proyecto se viniera abajo. “Eisenstein en Guanajuato” no es un biopic que penetre en el personaje, en este aspecto la película arrastra un gran lastre y el personaje principal parece que nunca abandona el dormitorio, pero es una película consciente de sí misma, del legado que está homenajeando, del respeto con el que cómicamente trata a Eisenstein y una ventana de aire fresco a una forma de concebir el cine. Greenaway no muestra el fin del cine a través de sus inicios, todo lo contrario, lo rejuvenece del cansancio y la monotonía que se aprecia en la concepción de muchas películas contemporáneas.
Ficha técnica:
Director: Peter Greenaway.
Protagonizado: Elmer Bäck y Luis Alberti.
Año: 2015.
Duración: 105 min.
Idioma: Inglés.