Denim and Leather

Foto del grupo Guilty as Sin
Hace casi un año se frustró la cita prevista para ver a tres viejas bandas de rock. La muerte del líder de Mötorhead, Lemmy Killmister, nos dejó sin poder despedirnos del ya muy enfermo bajista de voz cavernosa y sin comprobar el estado de forma de los veteranos Saxon y las, en su momento, rompedoras y frenéticas Girlschool. Pero todo llega.

El pasado 17 de diciembre en Vistalegre, en Madrid, la noche anterior lo habían hecho en Bilbao, comparecieron los supervivientes –a las Girlschool también las abandonó en 2007 Kelly Jonson, tras seis años de lucha contra el cáncer – acompañados por savia joven, ’77, una banda barcelonesa con escaso predicamento en nuestro país pero que no paran de girar con éxito por Europa.

Kelly Jonson

Kelly Jonson

Los Saxon se formaron allá por 1976, y dieron lugar con Iron Maiden, Diamond Heads, o las mismas “colegialas”, a la Nueva Ola del Heavy Británico. Telonearon a Mötorhead o a Nazareth, aunque su verdadero éxito comenzó con la década de los ’80 y el lanzamiento de su Wheels of steel, participando en el primer Monsters of Rock, en el que compartieron cartel con Rainbow, April Wine, Scorpions, Riot o Judas Priest . Fueron los años de gloria, de llenar pabellones y manejar a la audiencia con bien dirigidos silbidos que Biff Byford, su irrepetible cantante, modulaba desde el escenario. Si Judas Priest sentaban las bases del modelo clásico del heavy, y los Maiden alcanzaban el estrellato en un peculiar camino que los identificaba sin problemas, los Saxon intentaron conquistar el mercado norteamericano sin demasiado éxito, pagando el peaje debido, ablandando su crudeza y coqueteando con el glam o el power. No fueron sus mejores momentos, pero pronto enderezaron el rumbo y hoy continúan surcando las embravecidas aguas del rock duro siendo una referencia para grupos como los mismísimos Metallica. Ya no tienen veinte años, es verdad, pero sí buenas razones para convencer al público de que, en directo y en estudio, no defraudan. Y la pasada noche no lo hicieron, desde luego: un despliegue de energía, de entrega y habilidad. Estupendos, ni un pequeño pero. Byfford no solo mantiene una voz inagotable, sino que también lidera a su banda con una convicción tan tranquila y sólida, y simpatiza con el público de tal forma que cada tema parece un homenaje.

Ellas, como muchos de los que estábamos allí, tampoco tienen ya veinte años. Su primer sencillo salió en el 78, y calentaron entonces a la audiencia para gente como Black Sabbath, Uriah Heep, Rush o Mötorhead. De hecho Lemmy las respaldó desde el primer momento. El inevitable elemento sexual que las acompañaba en sus comienzos, acrecentado por destacar en un mundillo masculino y a menudo machista, ha desaparecido, naturalmente. No hay atajos: son cuatro mujeres tocando con demoledora fuerza rock duro. Si te gusta, te gustan. Si no, te has equivocado de concierto. La noche del 17 parecía que todos habíamos acertado. Les falló el sonido, impidiendo escuchar bien los punteos de Jackie Chambers, pero la contundencia en la batería de Denise Dufort, manteniendo a pulso al grupo, hacía perdonar los fallos. Impresionantes.

La banda de los hermanos Valeta dejó claro desde el comienzo de qué iba la noche: rock duro a toda máquina. Su sonido y estética setentera son perfectas, sonaron impecables, y el dominio del escenario de L.G. Valeta, disparando como una metralleta con su guitarra y tocando entre el público como un demonio, convierten sus directos en un espectáculo de primer orden.

Denim and leather, uno de los temas más queridos de los primeros Saxon, y que en esta ocasión se reservaron para el segundo bis, casi para cerrar, fue en su momento casi un himno: un modo de vida, una forma de enfrentarse a los padres, a los profesores, disfrutar con los amigos y mirar a los demás con cierta chulería. Los vaqueros desgastados, las chupas de cuero, las melenas, los pendientes… Era heavy, es rock y no tenía que gustarle a todo el mundo. Más aún: no debía. Muchos seguimos divirtiéndonos con ello. No es que te pongas chulo, es cierto, pero sí que sales de sala con una sonrisa de oreja a oreja y la sensación de que sí, de que el tiempo pasa, pero que hay cosas que no cambian.

En 2015 Girlschool publicaron su último disco, Guilty as sin. Saxon, en los últimos meses han sacado nuevo disco de estudio y un directo con DVD, grabados, precisamente, durante la gira que tuvieron que interrumpir tras la muerte de Killmister, al que las tres bandas homenajearon con sendos temas de los maestros. No viven, pues, de las rentas. Lo demuestran en cada concierto, en cada nueva ocasión en la que, como ahora, con esas trepidantes colegialas compañeras de generación y de carretera, y con los audaces y más que sólidos ’77, dan una lección de estilo, garra y magnífico rock & roll. Con chupa de cuero o cazadora vaquera, eso es lo de menos. The eagle has landed.

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