Criptomonedas e imperialismo

CRIPTOMONEDAS, NUEVO PODER ESTADOUNIDENSE Y LUCHA INTERIMPERIALISTA EN TERRENO VIRTUAL

Por Fosco Giannini

Es un nuevo campo de batalla y especulación privada alimentada por los intereses de Trump, su familia y la camarilla de la Casa Blanca. Lo más apropiado es citar a Lenin: “En ningún país del mundo el poder se manifiesta tan brutalmente como en Estados Unidos, donde un puñado de multimillonarios, de manera abiertamente corrupta, ejercen todo el poder”.

Ya he escrito y argumentado, en otros artículos, editoriales y capítulos de mi último libro, Manuale popolare per la costruzione del partito comunista , Ventura Edizioni, cómo el capitalismo norteamericano (no sólo el representado por Elon Reeve Musk, dueño de Tesla, SpaceX, Open Al, GpT-4, X Social network, antes Twitter, etc., sino el de todo Silicon Valley, más Jeff Bezos de Amazon, más Mark Zuckerberg de Facebook-Meta y otros imponentes representantes de la especulación digital ahora planetaria dirigida, además, a la extensión del “capitalismo de control” a escala global) ya se está volviendo consustancial al mismo poder político e institucional estadounidense. En un conjunto inquietante por el empuje hacia las guerras, económicas y militares. Lo que queremos destacar, en esta intervención, es la coexistencia, en el aparato general del capitalismo norteamericano que envuelve a Trump y su poder en sus espirales, haciéndose usar y usando a Trump, del nuevo y gran poder económico, ya de carácter imperialista, de las criptomonedas, pues al carro de Trump se han subido también Peter Thiel, el nuevo y gran magnate de la economía digital, «corazón de las tinieblas», por sus fechorías perpetradas en guerras financieras y voz de la extrema derecha, no solo estadounidense, y Max Levchin, el fundador del ahora global, y un tanto mafioso, servicio online de PayPal.

La simbiosis entre el capitalismo norteamericano con la presidencia de Trump y con toda su Administración y, más aún, con todo el mundo de la corrupción y la especulación, de todo el sistema económico-financiero-empresarial “trumpiano” (una simbiosis tan delincuencial-mafiosa que evoca la obscenidad de la acería alemana Krupp en su financiación del ascenso de Hitler), esta simbiosis también ha permitido que las empresas de Trump, las de los hijos y la esposa del nuevo presidente, se interpenetren, y luego se vuelvan autónomas, con las multinacionales de las criptomonedas, cuyos dirigentes, además, han sido recompensados ​​por el magnate de la Casa Blanca por tanta hospitalidad en los oscuros subterráneos de la especulación y el beneficio negro de las monedas digitales, mediante la concesión, a éstas, de jugosas prebendas institucionales y roles de gobierno, especialmente en los nodos de la Economía, el Tesoro y la dirección nacional de la Inteligencia Artificial y las criptomonedas. Y es a partir de esto que David Sacks, emperador del reino privado de la Inteligencia Artificial y la economía digital, «será –como escribió el Washington Post– el nuevo y sin precedentes zar de la inteligencia artificial y las criptomonedas en la Casa Blanca: dos áreas cruciales para el futuro de la competitividad estadounidense». Es decir: el Quinto Capitalismo, en sus cuatro versiones de vanguardia tecnológica; de poderoso extractor de plusvalía planetaria sobre poblaciones enteras de trabajadores; de organizador, a escala global, del «capitalismo de control» y de forjador de un sentido común global subordinado, se convierte en un Estado, un Estado norteamericano.

Consustancialidad, o dialéctica del poder reaccionario: ¿qué gana el gran capitalismo tecnológico estadounidense y, específicamente, su ala de criptomonedas, al haberse unido en torno a Trump hasta el punto de convertirse en un Estado en sí mismo, un Estado Trump y un Estado por derecho propio? Obtiene total libertad para su propio movimiento expansivo en los mercados internos norteamericanos y total libertad de penetración, control y hegemonía en los mercados europeos y mundiales. Una libertad de movimientos, para todos los grandes productores tecnológicos estadounidenses y exportadores de bienes intangibles (Netflix, Facebook, Meta, Meet, propiedad intelectual, patentes, activos intangibles, software, licencias, regalías) que, especialmente con respecto a la UE, permite a Trump tolerar con indiferencia las represalias europeas a su guerra arancelaria, y esto también porque los bienes intangibles exportados a los países de la UE por los gigantes tecnológicos estadounidenses, atrayendo un flujo de ganancias hacia los EE. UU. enormemente superior al flujo de ganancias que desde los EE. UU. se envían a la UE en virtud de los bienes materiales europeos que ingresan a «América», inclinan la balanza comercial entre EE. UU. y la UE hacia América.

¿Qué ganan con ello el imperio económico de Trump y la propia vasta familia empresarial imperialista “trumpiana”? Ganan la oportunidad de convertirse en “socios” de grandes grupos semimafiosos que poseen criptomonedas de propiedad privada y se han convertido en propiedad estatal, un estado “trumpiano” estadounidense. Para luego convertirse en agentes autónomos de las ganancias de las criptomonedas.

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El pasado 25 de marzo, en un destello de lucidez, el ministro de Economía italiano, Giorgetti, declaró: «Se habla mucho de los aranceles estadounidenses, pero me preocupa especialmente el uso de las criptomonedas, o mejor dicho, las stablecoins (esas criptomonedas que pretenden anclar su valor de mercado a un valor de referencia externo, como el dólar, el oro u otra materia prima de alto linaje económico, ed.) que, al anclarse al dólar —continuó Giorgetti— reafirman su señoreaje global».

Giorgetti comprendió y destacó el enorme peligro inherente a la libertad y al poder de movimiento de las criptomonedas, que entran en juego como un nuevo ejército, armado hasta los dientes, en un momento en que China y todo el mundo Brics-plus intentan emprender el camino de la sustitución del dólar en los grandes movimientos económicos y comerciales de las inmensas áreas de Eurasia, Asia Oriental, África y América Latina.

Trump, en su asociación con los grandes y oscuros grupos estadounidenses de criptomonedas, entra en juego fuertemente, y lo hace tanto para defender los intereses de estos mismos grupos, como para reafirmar el liderazgo del dólar contra cualquier intento de liberación de la moneda estadounidense que provenga de China y de todo el mundo multipolar, y por los intereses de su propio imperio económico y de la propia familia Trump.

¿Por qué podemos decir esto? El pasado 24 de marzo, el nuevo presidente estadounidense anunció el lanzamiento de Usd1, una stablecoin, una moneda digital, una moneda virtual privada con el objetivo de transformarse en el dólar digital –el término Usd1 ya evoca semánticamente al dólar– para los intercambios internacionales entre inversores soberanos y grandes grupos e instituciones financieras. Si Usd1 es una moneda virtual privada, ¿qué empresa privada está a cargo de ella? Su dirección está a cargo de World Liberty Financial (WLF), una empresa controlada en un 60% por la familia Trump.

El WLF «trumpiano», fundado en septiembre de 2024, se creó con un capital inicial de 550 millones de dólares, procedente de inversores en gran medida anónimos, pero unidos por el doble objetivo de obtener beneficios y el de defender y reforzar el papel hegemónico mundial del dólar. Objetivo a alcanzar mediante la implementación de una criptomoneda, el Usd1 (declaradamente anclada al «greenback»), que tiene una naturaleza muy diferente a la de bitcoin & co (una criptomoneda sin vínculos con otras monedas o valores y, además, con muchas, actuales, dificultades). Tanto es así que Wfl ha declarado desde sus inicios que por cada Usd1 puesto «en el mercado» habrá una reserva igual en dólares, que los inversores de Wfl siempre podrán canjear y siempre podrán volver a convertir el dólar digital en moneda actual.

Este vínculo total entre la criptomoneda digital (bajo el poder privado de Trump) y el dólar real se ofrece como un paradigma absoluto de la nueva naturaleza del poder norteamericano, una simbiosis total entre el capitalismo de las grandes tecnologías (dentro del cual los poderes privados de las criptomonedas juegan un papel central) y el mismo poder político e institucional estadounidense.

¿Cuál es el beneficio “personal” de Trump (de sus empresas, de su familia) en todo esto? El mecanismo que implementa la criptomoneda “trumpiana” Usd1, anclada al dólar real, permite, y más aún permitirá, a todo el mundo privado trumpista enriquecerse desproporcionada e indecentemente a través de la recolección de cupones e intereses de esas actividades financieras “crípticas” que se mueven, a través de la moneda “imaginaria” Usd1, en los mercados virtuales.

Que los beneficios del mundo privado de Trump no tienen nada de virtual, aunque se acumulen en un universo financiero «surrealista», lo demuestra la materialidad de los números: ya en las primeras publicaciones en los mercados financieros virtuales, la criptomoneda promocional $Trump recaudó 350 millones de «tickets» reales. Además, para multiplicar las ganancias, la esposa de Trump, Melania Knavs, ahora Sra. Trump, también entró en el terreno con su moneda digital $Melania, que trajo a casa, hasta fines de marzo de 2025, la friolera de 1.700 millones de dólares, los mismos que Scrooge McDuck siempre tiene en sus ojos, lo que elevó el beneficio total obtenido del mercado de criptomonedas por la empresa general Trump (fines de marzo de 2025) a 12 mil millones de dólares.

Es tan cierto que los mercados virtuales de criptomonedas también se están convirtiendo en los nuevos campos de batalla entre imperialistas y capitalistas, y es tan cierto que el nuevo poder norteamericano es una mezcla profunda de poder político (“trumpiano”) y capitalismo V (capitalismo de las grandes tecnologías y capitalismo de las criptomonedas) que cuando, en los últimos meses, el Banco Central Europeo avanzó, aunque todavía tímidamente, el proyecto de un euro digital, Trump emitió inmediatamente la siguiente y precisa orden presidencial: “Es necesario proteger a los ciudadanos estadounidenses de los riesgos derivados de las monedas digitales de los bancos centrales extranjeros y esto también, si es necesario, prohibiendo su emisión, circulación y uso en los EE. UU.” (otra forma de proteccionismo “trumpiano”, esta vez aplicado a la lucha de clases en los mercados financieros virtuales). A partir de esta misma orden, Trump ya ordenó a la Reserva Federal bloquear cualquier proyecto sobre el dólar digital, ya que el desarrollo de dicho proyecto será responsabilidad exclusiva de World Liberty Financial, la empresa privada de Trump.

11 de julio de 1919. “Sobre el Estado”: ​​larga conferencia pronunciada por Lenin en la Universidad Sverdlov. Sólo dos fragmentos cortos. Primero: “La historia muestra que el Estado, como aparato especial de coerción sobre los hombres, surgió sólo donde y cuando apareció la sociedad dividida en clases”. Segundo fragmento: “En ningún país del mundo el poder se manifiesta tan brutalmente como en Estados Unidos, donde un puñado de multimillonarios, de manera abiertamente corrupta, manejan todo el poder”.

¿Es por esto que la cultura dominante quiere, en primer lugar y ante todo, demonizar a Lenin? ¿Es por esto que los socialdemócratas quieren librarse, en primer lugar, de su pensamiento revolucionario?

Fuente: Futura società

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