Caballo dinero

Caballo dinero

Pasado, vida y memoria se funden cinematográficamente en esta nueva película de Pedro Costa, una visión onírica nacida de la realidad social y personal de un habitante del barrio de Fontainhas. Cada plano es una composición fotográfica, cada secuencia una fascinante inmersión a otro espacio-tiempo y, la película en sí, una experiencia en la que adentrarse para explorar el personal cine de este director.

El barrio lisboeta de Fontainhas ya no existe y sin embargo sigue estando muy presente en la obra del director portugués Pedro Costa. El que fuera un suburbio marginal poblado principalmente por la población inmigrante venida de Cabo Verde se convirtió en el hogar de su cine. Sobre él cimentó una trilogía compuesta por «Ossos» de 1997, «El cuarto de Vanda» de 2000 y «Juventud en marcha» de 2006, que ahora se convierte en una tetralogía. «Caballo dinero» es una película construida para poder ser vista perfectamente de forma independiente y supone una experiencia aislada, aunque retoma muchos de los elementos de cintas anteriores. El más destacado es su querido personaje llamado Ventura, a la vez persona real, principal hilo conductor y de unión con el pasado tanto cinematográfico de Pedro Costa como de la propia Portugal.

Caballo dinero

Muchas veces las películas de Costa vienen acompañadas de calificativos como docuficción o realismo experimental. Una de las principales características de su cine es la dificultad para encasillarlo dentro de una etiqueta genérica, generacional o incluso de tradición cinematográfica. Bien se le puede considerar un heredero de la tradición portuguesa de Manoel de Oliveira o Ricardo Costa, como ver en su cine la influencia de la avant-garde rusa compuesta por Dziga Vertov, Boris Barnet o Sergei Eisenstein, como también emparejarlo con el onirismo contemporáneo del húngaro Bela Tarr o del tailandés Apichatpong Weerasethakul. Sus filmes tampoco permiten, de forma sencilla, una descripción narrativa de sus tramas y, a pesar de que el propio director denomina a su nueva película «una construcción», sus películas resultan experiencias emocionales sin una estructura narrativa lineal, donde pasado y presente se condensan y entrelazan formando una narrativa que solo puede ser entendida desde el tumulto que es la recolección a través de la memoria.

En «Caballo dinero» la memoria es el motor del filme, y dentro de la película no existe el pasado o el futuro sino que vive en un presente continuo, en el momento en el que Ventura, anciano y enfermo, entra en una especie de limbo hospitalario donde diferentes momentos de su vida se reviven desordenadamente en el presente de su existencia. Por esta razón este hombre, con severos temblores en sus manos a causa de la edad, afirma tener 19 años y tres meses, o pregunta por su hogar en Cabo Verde que hace décadas que fue destruido. Dentro de esta forma de purgatorio por el que se mueve él y otros personajes, de los que uno duda muchas veces de si están vivos o no, Ventura no se esfuerza en recordar, sino que recuerda para poder olvidar.

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La vida de Ventura está intrínsecamente ligada con la de Portugal. Él es una de las personas que dan un rostro al colonialismo portugués y sus consecuencias, un hombre que también representa la realidad social de la inmigración, la de los trabajadores manuales golpeados por el desempleo y la falta de seguridad laboral, la cara menos turística de Lisboa y las condiciones del barrio de Fontainhas, una visión del olvido en el que caen las personas como él con el llamado progreso. Al igual que sucede en su cinta anterior «Juventud en marcha», el germen de la película son anécdotas contadas por Ventura al director. Pedro Costa afirma animadamente que es un director con suerte porque gran parte del guión lo escriben sus propios actores, los cuales no son profesionales. Son de las experiencias personales de sus actores que extrae Pedro Costa, junto con su equipo, una construcción visual y emotiva cautivadora. Son veinte años de amistad los que unen a Ventura y Pedro Costa y aún así el director se aproxima a su actor, quien es a su vez el sujeto de exploración del filme, como un misterio por el que perderse.

Caballo dineroUna de las características que Pedro Costa recalca en las entrevistas al hablar de su cine es la cantidad de trabajo que hay detrás. Es cierto que rueda las películas orgánicamente, sin un guión cerrado ni contando con un plano definido de lo que va a confeccionar, pero en su metodología existen muchos meses de diálogo y de rodaje. Durante ese tiempo se crean posibilidades y un material que, mucho del cual, queda descartado en la fase de edición o resulta en vías muertas de exploración, elementos erróneos en la construcción de un sueño de características casi baudelerianas, tanto por su profusión de imaginería como por el control del simbolismo presente. Esta forma de trabajar obliga, al ser producciones de presupuesto limitado, a contar con un equipo técnico muy reducido de tres o cuatro personas, en donde la figura del director resulta omnipresente. Costa dirige, ilumina con su característico claroscuro, hace la fotografía, edita en función de las necesidades, un conjunto de labores que da una coherencia a la experiencia de ver una película suya. Su habilidad para componer planos y momentos es cautivadora y, a diferencia de lo que ocurre en multitud de ocasiones en incontables películas, el ritmo pausado con el que discurre «Caballo dinero» no languidece la experiencia de su visionado, sino que proporciona un preciado tiempo durante el cual el espectador puede reflexionar conjuntamente con la película.

Aún así, es un peligro intelectualizar o sobrerracionalizar las diferentes secuencias de «Caballo dinero». Son entendibles como experiencias vitales, no se pueden leer como si fuera un ensayo académico narrativizado. El llamar docuficción a esta película podría querer decir que hay elementos ficticios mezclados con reales, donde la realidad es introducida para que la ficción se refuerce con una dosis de verismo. «Caballo dinero» corre hacia otra dirección. Ventura es una persona de carne y hueso, un hombre que está claramente enfermo, que tiembla y a quien le cuesta recordar. El trasfondo de la Revolución de los Claveles, una pelea con navajas en la que resultó herido y el resultado de toda una vida de trabajo construyendo casas son tres de los principales elementos que entrechocan dentro de la memoria revivida de Ventura. Realidad y tiempo interior manipulados artísticamente en forma de visión cinematográfica. Tal vez ésta podría ser una aproximación para definir el cine de Costa, pero se queda corta.

Caballo dinero

Ficha técnica:

Dirección: Pedro Costa.
Intérpretes: Ventura, Vitalina Varela, Tito Furtado.
Año: 2014.
Duración: 103 min.
Idioma original: Portugués y criollo caboverdiano.
Título original: Cavalo Dinheiro.

 

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