Aún pagamos el rescate bancario

Aún pagamos el rescate bancario

El once de diciembre es una fecha que no queremos recordar; es y será durante años un cumpleaños aciago. El estado español, especialmente los autónomos, trabajadores y pensionistas, los que más contribuyen proporcionalmente al erario público, tuvimos que abonar ese día 3.643 millones de euros al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Este instrumento fue creado en 2012 para proporcionar ayuda financiera a los países de la zona euro en dificultas financieras.

Como recordaremos la Unión Europea, ese año, facilitó una línea de crédito de 100 mil millones de euros para rescatar a la banca española. El Gobierno del PP utilizó unos 41.333 millones mientras vaciaba la hucha de la Seguridad Social e impulsaba los recortes más draconianos que se recuerdan.

Fue el ex presidente Zapatero en 2011 quien abrió las puertas a los recortes al modificar, con el apoyo del PP y UPN, el artículo 135 de la Constitución por presiones de Alemania. El cambio constitucional obligó al gobierno a pagar primero las deudas antes que crear y ampliar el colchón social. El PP, cuando llegó al poder, sólo tuvo que seguir el camino iniciado por el PSOE.

Bajo esa premisa el Estado español ha devuelto al organismo comunitario 24.898 millones de euros, (60,2% del préstamo inicial). La cantidad prestada se recibió en dos partes, el Gobierno del PP recibió el 11 de diciembre del 2012 la cantidad de 39.468 millones y el 5 de febrero del 2013 otros 1.865 millones para reestructurar el sector financiero y salvar (que no se hizo) las cajas de ahorro quebradas.

Desgraciadamente aún no hemos acabado de pagar, debemos 16.400 millones de euros que se abonarán en cuatro pagos anuales. De no hacerlo la garantía ofrecida por el ejecutivo fueron las pensiones públicas. En 2027 acabaremos de pagar y comenzaremos a devolver los préstamos Next Generation. Una gran parte de ese dinero, como hemos señalado en múltiples ocasiones, no es a fondo perdido como se nos dijo, hay que devolverlo con intereses y comisiones.

En 2012 estaba al frente del gobierno Mariano Rajoy, siendo su ministro de Economía Luis de Guindos: los dos afirmaron por activa y por pasiva que el rescate bancario no le costaría ni un euro al erario público. En realidad la financiación de la deuda se hizo también en forma de recortes en pensiones, dependencia, sanidad y educación. Mientras, y en un ejercicio de cinismo a los que nos habituó el expresidente afirmaba: “es un crédito a la banca que va a pagar la banca”. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría apuntaba:[1] “se hace con un objetivo, que no cueste un euro al contribuyente”; por su parte el ministro De Guindos repetía: “esto no cuesta nada a los contribuyentes españoles”. MENTÍAN.

Como recordaremos el préstamo europeo se destinó a rescatar a Bankia, Catalunya Caixa, Nueva Caixa Galicia, Banco de Valencia, BMN, Caja 3 Liberbank…. Ninguna de estas entidades sobrevivió. Su supervivencia hubiera permitido devolver los créditos europeos. No era este el objetivo del rescate, se pretendía concentrar el capital en muy pocos bancos, controlados todos ellos por los grandes fondos de inversión internacionales. Han sido los auténticos beneficiarios del rescate puesto que prácticamente todo corrió a cargo del erario público. Los fondos como BlackRocK o Vanguard se han posicionado con tal intensidad que hoy podemos decir, sin temor a equivocarnos, que son los que dirigen el sistema político y financiero en nuestro país.

Finalmente los grandes bancos adquirieron o absorvieron a bajo costo las instituciones en riesgo. El caso de la absorción de Bankia por la Caixa fue paradigmático. La Caixa se quedó con enormes activos inmobiliarios que ahora están revalorizándose. Su venta, sobre todo en las grandes urbes, genera unos dividendos extraordinarios a los que el gobierno de turno renunció a cobrar. El “gobierno progresista” no quiso construir una banca pública sobre la extinta Bankia. Nuestro país es de los pocos que no tienen banco público digno de ese nombre. Paradójicamente ministros que procedían de IU e incluso situados más a su izquierda callaron, desaparecieron y enmudecieron por el foro. El debate no era ese, estaba ocupado por el problema “Trans” y la cultura de la cancelación.

Pero todo esto no es suficiente para el capital transnacional. Era necesario limitar aún más el margen de maniobra de los gobiernos; así la Unión Europea decidió que se deben sumar como deuda pública los activos inmobiliarios de todas las cajas quebradas. Al desprenderse el Estado español de estos activos y haber asumido su rescate, la Unión Europea nos impone que sean considerados como déficit público. Como consecuencia la deuda pública crece. De ello se deriva una paradoja; la Unión Europea nos puede llegar a multar por un déficit excesivo siendo ella la responsable en parte del mismo. Para sumar un despropósito sobre otro, ahora se impone la vuelta al ajuste financiero del 3%. Es el argumento que utilizará la UE, si es que sobrevive a la crisis ucraniana, para promover nuevas políticas de ajuste.

Es sangrante observar cómo la mayor parte del dinero inyectado se ha perdido para siempre.  Como decíamos, uno de los casos más paradigmáticos fue  el de Bankia. El gobierno de Pedro Sánchez, en este caso, hizo un regalo mayúsculo a la Caixa que pudo absorberlo a coste cero, al igual que había sucedido con otras entidades cuando gobernaba el PP. El rescate bancario bajo Rajoy nos había costado 32.610 millones. De ese dinero se dieron por perdidos (en palabras de Nadia Calviño, la ex ministra) 28.133 millones (el 86,2% del total). En este país estamos muy acostumbrados a socializar las pérdidas y a privatizar las ganancias.

La gran paradoja es el estruendoso silencio de la izquierda política y sindical. La lucha cainita y el relato electoral les ocupan todas las energías. Es por eso que nadie menciona el enorme desfalco a las clases trabajadoras y a los pensionistas que ha supuesto la “salvación” de la banca. Nadie, a la izquierda a la izquierda del PSOE, exige responsabilidades. Estamos huérfanos de alternativas. La izquierda, como lo definiría Domenico Losurdo, está ausente del debate social.

Nota:
[1] Curioso personaje este que una vez abandonado el cargo pasó a defender los intereses de las grandes multinacionales contra el Estado español. Gracias a su intercesión España ha sido condenada y habrá de pagar multas muy importantes por culpa de las chapuzas realizadas por Mariano Rajoy y la denominada ley del impuesto al sol, de cuya redacción ella era responsable como vicepresidenta del gobierno.

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