300 días de bombas en Yemen

Bombardeos en Yemen
El domingo 24 el juez Yayha al Rubaydh fue asesinado en Sanaa. Aviones militares saudíes convirtieron su vivienda en escombros. Ocho de sus familiares murieron en el ataque. El juez Al Rubaydh estaba a cargo del tribunal de asuntos de seguridad nacional. Había abierto una causa a varios miembros del gobierno apoyado por Ryad acusándoles de cometer actos de alta traición y crímenes de guerra contra la población.

El día anterior, el sábado, Almigdad Mojalli, un periodista que trabajaba para varios medios internacionales, murió víctima de bombas saudíes mientras estaba trabajando en un reportaje sobre la destrucción causada el día anterior en el mismo balneario en que fue asesinado.

El jueves 21 aviones saudíes atacaron una ambulancia de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el distrito de Dhayan, en la gobernación de Sadaa, al norte del Yemen, matando a su conductor. Era el cuarto ataque que sufría MSF en 300 días de guerra. La organización humanitaria ha pedido explicaciones, pero no ha obtenido respuesta.

Estos ataques que rompen las leyes internacionales de la guerra se producían al mismo tiempo que Kerry visitaba Arabia Saudí manifestando públicamente su apoyo a las bombas saudíes sobre Yemen. Eran los mismos días en que el primer ministro británico Cameron era acusado en el parlamento inglés de participar en la guerra de Yemen a escondidas.

Hombres armados yemeníes a pie en medio de los escombros de una casa destruida en un ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudita en la capital Saná, el 6 de julio de 2015.

Hombres armados yemeníes a pie en medio de los escombros de una casa destruida en un ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudita en la capital Saná, el 6 de julio de 2015.

La guerra –los bombardeos a civiles– empieza a ser tan infumable que el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, Ned Price, hizo una inusual declaración el sábado 23 manifestando su preocupación por la muerte de civiles en los últimos ataques aéreos saudíes en Yemen. Sabemos la respuesta de los saudíes al comunicado. El día siguiente asesinaron al juez Rubaydh y su familia. Los saudíes saben que el comunicado es un cosmético de baja calidad para blanquear un poco la “conciencia humanitaria” de la administración Obama. John Kerry, el secretario de estado de los Estados Unidos, ese mismo día, de visita en la capital saudí, reunido con su homólogos de la coalición, estaba bendiciendo la guerra.

Se ha querido vender la guerra del Yemen bajo dos mentiras. La primera es que no quedaba otra opción para defender un gobierno legítimo de fuerzas sectarias. La verdad es otra. Las bombas saudíes contra la población civil –son un castigo al estilo del que Israel sometió a los ciudadanos de Gaza por votar a Hamas– empezaron en marzo, cuando la mayoría de las fuerzas políticas yemeníes habían llegado a un acuerdo para formar un gobierno inclusivo mientras se preparaban elecciones. El Presidente Hadi, siguiendo instrucciones de Arabia Saudí, se negó al acuerdo. Fue entonces cuando fue derrocado. Estaba tan aislado que nadie lo defendió. La prueba es que sus fuerzas militares están llenas de mercenarios. Los yemenitas estaban esperanzados tras el histórico acuerdo alcanzado entre las fuerzas del viejo Presidente Saleh y el líder de los huzíes, quienes entre ellos habían luchado en cuatro guerras desde el año 2004. Los bombardeos saudíes mataron la esperanza.

La segunda mentira es que la guerra del Yemen es una guerra escondida entre Irán y Arabia Saudí. Si alguna fuerza es nacional por sus raíces, su historia y su política en Yemen son los huzíes. Además ¿qué interés puede tener Irán en hacer una guerra cuando las sanciones económicas por su programa nuclear han sido levantadas, abriéndosele la ventana de la mejora económica?

La guerra del Yemen es una guerra de los saudíes para sacar fuera su crisis interna; como se vio en la masacre que cometió la monarquía hace unas semanas ejecutando a 47 personas en un solo día para aterrorizar a su población. Una guerra que cuenta con el apoyo de los gobiernos de Europa y Estados Unidos penetrados por los cabilderos de las grandes compañías armamentistas. En estos días la Cadena Ser anunció que Arabia Saudí ha sido el mejor cliente de armas de España en el primer semestre del 2015. Y lo mismo es cierto para Gran Bretaña y otros países europeos.

Mientras los accionistas hacen su agosto, en 300 días de guerra al menos 5.800 personas, más de la mitad civiles, han muerto a causa de las bombas saudíes. Viviendas, carreteras, puertos, escuelas, factorías, hospitales universidades, granjas han sido destruidos. Hay un bloqueo de comida, medicina, fuel y otros productos básicos. Se traduce en hambre, enfermedades y muertes ocasionadas por causas curables. UNICEF ha dicho que 1,8 millones de niños no van a la escuela a causa de la guerra. No hay gas para cocinar, falta agua para beber y los apagones eléctricos son constantes. La gente está quemando madera para calentarse estos días de invierno en Sanaa. La ciudad está a más de 2.000 metros de altura y por la noche hace frío. La mayoría de los yemeníes llevan 300 días de terror y miseria ocultados por una cortina de silencio.