La renuncia de Pablo Iglesias a sus cargos políticos está siendo utilizada en algunos casos para hablar del fin del 15M. Hay quien no hubiera dedicado la menor atención al 15M en este decimo aniversario, pero la actualidad política le ha brindado una ocasión para volver a matar y enterrar el 15M. Diez años de vida y diez entierros.
En 2012, en su primer aniversario alguna persona periodista preguntaba: “no están en las plazas. No queda nada, ¿verdad?” Parecía que la manera de estar vivo el 15M se reducía al estar en las plazas. En 2013 había quien decía: “ahora sí. Ya no queda nada, ¿verdad?” En 2016 la cosa cambió. Barcelona en Comú gobernaba en el Ayuntamiento de Barcelona, Ahora Madrid en el de Madrid… A los cinco años no se podía esconder el vínculo que estos nuevos proyectos municipalistas tenían con el 15M. No obstante, también hubo quien intentó desprestigiar estas victorias y volver a enterrar el 15M. Y así, hasta hoy. 10 entierros, uno por cada año del 15M. Pero el 15M sigue con vida.
El 15M está vivo, estamos en el décimo año del 15M. Esa es mi interpretación. Eso no significa que las acampadas continúen, ni que las movilizaciones de la primavera, el verano o el otoño de 2011 sigan presentes. El 15M ha vivido diferentes mutaciones y así sigue. El mapa de las acampadas de 2011 dejó paso en 2012 al mapa de los grupos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, y más tarde llegarían los círculos de Podemos y la creación de proyectos municipalistas para las elecciones municipales de 2015…
El 15M no fue un movimiento social como otros que conocemos: obrero, feminista, estudiantil, ecologista… El 15M estuvo más cerca de ser un movimiento de movimientos, una manera de designar el movimiento altermundista de finales de los noventa y principios de los dos-mil. Un movimiento en el que participaban otros movimientos. El 15M puede ser visto como un movimiento de movimientos, pero también como una ola de movilización. Una ola más, como otras se han analizado antes en la historia de la movilización social. Un periodo de movilización que habría empezado un poco antes de 2011 con diferentes movilizaciones que habrían llegado a un punto álgido con la emergencia el 15M; después llegarían otras fases de la ola.
La Ola 15M sigue hoy, en 2021, en el decimo aniversario del 15M, en el décimo año de 15M. ¿Qué evidencias hay de esta pervivencia? El 15M movimentista se puede ver, entre otros lugares, en la movilización de la PAH, del Sindicato de inquilinas, del movimiento por el derecho a la vivienda, por el derecho a los suministros… El 15M institucional se puede ver en el Ayuntamiento de Barcelona con la alcaldía de Barcelona en Comú, en el gobierno español con Unidas Podemos. En ambos casos con acuerdos con el PSC-PSOE, el partido que gobernaba en Barcelona y España cuando emergió el 15M. Evidencia de lo difícil que puede ser conseguir acuerdos en la política institucional para los objetivos propuestos. ¿Cómo hay que hacerlo?
¿Hasta cuándo durará la Ola 15M? ¿Qué se conseguirá? ¿Cómo se conseguirá? ¿Habrá finalmente una ley dedicada a la vivienda que la garantice? ¿Más allá de la hegemonía discursiva del derecho a la vivienda se conseguirá la hegemonía efectiva que garantice este derecho para quien lo necesita? Durante estos 10 años se han generado diferentes cambios, pero quedan muchas utopías formuladas alrededor del 15M que se querrían concretar. Y otras han aparecido más tarde.
Siempre habrá quien querrá enterrar el 15M, siempre hay quien no acepta la gran impugnación que representa. El 15M ha demandado una democracia real ya, otra manera de hacer política y que no se nos trate como mercancía. El 15M ha enlazado con otras olas, la feminista o la ecologista, por ejemplo, que forman parte también de la suya. El 15M es una ola democratizadora que podemos comparar con otras previas que han existido. Nos queda mucho por saber de su desarrollo.
Necesitaremos distancia y análisis que están por hacer. No nos quedemos con quien siempre ha querido matarlo. Tampoco con las vagas ilusiones de lo que puede todavía ser. Tras 10 años de 15M, aquellas personas que quieran concretar las utopías que se formularon harían bien en pensar qué de lo hecho ha funcionado, está funcionando, y qué no. ¿Cómo? ¿Por qué? Sin este trabajo no sabremos cómo se pudieron ganar las elecciones municipales de 2015, cómo la PAH ha conseguido todos sus logros… No sabremos todo aquello que ha quedado por hacer y los motivos… La historia se configura a partir de estas olas. Quien continúe deseando vivir en una democracia real ya sabe que tiene mucho por hacer.