
Aquí, Zhok nos abre los ojos con una verdad incómoda: no estamos bajo el paraguas protector de la OTAN; somos el paraguas. Y sobre Europa amenaza caer una gran granizada. A ver si lo entiende ya nuestra miope progresía otanista y atlantista.
TOPO EXPRESS
Aquí, Zhok nos abre los ojos con una verdad incómoda: no estamos bajo el paraguas protector de la OTAN; somos el paraguas. Y sobre Europa amenaza caer una gran granizada. A ver si lo entiende ya nuestra miope progresía otanista y atlantista.
Sigue la ambigua política turca: si hace unos días decía que podría cancelar su contrato con los sistemas de defensa rusos S-400 a cambio de poder comprar aviones F-35 a EEUU, ahora pide su ingreso en los BRICS y tal vez en la OCS, sin dejar la OTAN.
¿Es la guerra en Ucrania el aperitivo de una guerra de mayor envergadura, que nos implicará a todos? ¿O, por el contrario, se trata solo de mover las piezas para obtener una ventaja estratégica para el futuro? Más pronto que tarde lo sabremos.
La penetración ucraniana en territorio ruso ha desatado cierto optimismo en un ejército que estaba retrocediendo constantemente en el Donetsk. Pero ese avance puede ser un espejismo. Y la escasa resistencia, una trampa. A menos, eso opina el general Mini.
Tiene cara de buena persona, que no cambia cuando ve las imágenes de los niños asesinados en Gaza. Su único objetivo: mantener a Estados Unidos en el trono del Imperio. Cueste lo que cueste.
Para este analista ucraniano, solo el estallido de un artefacto nuclear en una ciudad ucraniana puede revertir la marcha de la guerra, que claramente está ganando Rusia. Una bomba lanzada por Ucrania o la OTAN, pero que sería atribuida a Rusia.
Aunque todo el mundo lo considera ya algo «normal», las tropas estadounidenses siguen ocupando el norte de Siria -desde donde saquean sus recursos-, y también Iraq, pese a que las autoridades iraquíes repiten una y otra vez que quieren su salida.
Si gana Trump, las cosas cambiarán. A peor, algunas. A mejor, otras tantas. Pero atención: es posible que aparezcan nuevos y graves peligros sobre Europa.
Después de veinte años, Hedges regresó a la Palestina ocupada. Había estado allí cuando era reportero del New York Times. Hoy ha comprobado cómo permanece, y creciendo, la maldad visceral de la ocupación de Israel. Ante los impasibles ojos del mundo.
Suponiendo que se cumplan las expectativas y gane Trump, ¿podrá este realmente llegar a un acuerdo de paz rápido en Ucrania? Es posible que las cosas ni vayan a ser tan fáciles ni tan rápidas como se presume.
Israel no ha podido aún vencer a Hamás, y muy probablemente no lo logrará en esta guerra. Ampliar la contienda, llevarla a una dimensión mayor implicando a otras potencias, podría ser su objetivo. Las consecuencias, imprevisibles.
Ya no son estos los tiempos en que en las izquierdas resonaba el lema“OTAN no, bases fuera”. Ya no lo son. Ahora está más de moda mirar hacia otro lado ante el salvajismo israelí, y aceptar la sumisión al Imperio. Al fondo, China se prepara para la guerra.