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Algunos analistas militares y políticos insisten en que en realidad, Ucrania ha perdido ya la guerra, y que su prolongación solo conlleva más muerte y destrucción. Esta es la rotunda opinión de Scott Ritter, puesta de manifiesto en esta entrevista.
TOPO EXPRESS
La construcción de la Unión Europea ha dado lugar a un ente que está muy lejos de lo que proclamaba el discurso, configurando una Europa alemana en la que el euro tiene un papel primordial. Pretendemos mostrar las debilidades y fallos de esa construcción, y alertar de las graves consecuencias que tiene para los pueblos que la constituyen.
Algunos analistas militares y políticos insisten en que en realidad, Ucrania ha perdido ya la guerra, y que su prolongación solo conlleva más muerte y destrucción. Esta es la rotunda opinión de Scott Ritter, puesta de manifiesto en esta entrevista.
En el conflicto que enfrenta a Estados Unidos/OTAN con Rusia, quien pone más muertos es Ucrania. Luego, Rusia. Occidente se queja del frío, de la inflación y del costo de la guerra, y aporta más y más armas. Pero los muertos los ponen otros.
La subordinación de la UE a los intereses de EEUU en relación con la guerra de Ucrania la deslegitima como mediadora para intentar la paz. Ignorar que la de Ucrania es una guerra civil que lleva años desarrollándose es impropio de una clase política cada vez más desprestigiada.
Que la corrupción ha calado hondo en la clase política europea es cosa sabida. La reciente detención de una vicepresidenta del parlamento europeo, entre otros ejemplos, da cuenta de ello. ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo los ciudadanos europeos?
¿Se resignará Alemania a su completa dependencia de EEUU generada por la guerra en Ucrania? ¿Aceptará impertérrita su desindustrialización? Los restantes países de la UE, ¿acudirán disciplinadamente al matadero que gestiona el hegemón americano?
O paz, o guerra nuclear. No hay muchas más opciones. De modo que la cosa está clara: paz, paz, paz, paz… Mal que les pese a algunos intereses fácilmente identificables, que sacan un buen provecho de la guerra.
Estados Unidos no puede permitirse perder la guerra. Pero tampoco Rusia puede permitirse perder la guerra. Sin embargo, hay perdedores: los miles y miles de muertos, ucranianos y rusos, carne de cañón de un conflicto entre grandes potencias.
A Occidente le han salido competidores, no tanto en cuanto a poder militar o económico –que también–, sino en cuanto a la forma de entender la vida. La superioridad occidental está en entredicho, por mucho que en Occidente nos engañemos aferrándonos a ella.
Esta es una guerra que ni Rusia ni EEUU pueden ganar, salvo que adquiera una dimensión que lleve a la aniquilación de una parte y a una gran destrucción en la otra. Un escenario dramático, ante el que no se alzan con vigor demasiadas voces que reclamen la paz.
¿Qué hace un multimillonario judío apoyando un régimen que tiene actitudes pro-nazis? El apetitoso pastel económico que está a la vista en Ucrania –además de un exacerbado odio a Rusia– quizás explica la implicación de George Soros en la guerra.
La UE ha adoptado un octavo "paquete" de sanciones contra Rusia en represalia por los referendos de anexión. Algunas de estas medidas podrían tener un efecto boomerang, que podría amenazar la estabilidad de las economías de los países de la UE.
Tras el sabotaje hay que preguntarse: ¿Qué pasará si se rompen los lazos comerciales y energéticos con Rusia? ¿Cómo cambiará la relación entre el dólar y el euro? ¿Por qué no se discuten las consecuencias económicas para Alemania y otros países europeos?