
La situación en Ucrania es tan peligrosa como la crisis de los misiles rusos en Cuba de 1962. Ciento seis segundos es el tiempo que tardarían las cabezas hipersónicas Avanguard montadas en el último misil ruso el RS-28 “Sarmat” en alcanzar Berlín.
TOPO EXPRESS
La construcción de la Unión Europea ha dado lugar a un ente que está muy lejos de lo que proclamaba el discurso, configurando una Europa alemana en la que el euro tiene un papel primordial. Pretendemos mostrar las debilidades y fallos de esa construcción, y alertar de las graves consecuencias que tiene para los pueblos que la constituyen.
La situación en Ucrania es tan peligrosa como la crisis de los misiles rusos en Cuba de 1962. Ciento seis segundos es el tiempo que tardarían las cabezas hipersónicas Avanguard montadas en el último misil ruso el RS-28 “Sarmat” en alcanzar Berlín.
Los últimos treinta años nos han enseñado las peligrosas consecuencias que tiene para la economía española dentro de la Unión Monetaria mantener un importante diferencial de inflación con otros países europeos. Como vuelve a ocurrir ahora.
Tras la victoria de Macron en las presidenciales, el líder de la Francia Insumisa ha tomado una iniciativa valiente: convertir las legislativas de junio en una tercera vuelta, unir a toda la izquierda y conseguir ser primer ministro de la República.
De los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia pueden extraerse lecciones relevantes también para otros países. Entre ellas, la de cómo y con qué proyecto plantarle cara al populismo de derecha en ascenso.
La propuesta de Mélenchon se caracteriza por la coherencia entre principios, programa y estrategia. No engaña y apuesta por decir la verdad. Se podría exponer así: un programa social y democrático avanzado no es compatible con esta Unión Europea.
La conmoción causada por la agresión rusa ha impulsado a la mayoría a vociferar pidiendo el envío de armas –y algunos de tropas– a Ucrania, imaginando –pues de pura imaginación se trata– que Ucrania por sí misma puede ganar la guerra, olvidando así lo verdaderamente importante: conseguir la paz.
Algunas de las sanciones impuestas por la invasión de Ucrania pueden debilitar gravemente la economía rusa. Pero si Putin puede obtener el control de Ucrania, eso pondrá a su disposición importantes riquezas para ser explotadas.
La crisis ucraniana vuelve a confrontar a la izquierda con sus propios fantasmas. El mundo será distinto después de Ucrania 2022, pero sólo será mejor que el de hoy si se acaba imponiendo el multilateralismo.
Estallaron las tormentas. Del drama de la guerra en Ucrania al sainete local de la crisis del PP. Putin ha decidido guerra con un cálculo político que siempre suele subvalorar la complejidad de las respuestas. Y el papel de la Unión Europea, penoso.
Tras los primeros días de la invasión la confrontación recién comienza. El gran interrogante es el propósito inmediato de Moscú. ¿Busca ocupar el país? ¿Intenta forzar la caída del gobierno? ¿Pretende imponer sus demandas a un presidente sustituto?
La izquierda debe considerar el marco geoestratégico de la guerra en Ucrania. Pero el “No a la guerra” necesita declinarse de modo concreto. La exigencia del momento es la retirada de las tropas rusas de Ucrania y la solidaridad con su población.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha tumbado la Declaración de Bienes en el Extranjero, el llamado modelo 720. Las instituciones europeas solo entren en los temas fiscales para defender las prerrogativas del capital y de las empresas.