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Aquí Andreu Llabina entrevista a Alfredo Apilánez con motivo de la publicación de su libro Los “vicios” del ecologismo. Un libro que pretende plantear cuestiones de fondo que no todos los sectores del ecologismo afrontan en su complejidad.
TOPO EXPRESS
A estas alturas es ya obvio que la crisis ecológica constituye una amenaza para la supervivencia de la especie. El cambio climático es una realidad aplastante, y exige la toma de medidas que no parece que las grandes corporaciones industriales del planeta estén realmente dispuestas a tomar, amparadas en unos poderes políticos que no ponen en práctica su propio discurso.
Aquí Andreu Llabina entrevista a Alfredo Apilánez con motivo de la publicación de su libro Los “vicios” del ecologismo. Un libro que pretende plantear cuestiones de fondo que no todos los sectores del ecologismo afrontan en su complejidad.
Esta vez, la lucha contra las emisiones va en serio. No porque se pretenda salvar el destino de la Humanidad y proteger el planeta, sino porque va a ser un gran, gran negocio. Y el Capital ya se ha preparado para sacar el máximo rendimiento.
La velocidad de la vida moderna despoja de sentido a la existencia, amenaza peligrosamente el equilibrio del planeta y, sobre todo, atenta contra el buen vivir. Son los tiempos peligrosos del capital.
El neoliberalismo, cuyo propósito es la mercantilización absoluta de la vida humana, se camufla apelando a la libre elección, a los deseos subjetivos o al sentimiento identitario. Son expresiones culturales, aparentemente de izquierdas, que actualizan una explotación que afecta, principalmente, a las mujeres.
El centro de poder mundial está pasando desde el océano Atlántico hacia el Pacífico. Los grandes bloques toman posiciones para mantener su hegemonía en un mundo con menos recursos y en el que las reglas del juego serán otras.
Si no hay un cambio de modelo hacia el decrecimiento redistributivo, el plan de saqueo energético, vía hidrógeno verde, que Alemania quería aplicar a otros países fuera de la UE afectará también a los países del sur de Europa.
El 5 de junio es el “Día Mundial de Medio Ambiente”: una buena ocasión para reforzar su celebración, reducir voluntariamente nuestro consumo irracional e insolidario y participar activamente en una Transición Ecológica Justa e Inclusiva.
El decrecimiento y el ecosocialismo son dos de los movimientos -y propuestas- más importantes del lado radical del espectro ecológico. Pero no todos los decrecentistas se identifican como socialistas, y no todos los ecosocialistas son decrecentistas.
Hemos dejado de comprender que somos parte de la naturaleza. Esta incomprensión nos convierte en un peligro para la vida y para nosotros mismos. ¿Seremos capaces de mirar (y cambiar) nuestro Problema antes de que sea demasiado tarde?
El panel de expertos sobre cambio climático de la ONU acaba de publicar su tercer informe en un año. En sus conclusiones y escenarios de acción abre la puerta a tecnologías de geoingeniería. ¿Pero cuáles son los riesgos de estas tecnologías?
Con el avance de la guerra en Ucrania, cabe recordar que los mayores emisores de gases de efecto invernadero son los militares. La guerra y el aumento del gasto en armas, además de matar personas y destruir hogares, se suma al desastre climático.
Los precios de los alimentos van en rápido aumento, aparentemente como consecuencia de la guerra de Rusia y Ucrania. Sin embargo, esta no es la principal causa de la crisis alimentaria global en ciernes, que viene determinada por otros factores.