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La intervención militar de la OTAN en Libia en 2011, que derrocó al régimen de Muamar Gadafi, dio lugar a un Estado fallido caótico y asesino. Los libios pagan un precio horrible por esta catástrofe.
TOPO EXPRESS
La lucha por los Derechos Humanos ha de convertirse en este siglo XXI en uno de los grandes motores de la emancipación de todos. La crisis de los refugiados, las guerras en Oriente Medio, el terrorismo, ponen de manifiesto que la vida humana sigue siendo un elemento “prescindible”, y los derechos básicos siguen siendo desatendidos en muchos ámbitos a nivel mundial. La consolidación de nuevos derechos –o que parecen nuevos– ha de constituir una de las grandes victorias de la humanidad ene este siglo XXI.
La intervención militar de la OTAN en Libia en 2011, que derrocó al régimen de Muamar Gadafi, dio lugar a un Estado fallido caótico y asesino. Los libios pagan un precio horrible por esta catástrofe.
Resulta difícil de entender que haya partidos políticos que tantas décadas después sigan tratando de dificultar la recuperación de la memoria y la dignificación de las víctimas. Dan náuseas, pero es lo que hay. Y debemos combatirlos.
Hay genealogías que es mejor ignorar u ocultar si es que uno quiere pasearse con la frente alta. La de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, es una de ellas.
En Israel el pacto social se está fracturando bajo el peso de la historia y desacuerdos sobre la identidad nacional. Estas condiciones se prestan a una retórica cada vez más absurda, que habla de los miedos y preocupaciones más profundos de la gente.
De guerrillero liberador del pueblo a dictador. O de cómo el disfrute del poder trastorna y envilece a los débiles de espíritu. Algo así ha acontecido con el exsandinista Ortega, cuyo tránsito de héroe a villano está dando sus últimos pasos.
Los ecologistas de todo el mundo tienen una enorme deuda de gratitud con el preso político Julian Assange, fundador y editor de Wikileaks, y la mayoría de ellos no lo saben.
Mientras los ucranianos sufren en la guerra, la industria de los vientres de alquiler, que requiere un suministro constante de mujeres sanas y económicamente desesperadas dispuestas a alquilar sus vientres a extranjeros adinerados, está en pleno auge.
La geopolítica está reñida con la ética, al igual que la guerra. Y esto sucede también con las izquierdas, que nacieron para poner en primer lugar a los seres humanos, mientras las derechas se ocupaban de las ganancias materiales y del poder.
Esta declaración de “Global Women for Peace United Against NATO” tuvo poca difusión aquí, y ese pecado lo cometió también El Viejo Topo. Pedimos perdón por ello, aunque haya sido un descuido imperdonable. Se la dedicamos a la inefable Margarita Robles.
Muchos creemos que solo se combatirá el cambio climático si es negocio para alguien. ¿Para quién? Pues para los de siempre. Y, mientras nos esmeramos en separar el cartón del plástico, el vidrio de los restos de comida, el CO2 que se produce en Ucrania invade la atmósfera.
¿Qué es el sufrimiento? ¿Cuál es la relación entre el sufrimiento individual y colectivo? ¿Hay sufrimiento justo e injusto? ¿Cuál es la fuente o causa del sufrimiento? ¿Cuál es su anatomía? ¿Cómo se puede superar o redimir el sufrimiento?
Julian Assange es víctima de una injusticia monumental, ante la indiferencia de la mayoría de las izquierdas occidentales, tan sensibles frente a otras injusticias. Al Jazeera, mediante Inteligencia Artificial, ha publicado estas viñetas que nos lo recuerdan.