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: Han pasado cuarenta y ocho años desde aquel día. Desde aquella noche. Desde aquellos días en que nos parecía que las cosas empezaban a ser distintas a como habían sido hasta entonces.
TOPO EXPRESS
La lucha por los Derechos Humanos ha de convertirse en este siglo XXI en uno de los grandes motores de la emancipación de todos. La crisis de los refugiados, las guerras en Oriente Medio, el terrorismo, ponen de manifiesto que la vida humana sigue siendo un elemento “prescindible”, y los derechos básicos siguen siendo desatendidos en muchos ámbitos a nivel mundial. La consolidación de nuevos derechos –o que parecen nuevos– ha de constituir una de las grandes victorias de la humanidad ene este siglo XXI.
: Han pasado cuarenta y ocho años desde aquel día. Desde aquella noche. Desde aquellos días en que nos parecía que las cosas empezaban a ser distintas a como habían sido hasta entonces.
Atrapados en zonas de guerra sin alivio, las condiciones gélidas se cobran las vidas de los niños en Gaza y exponen el devastador costo que esto tiene para los civiles en todo el mundo.
Mientras la guerra entre las fuerzas de seguridad de Sudán continúa, las bajas aumentan en El Fasher, la capital asediada de Darfur del Norte, que ha quedado aislada en medio de una hambruna que se extiende mientras los mercados locales son bombardeados.
¿Cómo puede deteriorarse algo en Gaza? ¿No es la situación tan mala como podría ser, con la guerra genocida de los israelíes en marcha?
Muertes, heridos y devastación: ¿qué significará a largo plazo? Un durísimo informe de la Organización Internacional del Trabajo describe la aniquilación de la economía y del mercado laboral en Gaza, Cisjordania y el Golán.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) se ha negado a distribuir grandes cantidades de harina almacenadas a las personas desplazadas de Gaza. Esta negativa parece perpetuar deliberadamente la actual crisis alimentaria, en clara sintonía con las políticas de la ocupación israelí.
Las masacres militares en Sudán están generando una hambruna sin precedentes. Empeora la mayor crisis de desplazados debido a los ataques de las RSF, que han causado centenares de muertos y que afectan a 120 aldeas, obligando a huir a 135.000 personas.
Al sionismo se le ve fácilmente el plumero: bombardean escuelas y universidades y asesinan a docentes. Es parte de un plan –diabólico, por más que su dios lo apruebe– destinado a conseguir la aniquilación de un pueblo como tal.
Cada día hay muerte en Gaza. Cada día se le siguen suministrando armas a Israel. Cada día prosiguen nuestras relaciones diplomáticas con el país genocida. Cada día. Por eso la Nobel Han Kang cree que no tiene nada que celebrar.
Los tribunales rusos no han aceptado el recurso de Kagarlitsky a su encarcelamiento. Numerosos políticos e intelectuales de izquierda han pedido su liberación, pero no han sido escuchados. Ahora, toca llevar la apelación a un tribunal superior.
Durante siete meses, todos los días de esos siete meses, sin faltar ninguno, una cuadrilla de exaltados de extrema derecha sitió la casa de Irene Montero y Pablo Iglesias, con sus hijos dentro la mayoría de las veces. El juicio se celebra ahora.
El fallo del Tribunal Superior de Londres que permite a Julian Assange apelar la orden de extradición lo deja languideciendo con mala salud en una prisión de máxima seguridad. La tortura continúa. Defender la verdad sale caro, muy caro.