Repensar España desde sus lenguas, de Ángel López García-Molins, trata de poner sensatez a un asunto que se ha convertido en polémico. Y es que las lenguas se han convertido hoy en armas arromadizas en manos de una clase política que actúa, en este tema, de una forma absolutamente irresponsable.
Multilingüe, no plurilingüe
España es un país multilingüe, que no plurilingüe. Un país multilingüe es cuando en él se hablan varias lenguas, lo cual sucede en casi todos sitios. En cambio, un país plurilingüe es cuando sus ciudadanos hablan varias de sus lenguas. Y dicha pluralidad lingüística forma parte de la esencia del país. Algo que, evidentemente, no se corresponde con la realidad lingüística española.
Aquí, ni el español es la “lengua nacional”, como puedan serlo el francés o el italiano en sus respectivos países, ni el catalán, el gallego o el vasco son “lenguas regionales”, como sucede con el corso, el bretón o el veneciano más allá de los Pirineos. Lo notable del caso español es que la variedad de lenguas se considera un síntoma que enmascara un serio problema político.
En España las lenguas se usan como justificación de las naciones que supuestamente sustentan y de la existencia de cuatro lenguas se infiere la de cuatro naciones que serían algo así como estados irredentos que es preciso liberar. Esto lleva a dichas naciones a interpretar al español como una especie de intruso. Tratar al idioma español –y a los hispanohablantes nativos– como invasores es una tergiversación de la verdad histórica.
Es urgente una política lingüística guiada por el amor a nuestras lenguas, a todas. Una idea que parece estar ausente en la cotidiana vida política española.
Este libro ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
«Un libro que todos deberíamos leer.» – Miguel Riera, editor.