¿Intervendrá Rusia en Siria?

Eduardo Luque

¡Qué tiempos éstos en que hablar sobre árboles es casi un crimen  porque supone callar sobre tantas alevosías!

– Bertolt Brecht.

Bombardeo ruso en Siria. Octubre de 2015.

Bombardeo ruso sobre Siria. Octubre de 2015.

Las noticias, la rumorología, la desinformación son elementos fundamentales en toda guerra. En las últimas semanas se está especulando especialmente desde diarios israelíes y turcos con la posibilidad de una intervención directa de Rusia en la crisis siria. Se da por inminente, incluso se señala que podría producirse en última semana de septiembre o primeras de octubre a más tardar.1

La evolución de los acontecimientos empuja en esa dirección aunque, como en toda guerra, la manipulación informativa puede ser un arma tan destructiva como el cañón.

Se espera una aceleración de la guerra. Rusia e Irán han decidido implicarse más en el conflicto sirio aumentando el envío de material militar, cada vez más sofisticado, y proporcionando la información de inteligencia de la que Damasco está tan necesitado. Los avances del Ejército Islámico en los últimos meses, como en la conquista de la zona de Palmira, o el intento de penetración masiva desde la frontera jordana y la turca, tuvieron su base en información satelital proporcionada por Turquía y cuya procedencia no podría ser otra que EEUU e Israel. Si hemos de creer a fuentes libanesas, rusas y chinas, los aviones Awacs de la OTAN proporcionaron a los terroristas del Ejército Islámico y otros grupos afines comunicaciones seguras, internet entre las diferentes unidades, fotografías en tiempo real de las posiciones ocupadas por el ejército sirio…. En paralelo, según han denunciado parlamentarios iraquíes, aviones de la Coalición, oficialmente anti-EIS y liderada por EEUU, lanzaban suministros en paracaídas sobre los grupos islamistas cercados por el PKK en la ciudad de Kobani, mientras el gobierno de Erdogan negaba el acceso a la zona a los militantes kurdos que querían colaborar en la lucha e impedía a los refugiados huir de los combates. La ofensiva del Ejército Islámico en los últimos meses, de una enorme magnitud (el número de atacantes varía según las fuentes de 25 a 75.000 hombres), pudo ser contenida por el ejército sirio, que recuperó gran parte de las posiciones perdidas en pocas semanas. Entre ellas, la zona fronteriza entre Líbano y Siria, que suele considerarse como una victoria de carácter estratégico.

Aviones de la Coalición, oficialmente anti-EIS, lanzaban suministros en paracaídas sobre los grupos islamistas cercados por el PKK en la ciudad de Kobani.

Hace pocos días algunos diarios estadounidenses se preguntaban por la actitud de la administración Obama frente al terrorismo. La imagen de más de 500 vehículos de transporte del Ejército Islámico camino de la ciudad de Raqqa, fotografiados a plena luz del día y sin que nadie los molestara, ponía en duda la actuación de la coalición occidental contra el EIS.

En las últimas semanas Moscú advirtió a Israel de que una escalada de bombardeos contra los Altos del Golán ocupados no sería admisible. Si se creen las fuentes rusas, 6 interceptores de superioridad aérea aterrizaron en Mezzed, cerca de Damasco, enviándose así un mensaje claro a Israel, EEUU y Turquía; estos dos países se apresuraron a retirar los misiles antiaéreos Patriot de la frontera turca. En un último intento, una vez más frustrado, Moscú ha querido sentar en la mesa de negociación tanto a sirios como saudíes o turcos. La negociación política sólo se abrirá paso cuando se tenga clara la correlación de fuerzas en el campo de batalla.

Al Assad junto a Putin durante una visita oficial.

Al Assad junto a Putin durante una visita oficial.

Moscú, desde el comienzo de la crisis, ha sido un actor trascendental en el proceso. El acuerdo firmado entre Moscú y Damasco allá por los años 80 consolidaba una influencia importante de este país en la región. Posteriormente la relación entre ambos países quedó muy mermada por la desintegración del espacio post soviético. Las relaciones se normalizan con la firma en 2005 del acuerdo sobre los 15.000 millones de dólares que Damasco debía a Moscú.
Es la presidencia de Putin la que inicia la recuperación de Rusia como potencia a tener en cuenta. El desarrollo de la Marina de Guerra del Mar Negro precisa puertos de amarre, que sólo se tenía en Lattakia en la costa siria. Aunque no mucho más que un espigón, era el único punto de atraque de la flota en el Mediterráneo oriental. La caída de Siria en manos del ejército islámico y el derrocamiento del presidente Al Assad implicaría que la flota quedaría cercada, puesto que la única vía de acceso al mar (el estrecho de los Dardanelos) permanecería en manos de la OTAN.

Por otra parte la caída del presidente Al Assad (hoy se da por inviable en todas las cancillerías)2 implicaría la pérdida de la influencia política y económica de Rusia en Oriente Medio. Perdería la capacidad de exportación de gas y petróleo proveniente de la zona del Caspio a través de Irán y Siria. Rusia, en este escenario, quedaría convertida en un mero espectador con la seguridad de que, en muy pocos meses, el crecimiento del Ejército Islámico sería utilizado contra la propia Rusia y sus aliados. De hecho, la presencia de terroristas chechenos y miembros de minorías chinas en el frente sirio tienen como finalidad la extensión del conflicto al interior de Rusia3 y de China4, así como los intentos de desestabilizar Irán (los atentados en el país persa se han venido sucediendo en paralelo a la ayuda política o militar prestada al gobierno de Damasco).

Si se creen las fuentes rusas, 6 interceptores de superioridad aérea aterrizaron en Mezzed, cerca de Damasco.

La diplomacia rusa ha intentado alcanzar acuerdos políticos en este conflicto, fue la gestora de la conferencia de Ginebra-1, fracasada porque las condiciones impuestas por EEUU, que apostaba por una victoria militar rápida, convertían a Putin en vasallo de Obama. El Plan diseñado por el Pentágono proponía una reconfiguración nueva de todo Oriente Medio que significaba más de medio siglo de guerras internas hasta alcanzar el objetivo deseado. Ginebra-2, resultó igualmente fracasada por la incapacidad para ponerse de acuerdo la miríada de grupúsculos, con intereses encontrados en función de sus financiadores, que formaban la oposición exterior. Mientras, la oposición interna se nucleaba en torno a la figura del presidente, que era la garantía de la pervivencia de un Estado laico y aconfesional. En esta tesitura se abre la necesidad para Moscú de una implicación mayor en el conflicto, contando con que EEUU no iniciará una confrontación directa por Siria como se demostró en la masacre de Guta el 21 de agosto de 2013, cuando el Ejército Islámico gaseó a la población civil de esa ciudad y fue acusado, sin fundamento, el gobierno de Al Asad de haber provocado la matanza.

La posición de Irán se ve reforzada por el acuerdo nuclear obtenido con EEUU que, vista la imposibilidad de un ataque militar, ha optado por la neutralización de Teherán utilizando el anzuelo del levantamiento de las sanciones. Teherán entiende que Siria es pieza clave en su expansión como potencia regional. La franja mediterránea siria permitiría al país persa una salida para sus exportaciones de hidrocarburos hacia el Mediterráneo y Europa. La posición iraní no puede cambiar, más bien es lo contrario. Ha de involucrarse más. Teherán ha ayudado hasta ahora al gobierno sirio con un contingente militar limitado, con créditos y armamento. Sus rivales en la zona, especialmente Israel y Arabia Saudita, que han llegado a acuerdos de cooperación militar mutuos contra el Yemen, ven con enorme suspicacia la nueva posición israelí y apuestan por una profundización del conflicto.

En esta tesitura se abre la necesidad para Moscú de una implicación mayor en el conflicto.

Como sabemos el ejército islámico, con sus diferentes marcas y franquicias, nace en las mesas del Estado Mayor de EEUU y la OTAN mucho antes que surgiera en los medios de comunicación “la primavera siria”. Hasta el momento los terroristas han sido útiles, los intentos por maquillar sus acciones han sido vanos, la brutalidad de sus actuaciones han servido para otorgarles una enorme publicidad destinada al público occidental. El mensaje hacia la población es tan huero como falso: el Islam contra el cristianismo, el mundo árabe contra Occidente. La falacia del “choque de civilizaciones” hecha realidad.

Mientras el EIS vuela los monumentos históricos de Irak o Siria, se oculta el expolio y la venta de restos arqueológicos, previamente saqueados, a museos y coleccionistas privados de Occidente. Es la repetición del caso iraquí. Cuando se produce la invasión, entre los días 16 y 21 de abril del 2003 desaparecen obras de valor incalculable del Museo Arqueológico de Bagdad. Algunas de las piezas se recuperaron posteriormente en EEUU, Suiza, Japón, Francia, E-bay… Para el ejército islámico no se trata de ganar sino de aniquilar toda una cultura y una sociedad que antes de la guerra era la única laica de Oriente Medio. La guerra en Siria va a alcanzar nuevas cuotas de paroxismo mientras se evidencia la necesidad de un acuerdo político. Hoy y como siempre la negociación se escribirá con la sangre del pueblo sirio.

Notas

1. Las presiones que ha sufrido el gobierno griego para impedir el sobrevuelo de aviones rusos con destino a Siria y la prohibición taxativa del gobierno búlgaro por presiones de los EEUU abonan precisamente este supuesto.

2. El ministro de exteriores español reconoció el 7 de septiembre la necesidad de negociar con Al Assad en su visita a Teherán.

3. A finales de agosto el ejército islámico informó de un ataque en Daguestán en el interior de Rusia.

4. http://www.abc.es/internacional/20140923/abci-chinos-201409222126.html

5. Informaciones recogidas por la red Voltaire demuestran que las monarquías del Golfo financiaron la instalación de minorías Uigur en el norte de Siria con intención de fortalecer, a partir de estas personas, un núcleo básico para intervenir posteriormente en China.