
Pensar entre los escombros. La tarea de los intelectuales en medio del conflicto armado.
Entrevista a Lisa Taraki.
Crítica y Emancipación, (14): 283-290, segundo semestre de 2015.
Hace un año Israel realizó uno de sus ataques más terribles contra Gaza. ¿Cuál es la situación actual en Palestina y cómo es la vida de los palestinos hoy en día?
El ataque letal en la Franja de Gaza en el verano de 2014 fue, de hecho, otro episodio más de la campaña de muerte y destrucción que Israel ha ejercido sobre el pueblo palestino en la Franja de Gaza por décadas. Cada vez es más letal y más destructiva, y sin dudas no tiene precedentes en su magnitud y sus efectos a largo plazo. Miles de personas en Gaza siguen sin refugio. La “comunidad internacional”, en vez de censurar a Israel por sus crímenes de guerra, sólo puede musitar acerca de los “esfuerzos de reconstrucción”, defendiendo así a Israel de sanciones y habilitando así la destrucción.
En la Ribera Occidental, la “vida” se reduce a sus aspectos mundanos. “Vida” significa mantener los “checkpoints”, la Barrera y un sinfín de obstáculos físicos y burocráticos que deben ser atravesados diariamente sólo para mantener la vida en movimiento. Pero el panorama general nunca está tan lejos de la mente o de la consciencia de la gente común. Esto es, que Israel es una fuerza colonizadora y controla todos los aspectos de la vida, a pesar de la fórmula de la “autoregulación” impuesta a los palestinos.

La socióloga Lisa Taraki y el asociado de investigación Thomas Sommer en Hyderabad
Pero siempre hay resistencia. En los últimos años, apareció un movimiento global que se sigue expandiendo llamado Boycott, Divestment and Sanctions (BDS) con liderazgo palestino que cada vez tiene más éxito en todo el mundo. Además, hay otras formas de resistencia que continúan en Palestina, tanto en la Franja de Gaza como en la Ribera Occidental, o las ciudades palestinas y las ciudades en la palestina histórica, hogar de palestinos que hoy en día son ciudadanos israelíes sólo de forma nominal.
Edward W. Said produjo muchos artículos relacionados con los intelectuales y el exilio, exhortándolos a salir de la “torre de marl” hacia la vida pública. ¿Cuál es el rol de los intelectuales en la representación política y en la escritura de la historia?
Bueno, obviamente, los intelectuales, no importa de dónde sean, —los académicos no son la excepción— no pueden darse el lujo proverbial de la “torre de mar»l”. En el mundo árabe hay una larga tradición de pensamiento crítico y de decir la verdad al poder, pero obviamente la represión estatal y la censura social son inhibidores potentes y logran coartar la libertad de expresión. Paradójicamente, bajo el régimen colonial israelí pareciera haber más libertad de expresión para los intelectuales y disidentes —aunque los límites son muy libres y claros— y la crítica del régimen colonial tiene sus propios límites. Hoy por hoy, la vigilancia israelí de los medios de comunicación, por ejemplo, es una amenaza muy fuerte para la libertad de expresión.
De forma más general, sin embargo, diría que los académicos árabes y palestinos no han expresado completamente su potencial para comprometerse en la esfera pública como intelectuales críticos. Desafortunadamente, y en relación con la situación «nanciera en el nivel universitario y la proliferación de ONGs orientadas a políticas y fundadas internacionalmente tanto en el mundo árabe como en el palestino, el potencial de los académicos para ser críticos está atado a su compromiso, no como intelectuales públicos, sino como “expertos” y creadores de políticas para laboratorios de ideas (think tanks), agencias internacionales y cuerpos de gobierno. Esto tiene consecuencias obvias en la representación política, y la mayoría de los académicos no están comprometidos políticamente en el sentido de participar de partidos, movimientos, y otras iniciativas políticas. Pero este es un asunto global, particularmente en los países del Sur (lo que solíamos llamar el “tercer mundo”), y re%eja la hegemonía de políticas neoliberales a nivel del estado y también hacia adentro de las universidades.
Said tematizó la cuestión del Orientalismo relacionado con la producción de conocimiento y proyecciones occidentales cara a cara con el mundo árabe. El Orientalismo y el Occidentalismo aún existen. ¿Cuáles son los dilemas y los desafíos en el horizonte?
Bueno, el Orientalismo vive y goza de buena salud, no sólo en la academia occidental y los medios de comunicación, sino también en la academia árabe y entre árabe reconocido, Sadik Jalal Al-Azm, llamó esto “orientalismo al revés”. Básicamente, falta una serie de textos que logren cuestionar algunas de las creencias primordiales que existen acerca de la sociedad y la cultura árabes y cómo estas dieren –y muchas veces superan– a aquellas de occidente.
En una situación colonial como en Palestina, puede parecernos sorprendente la adopción acrítica de las representaciones orientalistas y esencialistas de los árabes, de la cultura árabe y la religión. A partir de la experiencia personal, puedo decir que una de las máximas más básicas de la antropología crítica, que la “cultura” no es una entidad estática o coherente, no tiene gran in»uencia en la academia árabe o palestina. El hecho de que el colonialismo –y el sionismo– están implicados en la producción de “lo árabe”, “la sociedad árabe” y la “cultura árabe” no es objeto de análisis en la academia palestina, ni tampoco lo es el programa de reforma teórica e intelectual que tiene un n claro y defensores conocidos. Puedo decir, después de más de treinta años de enseñar sociología a estudiantes palestinos y también de leer las obras de dos generaciones de cientícos árabes que el orientalismo al revés está muy vivo hoy en día en los círculos de académicos e intelectuales.

Universidad de Birzeit cercana a la ciudad de Ramallah, en los Territorios Palestinos. Su origen remonta a 1924, año en el que se fundó una escuela primaria femenina.
Sin embargo, debemos considerar que hay una nueva generación de académicos más jóvenes y más críticos que están ganando protagonismo. Estos incluyen muchos palestinos en la diáspora, y su proyecto de incluir nuevas perspectivas en el estudio de Palestina ya se hace notar en los círculos académicos. Un grupo de publicaciones críticas han aparecido en la escena, incluidos un par de proyectos que están creciendo rápiamente: el Jadaliyya, un proyecto del Instituto de Estudios Árabes, y Al-Shabaka.
Pero el problema central de esta generación de académicos es que su producción crítica es completamente en inglés. Entonces, su obra se mantiene al margen de las circunstancias que están abordando y de los lectores a los que buscan dirigirse. Estoy segura de que sus lectores conocen bien las políticas de los lugares donde el conocimiento es producido y desde donde es diseminado.
En términos de la distribución del conocimiento internacional, si vemos los números de las producciones distribuidas internacionalmente del mundo árabe, la mayor parte de la información circula desde el norte hacia el sur. ¿Qué nos puede decir acerca de la distribución de la producción de cultura árabe, tanto a escala local como internacional?
Creo que mis comentarios previos son relevantes para responder esta pregunta acerca de la circulación del conocimiento. Los académicos árabes sí publican en lenguajes del norte, pero en su mayoría la producción es en idioma árabe. Esto limita la posibilidad de interactuar con académicos internacionales, claramente. Pero esta situación está cambiando.
La participación en la sociedad del conocimiento es muy importante en su mundo. ¿Cuáles son las posibilidades de conducir investigaciones de ciencias sociales desde Palestina?
En realidad, Palestina ha constituido por mucho tiempo un terreno muy fértil para la investigación en las ciencias sociales. Un período particularmente productivo fue en la década de 1980, cuando los académicos, impresionados por la movilización política del Primer Intifada (levantamiento) contra Israel, produjeron muchos trabajos en medio de esta experiencia de movilización política. Sin embargo, gran parte de las investigaciones existentes y de los textos ha sido producida por los académicos del norte, aunque el balance está cambiando, especialmente con la nueva generación de académicos que emergen en la escena que mencioné antes.
Podría mencionar aquí nuestro Programa de Doctorado en Ciencias Sociales pionero en la Universidad de Birzeit. Este programa busca producir conocimiento sobre las sociedades palestinas y árabes desde una locación árabe. Se espera que nuestros graduados se vuelvan académicos activos capaces de publicar tanto en árabe como en inglés (o en otras lenguas). Necesitan ser parte de la academia internacional, pero eso es tan importante para ellos como ser parte de la academia árabe y no estar aislados de ella. El aislamiento, fruto de décadas de control del movimiento, está siendo desa$ado de a poco, y los académicos palestinos son cada vez más notorios en el escenario académico árabe, a través de la participación en conferencias tanto como en publicaciones en periódicos como Idafat, el periódico de la Asociación Sociológica Árabe.
¿Cuál es el estatus de las universidades de Palestina en relación con el presupuesto, el número de estudiantes y la producción de pensamiento intelectual y académico?
Hace tiempo que las universidades palestinas sufren una profunda crisis nanciera. La crisis ha empujado a los administradores a aumentar la matrícula y ciertas medidas de austeridad de las instituciones. Una consecuencia de esto ha sido que se ha aumentado mucho la cantidad de horas que tienen que dictar los profesores, así como ha aumentado el tamaño de las clases. Por supuesto, esto tiene implicancias en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, y va de suyo que también en las actividades de investigación en las facultades. Es interesante que una de las consecuencias positivas de esta política haya sido ¡el aumento en el porcentaje de estudiantes femeninas!
Si bien hay cierto apoyo disponible para la investigación en ciencias sociales, no es suciente. Las universidades en sí mismas cuentan con oportunidades presupuestarias escasas. Esta situación ha llevado a muchos académicos a la investigación orientada a políticas por la demanda de organizaciones internacionales y ONGs. Obviamente, esto compromete la calidad crítica e intelectual de la investigación, pero es una realidad. La “cultura del asesoramiento” es pujante tanto en Palestina como en otros lugares dentro del mundo árabe y más allá, por los mismos motivos.
Entrevista publicada en la revista Crítica y Emancipación, nº 14, 2º semestre de 2015.
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