
El Viejo Topo entrevista a Yezid Arteta
Yezid Arteta Dávila es un profundo conocedor del conflicto armado de mayor duración en América Latina. Su implicación en el conflicto viene de lejos. Este sociólogo, abogado y escritor se incorporó a las FARC en 1984 y llegó a comandar uno de sus frentes guerrilleros.
Capturado herido durante un combate, permaneció 10 años en prisión. Al salir en julio de 2006 se comprometió con la búsqueda de la paz, la defensa de los derechos humanos y la resolución del conflicto. Su trabajo en la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la que forma parte en la actualidad, así lo atestigua. Ha acompañado muy de cerca el proceso de los diálogos de paz de La Habana.
De ahí nuestro interés en entrevistarlo para El Viejo Topo sobre el significado y las consecuencias esperables de la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP, a lo que Yezid accedió amablemente.

Yezid Arteta Dávila
El Viejo Topo.- El Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera suscrito entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP es un texto de 297 páginas. ¿Cuáles son en su opinión los aspectos más relevantes del Acuerdo?
Yezid Arteta.- El aspecto más relevante de los Acuerdos de La Habana tiene que ver con su enfoque territorial. En procesos de paz anteriores con agrupaciones rebeldes (M-19, EPL, CRS, PRT y Quintín Lame) las partes pactaron beneficios para los combatientes mientras la situación de marginalidad en los territorios no se modificó. El acuerdo con las FARC-EP corrige esta deuda histórica con las comunidades que han vivido en primera persona las consecuencias de la guerra. Esto se traduce en una potente inversión económica en centenares de municipios dirigida a resolver los problemas estructurales que originan el conflicto. Los acuerdos contemplan la entrega de tierras y créditos a los labriegos, sustitución gradual de los cultivos ilícitos y la puesta en marcha de un ambicioso plan de infraestructura vial, educativa y sanitaria que cobijará a vastas regiones del país. El objetivo de los acuerdos es atacar las raíces socioeconómicas del conflicto.
EVT.- Más allá del contenido estricto de los Acuerdos firmados, ¿cuál es el significado histórico y político de estos acuerdos de paz de La Habana?
Y.A.- Para Colombia es el acontecimiento histórico y político más relevante desde el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948, el cual desencadenó la llamada “violencia”. Dos generaciones de colombianos han sido tatuadas por la guerra y el asesinato político. Para Latinoamérica es el cierre de la vía armada e insurreccional como método para alcanzar el poder y el momento para evaluar los aciertos y desaciertos de una forma de lucha que tuvo en algunos casos orígenes foquistas, voluntaristas o vanguardistas y en otros –como es el caso de las FARC – fueron el resultado de mutaciones de grupos de resistencia campesina espontánea en guerrillas móviles con fines revolucionarios.
EVT.- El próximo 2 de octubre tendrá lugar el referéndum sobre el acuerdo de paz. ¿Cuál es el estado de opinión de los colombianos ante el referéndum y qué consecuencias puede tener el resultado?
Y.A.- Es un exabrupto que a un pueblo se le convoque para decidir si quiere o no la paz. Sin embargo, la refrendación de los Acuerdos de La Habana por la vía del Constituyente Primario es saludable si con ello se logra volverlos atemporales y resistentes a los vaivenes políticos. No hay la menor duda de que el “SÍ” a los acuerdos se impondrá el próximo 2 de octubre, pero es importante que la diferencia con respecto a los que voten por el “NO” sea considerable a fin de anular o minimizar a las fuerzas más retrógradas de Colombia que se han empeñado en mantener un statu quo que beneficia a una minoría ligada a los terratenientes y empresarios que se lucran de los negocios ligados a la guerra.
EVT.- ¿Cuáles son los retos principales para el futuro del país? El fin del conflicto armado, ¿significa el fin del conflicto en Colombia?
Y.A.- Son dos los retos. El primero es no dejar que los Acuerdos de La Habana, por falta de voluntad o escasez de recursos, se vuelvan papel mojado. El segundo reto es el de conseguir la supresión del asesinato como práctica política. Si en los próximos dos años se logra implementar una buena parte de los acuerdos, es palmario que estaríamos ante un país distinto y en unas condiciones favorables para alcanzar transformaciones más complejas del actual modelo económico. La izquierda y los movimientos sociales tienen mucho que ganar con la implementación de los acuerdos. El conflicto armado se volvió una especie de pared contra la que se chocaba la izquierda política y social. El establecimiento colombiano tiene varias asignaturas pendientes con las mayorías sociales y el fin del conflicto armado será una brillante ocasión para encauzar las luchas populares.
Entrevista realizada por El Viejo Topo en Barcelona el 10 de septiembre de 2016.