Praxis política y Estado Republicano. Crítica del republicanismo liberal. El Liberalismo ha logrado convertir en sentido común su concepción de la política. Según esta ideología, la política es una actividad desempeñada por profesionales capacitados con un saber teórico y la actividad de la ciudadanía se limita al voto periódico. Alternativa al liberalismo es la concepción política Republicana, originaria del mundo clásico Mediterráneo y que busca una comunidad social, no una simple suma de individuos.
La comunidad social se caracteriza no solo por la ley, sino, ante todo, por poseer un modo de vida, una cultura material, buen vivir, o ethos, elaborado en común por la ciudadanía, del cual es orgánica la ley o nomos. La política no es una actividad restringida a los especialistas, sino que exige la participación permanente, creativa, de la totalidad de la comunidad de ciudadanos, tanto en la producción y reproducción del ethos o vivir en común, libre, como en la deliberación soberana de la ley. Las tareas delegadas a sus servidores y ministros –minister: siervo doméstico– son las de ejecución puntual de sus acuerdos. Sin la existencia de un Soberano material, compuesto por el pueblo organizado activo, que delibera sobre el destino de la comunidad, crea su ethos y legisla su ley, no existe República.
En ausencia de estas características, el uso de la denominación de Republicanismo para definir la actividad política es una falsificación. Miras lo analiza en su nuevo libro.
Qué dice la prensa:
«He aquí un libro fascinante, alejado de todas las modas y sin embargo —o tal vez precisamente por ello— utilísimo. (…) Original, estimulante y de recomendable lectura para todos aquellos que no creen que la política es simple lucha electoral o batalla por la articulación del relato hegemónico.» – Mientrastanto (Julio/2016)