Cómo salir de la guerra en Ucrania. Parte 2ª

Cómo salir de la guerra en Ucrania. Parte 2ª

Como ya se dijo en la primera parte de este análisis, es necesario comprender los errores que condujeron al conflicto. Tanto los de Occidente como, a imagen y semejanza, los de Rusia.

Estos errores son de varios tipos. En primer lugar, hay errores de carácter «técnico», cometidos por los dirigentes y los medios de comunicación, que están relacionados con una falta de comprensión de los datos, o de la naturaleza de los mismos. Por ejemplo, la afirmación tantas veces repetida de que el PIB de Rusia era más o menos igual al de Italia o España surgió de una falta de comprensión –común entre políticos y periodistas– de las estadísticas y de cómo utilizarlas. Cuando se comparan dos economías, es importante utilizar el PIB calculado en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), porque otros métodos conducen a sesgos significativos[1]. Esto ha llevado a una infravaloración del PIB ruso (que de hecho es superior al alemán actual) en las representaciones occidentales y, por tanto, a un importante error de apreciación en cuanto a la capacidad de Rusia para hacer frente tanto a la guerra como a las sanciones occidentales[2]. Del mismo modo, también se cometieron errores «técnicos» sobre la capacidad de la industria rusa para producir grandes cantidades de armas y municiones[3]. Estos errores tienden a repetirse hasta que resulta imposible negar la realidad, como en el caso de las municiones[4]. La base de estos errores es la falta de conocimiento sobre Rusia o el hecho de que los responsables de la toma de decisiones (y los periodistas) no han escuchado a quienes tienen un conocimiento real de Rusia. Este primer nivel de error se deriva del deseo de no saber, ya se trate del tema (la guerra en Ucrania, Rusia, Ucrania, etc.) o de la forma en que se recogen los datos. En particular, ha dado lugar a previsiones de los efectos de las sanciones que son, cuando menos, fantasiosas.

También hay que señalar que algunas instituciones gubernamentales rusas también han pronosticado que la economía rusa será mucho menos resistente a las sanciones de lo que hemos visto. El hecho es que el error occidental fue significativo y que revela una forma de «pereza» intelectual entre los responsables de la toma de decisiones, una «pereza» que puede tener múltiples causas (desde la auténtica pereza hasta formas de saturación de la capacidad cognitiva, especialmente en el caso de la información presentada de forma «técnica»). Lo preocupante es la perpetuación de este error, con una infravaloración sistemática de la dinámica de crecimiento de la economía rusa, actualmente en una pendiente de crecimiento de al menos el 3% para 2023[5].

Luego están los errores derivados del filtro ideológico presente en el comportamiento de todos los actores y responsables de la toma de decisiones. Este es un punto importante. Nadie puede sustraerse completamente a sus propias representaciones ideológicas. Es un error (y una imposibilidad desde el punto de vista del análisis cognitivo) creer que podemos llegar a una representación totalmente desideologizada. Pero podemos ser conscientes de que nuestras propias representaciones están potencialmente sesgadas, y escuchar (o consultar) otras representaciones portadoras de una ideología diferente. No es que esas «otras representaciones» sean necesariamente más «correctas» que la propia. No obstante, la confrontación entre diferentes representaciones puede ser una señal de advertencia sobre la validez y la pertinencia operativa de las propias representaciones. Por ejemplo, se debería haber escuchado el discurso diplomático y político de los rusos desde principios de la década de 2000 (desde la crisis de Kosovo). Proceder de este modo habría dado sin duda una idea más precisa de las intenciones de los dirigentes rusos y de los puntos que, para ellos, constituían «líneas rojas», cuyo cruce implicaría necesariamente una respuesta a gran escala.

También es posible que los responsables occidentales, por comodidad o conformismo, se hayan encerrado en un debate demasiado cerrado a representaciones distintas de las suyas. Hay varias razones para ello, entre ellas la forma en que los responsables de la toma de decisiones no aceptan el pluralismo ideológico entre sus asesores, la preeminencia de representaciones ideológicas que ya no son «discutibles» y, por último, una «cultura de la comunicación» que está llevando a los responsables de la toma de decisiones a depender cada vez más de «comunicadores» que a su vez proceden de círculos cerrados, favoreciendo la conformidad ideológica (tanto en la formación como en la práctica profesional). Lo interesante aquí es que, en febrero-marzo de 2022, este tipo de operación se atribuyó a los dirigentes rusos, sin que los responsables occidentales se cuestionaran la posibilidad de que ellos mismos fueran víctimas de lo mismo.

Por último, un tercer tipo de error puede atribuirse a una resistencia política y psicológica a considerar que el mundo había cambiado profundamente entre los años 1990 y 2022. A finales de los años 90, se aceptaba el dominio de Estados Unidos y, en general, los países occidentales ejercían una forma de supremacía, ya fuera política, económica o militar. Pero el mundo ha cambiado profundamente en los últimos veinte años[6]. Las relaciones económicas internacionales han estado marcadas por la emergencia de China, que ha suplantado a Estados Unidos desde el punto de vista industrial y comercial, pero también por la emergencia global de Asia, que ha suplantado progresivamente a Europa. Al mismo tiempo, zonas que se creían permanentemente marginadas por Estados Unidos y Europa, como América Latina y Oriente Medio, y en menor medida África, han empezado a emanciparse. Vivimos un periodo de desoccidentalización del mundo[7]. La cumbre de los BRICS celebrada en Johannesburgo a finales de agosto de 2023 ofreció una imagen sorprendente de ello[8].

Este cambio es fundamental. Plantea a los responsables occidentales un doble reto, en primer lugar político (cómo pensar en el lugar que ocupa el propio país en el equilibrio de poder internacional), pero también psicológico (cómo pensar en uno mismo cuando se pasa de una posición de centralidad que se ha ocupado durante casi tres siglos a una posición de periferia). Sin embargo, en general, los responsables políticos de los países occidentales estaban mal preparados para este doble reto. Enfrentados a grandes cambios que estaban muy lejos de su alcance y que provocaban situaciones de disonancia cognitiva[9], estos responsables optaron por estrategias de negación[10] (estos cambios no existen, o son sólo temporales…) o estrategias de reproducción de comportamientos pasados. Así, en el mejor de los casos, están dispuestos a participar en una «Guerra Fría 2.0», reproduciendo así el comportamiento de sus predecesores de 1948 a 1952, pero en una situación que ahora es radicalmente distinta.

Las causas de los errores cometidos por los dirigentes «occidentales» son probablemente tan numerosas como los propios errores. Todas ellas se suman a una importante crisis de toma de decisiones.

Fuente: https://frontpopulaire.fr/

Artículo seleccionado por Carlos Valmaseda para la Miscelánea de Salvador López Arnal

Notas
[1] Ver Sapir J., « Assessing the Russian and Chinese Economies Geostrategically” in American Affairs, vol. VI, n°4, 2022, pp. 81-86.
[2] Ver Sapir J., “Wendet sich der Wirtschaftskrieg gegen Russland gegen seine Initiatoren?” in Stefan Luft, Sandra Kostner (Editors): Ukrainekrieg. Warum Europa eine neue Entspannungspolitik braucht, Frankfurt am Main, 2023, Westend-Verlag.
[3] Ver, Cooper J., Implementation of the Russian Federal Budget During January-July 2022 and Spending on the Military, SIPRI Background Paper, Stockholm, Octobre 2022. Idem, Russia’s Military Expenditure During its War Against Ukraine, SIPRI Insights on Peace and Security, Stockholm, n°2023/07, juin 2023.
[4] https://www.dailymail.co.uk/
[5] IPE-ASR, KAD-VVP septembre 2023, https://ecfor.ru/publication/
[6] Sapir J., La Démondialisation, Paris, Le Seuil, nouvelle édition, 2021.
[7] Barma N., Chiozza G., Ratner E. et Weber S. (2009), “A World Without the West? Empirical Patterns and Theoretical Implications”, in Chinese Journal of International Politics, n° 2, Vol.4, 2009, pp. 525-544.
[8] Ver Sapir J., “What will be the emerging new world order?” in Economic and Social Changes: Facts, Trends, Forecast, Vol.16(4), pp. 38–56.
[9] Aronson E., “The Theory of Cognitive Dissonance: A Current Perspective”, in Editor(s): Leonard Berkowitz,
Advances in Experimental Social Psychology, Academic Press et Elsevier, Volume 4, 1969, Pages 1-34. Festinger, L., A theory of social cognitive dissonance (1st Edition), Evanston, III., Row, Peterson and Company, 1957.
[10] Baumeister, R. F., Dale, K., & Sommer, K. L., “Freudian defense mechanisms and empirical findings in modern social psychology: Reaction formation, projection, displacement, undoing, isolation, sublimation, and denial”. Journal of Personality, Vol. 66, 1998, pp.1081–1124. Voir aussi, Gosling, P., Denizeau, M., & Oberlé, D., “Denial of responsibility: A new mode of dissonance reduction” in Journal of Personality and Social Psychology, Vol. 90(5), 2006, pp. 722–733.

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