En enero de 2022 el Banco Mundial advirtió que los países “en desarrollo” se quedarán aún más rezagados con respecto al mundo rico al tener dificultades para recuperarse del impacto económico de la pandemia debido a la propagación de las variantes del coronavirus y su capacidad limitada para implementar medidas de reactivación. En los nuevos pronósticos económicos publicados el martes 11 de enero de 2022, el Banco Mundial dice que espera que la economía mundial experimente una recuperación a dos velocidades en 2022, lo que impulsará una desigualdad cada vez mayor. Mientras que, según el Banco Mundial, la producción de los países ricos volverá a su nivel previo a la pandemia en 2023, la de los países “en desarrollo” se mantendrá en promedio un 4% por debajo de su nivel previo a la pandemia. Según el Banco, la débil recuperación tras el impacto del coronavirus será particularmente severa en los países más vulnerables; para el próximo año, la producción en «países frágiles y afectados por conflictos y pequeños Estados insulares seguirá siendo un 7,5-8,5% más baja» que su nivel previo a la pandemia.
David Malpass, presidente del Banco Mundial, ha declarado que había una brecha entre las tasas de crecimiento de los países ricos y pobres. Ha declarado también que mientras el ingreso per cápita aumentó un 5% el año pasado en las economías avanzadas, aumentó solo un 0,5% en los países de bajos ingresos, dijo. “Vamos en la dirección opuesta a lo deseable para un buen desarrollo”. «Tenemos ante nosotros un gran problema que podría durar años».
Ayhan Kose, jefe de la unidad de pronóstico económico del banco, ha declarado que los países en desarrollo enfrentan «una plétora de riesgos» que aumentan la probabilidad de un aterrizaje brutal, en particular la aparición de nuevas variantes, el aumento de la inflación, las tensiones en los mercados financieros con el aumento de las tasas de interés y las catástrofes relacionadas con el clima. Ha pedido una acción más agresiva de la comunidad mundial en los temas de las vacunas, la deuda y el cambio climático.
Según Kose, las economías emergentes y en desarrollo no han podido brindar una respuesta fiscal y monetaria a la pandemia tan grande como la implementada en las economías avanzadas y varias de ellas ya se han visto obligadas a retirar sus medidas de estímulo aumentando las tasas de interés para hacer frente a un aumento de la inflación. “Han hecho todo lo posible, pero lo que han hecho está lejos de lo que las economías avanzadas han podido hacer”, subrayó. Y agregó: “Esta es una pandemia de desigualdades que tendrá consecuencias sobre varias generaciones”.
En particular, abogó en favor de una acción más ambiciosa para proteger del virus a las economías en desarrollo. “En el caso de las vacunas, el problema está muy claro y no abordarlo tiene consecuencias”, dijo. “Pretendemos que podemos superar la pandemia sin vacunar a grandes poblaciones en todo el mundo. Esto no es cierto”.
La advertencia del Banco Mundial se hace eco de llamamientos similares de otras instituciones mundiales. Rebeca Grynspan, Secretaria General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), ha declarado que la distribución de vacunas en todo el mundo había sido «deficiente e irracional», con economías avanzadas llegando a acuerdos de suministro de 3 mil millones de dosis de vacuna más de lo que necesitaban para sus propias poblaciones, casi lo suficiente para proporcionar dos dosis para toda la población de África. En su opinión, “el coste de la pandemia está creciendo más allá de todo lo que hemos visto antes, y no solo en términos de deuda y la salud de millones de ciudadanos”. Agregó que la propagación de nuevas variantes “ya está afectando la recuperación y erosionando la legitimidad de los gobiernos y las instituciones democráticas en todas partes…”. Si no encontramos la voluntad política y el espacio de negociación, desgraciadamente la realidad nos llevará a muy malos resultados”[1]
En 2021, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, advirtió que el mundo «enfrentaba una agravación de la recuperación a dos velocidades», debido a las diferencias en la disponibilidad de vacunas, las tasas de infección y la capacidad variable de los países para brindar apoyo político. Calificó a esta situación de “un momento crítico que requiere una acción urgente por parte del G20 y las y los responsables políticos”.
Las advertencias emitidas por el Banco Mundial y el FMI están bien fundadas, pero la autocrítica está totalmente ausente. Además, estas dos instituciones no cambian un ápice su política concreta: siguen recomendando la continuación de las políticas neoliberales, que son precisamente las que han llevado al desastre actual.
El final de 2021 y el comienzo de 2022 están marcados por aumentos muy fuertes en los precios de la energía. Esto ha comenzado a provocar disturbios como el de Kazajistán en enero de 2022. Frente al aumento de los precios de los alimentos básicos y los combustibles impuestos por los programas de ajuste estructural y apoyados por el FMI y el Banco Mundial, las poblaciones se enfrentan a enormes dificultades para calentar sus hogares en los lugares donde es necesario o para cocinar, hervir el agua y hacerla potable.
Los gobiernos y las principales instituciones multilaterales como el Banco Mundial, el FMI y los bancos regionales de desarrollo han utilizado el pago de la deuda pública para generalizar políticas que han dañado los sistemas de salud pública. Esto los ha hecho mucho más vulnerables a pandemias como la del coronavirus.
Incluso antes del estallido de la epidemia de Covid-19, estas políticas ya habían producido enormes pérdidas en vidas humanas y, en los cuatro rincones del planeta, las y los trabajadores de la salud habían organizado protestas.
Si se quisiera tener los medios para luchar contra el coronavirus e incluso mejorar la salud y las condiciones de vida de la gente, habría que adoptar medidas de emergencia.
La suspensión inmediata del pago de la deuda y, mejor aún, su cancelación deberían haber sido una prioridad.
Sin embargo, ni el Banco Mundial ni el FMI han cancelado deudas desde el inicio de la pandemia del coronavirus. Estas dos instituciones han multiplicado declaraciones que pretendían dar la impresión de que estaban tomando medidas muy fuertes. Es completamente falso. El mecanismo de suspensión del servicio de la deuda puesto en marcha por el FMI, el Banco Mundial y el G20 en abril de 2020 se parece como dos gotas de agua al mecanismo puesto en marcha tras el tsunami que azotó India, Sri Lanka, Bangladesh e Indonesia en diciembre de 2004. En lugar de la cancelación, los acreedores públicos no hacen sino aplazar los vencimientos. Hay que subrayar que los acreedores privados no están obligados a hacer ningún esfuerzo. En cuanto al FMI, no pone fin al reembolso, ni siquiera lo suspende. Ha creado un fondo especial que es alimentado por los países ricos y del que el FMI extrae para reembolsarse.
Peor aún, desde marzo de 2020, el FMI ha extendido acuerdos de préstamo que implican la continuación de las medidas neoliberales y de austeridad.
En cuanto al Banco Mundial, entre marzo de 2020 y abril de 2021, recibió más reembolsos de países «en desarrollo» de lo que proporcionó como financiación ya sea en forma de subvenciones o préstamos.
En 2021, ante la crisis internacional y la pandemia, el CADTM internacional estuvo presente en la iniciativa del Manifiesto «¡Acabemos con el sistema privado de patentes!» que tuvo un importante eco internacional: Lista de las primeras 360 firmas de personas que apoyan el Manifiesto ¡Acabemos con el sistema privado de patentes! #FREECOVIDPATENTS. Más de 250 organizaciones también son firmantes a nivel internacional.
Para luchar contra las crecientes desigualdades y hacer frente a la pandemia del coronavirus, la red internacional CADTM y los firmantes del manifiesto impulsado por el CADTM estamos a favor de:
- La suspensión de patentes privadas sobre todas las tecnologías, conocimientos, tratamientos y vacunas relacionadas con el Covid-19;
- La eliminación de los secretos comerciales y la publicación de información sobre los costes de producción y las inversiones públicas utilizadas, de forma clara y accesible para toda la población;
- Transparencia y control público en todas las etapas del desarrollo de vacunas;
- Acceso universal, abierto y gratuito a la vacunación y el tratamiento;
- La expropiación y socialización bajo control ciudadano de la industria farmacéutica privada como base de un sistema de salud público y universal que promueva la producción de tratamientos y medicamentos genéricos;
- El aumento de las inversiones y los presupuestos públicos destinados a las políticas públicas de salud y atención local, incluyendo un aumento en las contrataciones, salarios y una mejora en las condiciones laborales del personal de estos sectores;
- La introducción de impuestos sobre la riqueza (patrimonio e ingresos del 1% más rico) para financiar la lucha contra la pandemia y asegurar una salida socialmente justa y ecológicamente sostenible de las diversas crisis del capitalismo mundial;
- La suspensión del pago de las deudas mientras dure la pandemia y la cancelación de las deudas ilegítimas y de las contraídas para financiar la lucha contra el virus.
En todas partes del planeta el “sistema deuda” acentúa las desigualdades. Si los contextos son diferentes, el mecanismo es similar en el Norte y en el Sur: los Estados sobreendeudados son estrangulados por pagos insostenibles y puestos bajo el control de los acreedores. Las soluciones impuestas en el Sur y en el Norte son idénticas: planes de ajuste estructural allá, políticas de austeridad aquí, privatizaciones, esclavización sistemática de la naturaleza y medidas antisociales por todas partes.
Para que los pueblos puedan liberarse de la tutela de los acreedores, el CADTM preconiza la cancelación de todas las deudas identificadas como ilegítimas, ilegales, insostenibles u odiosas sobre la base de la realización de auditorías capaces de esclarecer su origen e identificar la parte que no debe ser pagada. porque no ha beneficiado a la población. La movilización ciudadana es la piedra angular fundamental de los cambios que pretende impulsar el CADTM. Una de sus estrategias para alimentarla consiste en fortalecer a las organizaciones miembros de su red internacional a la vez que desarrolla sus sinergias con redes que trabajan sobre la deuda y sus colaboraciones con otros movimientos sociales para que integren el tema de la deuda y la reivindicación de su cancelación en su agenda política. Hay que señalar que a ojos del CADTM, la cancelación de todas las deudas ilegítimas no es un fin en sí mismo. Es en mayor medida un medio, una condición necesaria pero no suficiente para la construcción de un mundo que permita la consagración universal de los derechos humanos fundamentales, la emancipación social y el respeto por la naturaleza.