La imagen de la ciudad en siglo y medio de fotografía

Fotografía Guerra Civil
La exposición indaga en la imagen de la ciudad a lo largo del siglo y medio de historia de la fotografía. Desde las primeras imágenes, como la de Ramón Alabern, que creó el primer daguerrotipo español en 1839, en la barcelonesa plaza del Palau, hasta las innumerables fotografías que la explosión de la tecnología digital, la difusión por internet y las múltiples plataformas que sirven de refugio a los cazadores de imágenes, la evolución ha sido constante.

Una visita a las salas de la Virreina permite  sumergirse en escenas de otras épocas, que han sido devoradas por el olvido, como esa imagen del mar que moría a los pies de Montjuïc, cuando el actual paseo de Colón era una ronda colgada sobre la muralla del mar; o las galas preparadas por los patricios del Ayuntamiento de la ciudad con ocasión de la visita de Isabel II en 1860, y la panorámica de Antoni Esplugas de la fachada marítima de Barcelona, con el monumento a Colón todavía en construcción, hacia 1887, en pequeñas placas que persiguen las décadas del enriquecimiento de la ciudad burguesa junto a la pobreza de la ciudad proletaria, cuyas imágenes son mucho menos frecuentes. Muchas veces, inexistentes.

Carlos Pérez de Rozas. Altar de Pío XII, 1952.

Carlos Pérez de Rozas. Altar de Pío XII, 1952.

En la evolución del imaginario ciudadano, pueden  verse las imágenes de la confusión de las barracas de Pekín, captadas en un momento impreciso entre 1904 y 1910; o la manifestación por la amnistía en el Paseo del Triunfo, en solidaridad con los presos y los ferroviarios despedidos con ocasión de la huelga general de agosto de 1917. También, escenas de personajes olvidados, que formaron el vientre de la ciudad, como el retrato de la Maruja, conocida como Miss Barrio Chino, captada en un bar por Gabriel Casas en 1930. Pero la mayor parte de las imágenes ilustran la visión que la burguesía tiene de sí misma, la importancia que se otorga, ajena a la evidencia de que la ciudad la construyen y la sufren los trabajadores que malviven en los infiernos de la ciudad vieja, y, después, en los suburbios de aluvión donde fueron enterradas generaciones de proletarios.

La estructura de la muestra, preparada por Jorge Ribalta, aborda desde la adopción del hipodámico Plan Cerdà (que, por fortuna, fue impuesto por el gobierno de Madrid, frente al proyecto de Antoni Rovira Trías, el preferido por la burguesía, que hubiese hipotecado el futuro de la ciudad) y la Exposición Universal de 1888; pasando por la aparición de la prensa que dedicaba atención a la fotografía, por la llamada Reforma, en 1910, del corazón de la vieja ciudad medieval, con el trazado de la Vía Layetana, que supuso el desahucio y la expulsión de miles de trabajadores de sus casas, en un magnífico negocio para la burguesía que controlaba los resortes del poder económico, y, más tarde,  la reforma de la montaña de Montjuïc, con la Exposición Internacional de 1929. Paralelas a esas grandes obras, se sucedieron los años del modernismo, y, después, los años de la esperanzada II República española hasta el estallido de la rebelión fascista que daría lugar a la guerra civil. Los últimos espacios diseñados por la exposición recogen el fotoperiodismo que surge en los años finales de la dictadura franquista, con las luchas vecinales y obreras que crean un imaginario propio,  que intenta competir con el creado por la burguesía. La imagen de la ciudad está orientada por la mirada del fotógrafo, pero, sobre todo, por la de quienes han controlado el poder.

François Marie Alexandre Gobinet de Villecholes). Barcelona, demolición de las murallas, c. 1855.

François Marie Alexandre Gobinet de Villecholes). Barcelona, demolición de las murallas, c. 1855.

Desde Ramón Alabern hasta Agustí Centelles y Pérez de Rozas, pasando por los fotoperiodistas de la transición política tras la dictadura y los nuevos fotógrafos del cambio de siglo, las imágenes se agolpan en un recorrido que revela la corrupción del poder.  Debe destacarse el seminario que acompaña a la muestra, que con el título de Las luchas por la imagen de la ciudad,  intentará profundizar,, hasta mediados de mayo, en diversas sesiones,  en la evolución del imaginario sobre la ciudad y su representación, ligada casi siempre al poder, y, alguna vez, a los momentos en que predomina una visión popular.

La ciudad proletaria, que se ve obligada a ceder espacios a la voracidad de la burguesía, y que es captada por la fotografía convertida en  un instrumento más al servicio del poder, aparece aquí y allá, como en el documental de la CNT que acompaña a las fotografías, sitúa con precisión la magnitud de las interminables cadenas con que los patricios de la ciudad cargaron a generaciones de trabajadores: “el gesto de rapiña de los capitanes de la industria”, y “el alma podrida de la Iglesia católica”, mientras suenan las notas de la Internacional.

Santa Coloma, Juan Guerrero, 1970.

Santa Coloma, Juan Guerrero, 1970.

Materiales adicionales:

Barcelona. La metrópolis en la era de la fotografía, 1860-2004

La economía de Barcelona

Problema de la vivienda

Barcelona, ciudad de acogida

Construcción de la propia casa

El largo viaje hacia la ira, de Llorenç Soler, 1969