Patrick Saurin y Éric Toussaint
Porque los capitalistas demostraron que eran capaces de cometer delitos y de correr riesgos —aunque se niegan a asumir las consecuencias— con el único fin de aumentar sus beneficios; porque sus actividades conllevan, periódicamente, un coste demasiado alto para la sociedad; porque la sociedad que queremos construir debe estar guiada por la búsqueda del bien común, de la justicia social y de la reconstitución de una relación equilibrada entre los humanos y los otros componentes de la naturaleza, se deben socializar los bancos. Como lo propone Frédéric Lordon, se trata de realizar “una desprivatización integral” del sector bancario.[1]
Proteger a la ciudadanía y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros
Socializar el sector bancario significa:
- La expropiación sin indemnización (o con una indemnización simbólica de un euro) a los grandes accionistas, mientras que los pequeños serán indemnizados.
- La concesión al sector público del monopolio de la actividad bancaria salvo una excepción: la existencia de un sector cooperativo de pequeño tamaño, pero sometido a las mismas reglas fundamentales que el sector público.
- La redacción, con participación ciudadana, de una declaración de objetivos a alcanzar y de misiones a perseguir, que ponga el ahorro, el crédito y la inversión al servicio de las prioridades definidas según un proceso de planificación democrática.
- La transparencia de las cuentas que deberán presentarse al público de manera comprensible.
- La creación de un servicio público de ahorro, de crédito y de inversión doblemente estructurado: por una parte, una red de pequeñas oficinas próximas a la ciudadanía; y, por la otra, organismos especializados en la gestión de fondos y la financiación de inversiones (que no estén garantizadas por los ministerios) destinadas a la salud pública, la educación, la energía, el transporte público, las jubilaciones, la transición ecológica, etc. Los ministerios deberán contar con un presupuesto suficiente para la financiación de las inversiones que les correspondan, por tanto, los organismos especializados financiarían ámbitos y actividades que excedieran las competencias y las esferas de acción de esos ministerios, con el fin de garantizar que no queden temas sueltos.
Imaginemos lo que eso significa concretamente: los bancos privados habrán desaparecido, es decir que, después de su expropiación (con indemnización para los pequeños propietarios), su personal habrá sido trasladado al servicio público bancario y a los seguros. En estos traslados se mantendrá la antigüedad y los salarios (hasta un máximo autorizado con el fin de limitar fuertemente los salarios demasiado altos y aumentar los salarios bajos para reducir esa diferencia) y se mejorarán las condiciones de trabajo, por ejemplo con el abandono del benchmarking[2] y las prácticas de ventas “forzadas”. Se establecerá un sistema de contratación para los nuevos trabajadores y trabajadoras que respete las normas de un servicio público.
Bancos al servicio de la ciudadanía
Se pondrá fin a la actual concentración de oficinas bancarias, en competencia unas con otras, en las grandes aglomeraciones urbanas y a la penuria o ausencia de sucursales en las pequeñas ciudades, pueblos o barrios populares. Se desarrollará una red densa de oficinas locales con el objetivo de aumentar fuertemente la accesibilidad a los servicios bancarios y de seguros, con un personal competente para responder a las necesidades de los y las usuarias en relación con la misión de servicio público. Nadie estará excluido del acceso al servicio público bancario que debe ser gratuito.
Las oficinas locales del servicio público gestionarán las cuentas corrientes y recibirán el ahorro de los y las usuarias, que estará totalmente garantizado. Se gestionará el ahorro evitando cualquier riesgo, y se destinará, bajo control ciudadano, a la financiación de proyectos locales y a inversiones de mayor alcance dedicadas a la mejora de las condiciones de vida, la salud pública, la lucha contra el cambio climático, el abandono de la energía nuclear, el desarrollo de circuitos cortos, a una planificación territorial que respete normas sociales y ambientales rigurosas, etc. Las personas, clientas de los bancos, podrán elegir qué proyectos desean ver financiados con sus ahorros.
Las agencias locales concederán créditos (sin riesgos) a personas individuales, familias, PYMES, estructuras privadas locales y establecimientos públicos. Y, además de los proyectos a nivel local, podrán consagrar una parte de sus recursos a proyectos de mayor envergadura, naturalmente en el marco de una política acordada.
Bancos al servicio de la comunidad
Para facilitar el control, las oficinas locales deberán presentar de forma precisa el destino del dinero que gestionan, ya sea en el ámbito local o en proyectos de más largo alcance. Este control se efectuará mediante el establecimiento de un calendario de programación y herramientas de seguimiento que permitan controlar claramente la utilización de los fondos y la puesta en marcha de los proyectos.
Los proyectos locales que se deberían financiar se definirán de manera democrática con un máximo de participación ciudadana. Además, las oficinas locales también se harán cargo de los contratos de seguros para las personas físicas y las personas jurídicas.
Sostener la transición hacia una economía social, sostenible y ecológica
Por otro lado, los ministerios a cargo de la salud pública, la educación, la energía, el transporte público, las jubilaciones, la transición ecológica, etc. dispondrán de medios de financiación provenientes del presupuesto del Estado.
Las agencias bancarias transversales especializadas intervendrán en los ámbitos y actividades que excedan las competencias y las esferas de acción de un solo ministerio. Por lo tanto, tendrán que garantizar las misiones específicas o transversales definidas a través de la participación ciudadana, como un programa de abandono total de la energía nuclear que incluya el tratamiento seguro de los residuos nucleares durante un largo periodo.
El sector bancario socializado permitirá reconstituir un circuito virtuoso de financiación de los poderes públicos: éstos podrán emitir títulos que podrán adquirir los servicios públicos, sin pasar por las imposiciones de los mercados financieros.
Quedan todavía muchos aspectos para que sean elaborados colectivamente, ya que estamos en la fase preparatoria del establecimiento de un sistema totalmente nuevo. Eso demanda un ambicioso trabajo colectivo de puesta en común de ideas y propuestas. Y ese trabajo acaba de comenzar.
Control de la ciudadanía en todos los niveles
El control de la ciudadanía es el control por parte de trabajadores y trabajadoras, usuarios y usuarias, cargos electos locales,representantes de las pequeñas, medianas y microempresas, artesanos y otros trabajadores y trabajadoras independientes, delegados y delegadas del sector asociativo. A este control ciudadano se agrega el control de las autoridades de supervisión bancaria.
La palabra socialización se utiliza preferentemente en lugar de nacionalización o estatalización para indicar claramente hasta qué punto es esencial el control de la ciudadanía, con un reparto de decisiones entre cargos directivos, representantes de la plantilla, clientes, asociaciones y cargos electos locales, que completan el control de los y las representantes de las instancias bancarias públicas nacionales y regionales. Por lo tanto, hay que definir de manera democrática el ejercicio del control ciudadano activo. Asimismo, es necesario estimular el ejercicio de un control de las actividades del banco por parte de los y las trabajadoras del sector bancario y su participación activa en la organización del trabajo. Es necesario que las direcciones de los bancos pongan anualmente en conocimiento público su gestión transparente y comprensible. Hay que privilegiar un servicio de proximidad y de calidad que rompa con las políticas de externalización llevadas a cabo actualmente. Hay que alentar al personal de los establecimientos financieros para que garantice a su clientela un auténtico servicio de asesoramiento y erradicar las políticas comerciales agresivas de venta «forzada»
La socialización del sector bancario y de seguros, y su integración en los servicios públicos permitirán:
- Proteger a la ciudadanía y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros;
- financiar los proyectos ciudadanos y de los poderes públicos;
- dedicar la actividad bancaria al bien común con, entre otras misiones, la de facilitar la transición de una economía capitalista, productivista y perjudicial a una economía social, sostenible y ecológica;
Porque consideramos que la moneda, el ahorro, el crédito, la seguridad del dinero en efectivo en las cajas y la preservación de la integridad de los sistemas de pagos son de interés general, nosotros preconizamos la creación de un servicio público bancario por medio de la socialización de la totalidad de las empresas del sector bancario y de seguros.
Porque los bancos son, actualmente, una herramienta esencial del sistema capitalista y de un modo de producción que saquea el planeta, genera un reparto desigual de los recursos, provoca guerras, incrementa la pauperización, socava cada día más los derechos sociales y ataca instituciones y prácticas democráticas. Todo eso hace que sea esencial tomar su control y hacer de ellos una herramienta al servicio de la colectividad.
La socialización del sector bancario no puede pensarse como un eslogan o una reivindicación que será suficiente por sí misma y que los dirigentes aplicarían después de darse cuenta de su conveniencia. Por el contrario, debe ser concebida como un objetivo político a alcanzar en el marco de un proceso liderado por una dinámica ciudadana. Es necesario que los movimientos sociales organizados existentes (y entre ellos los sindicatos) hagan de este proceso una prioridad en sus agendas y que los diferentes sectores (colectividades locales, pequeñas y medianas empresas, asociaciones de consumidores, etc.) se posicionen en ese sentido, pero, sobre todo, es esencial que los empleados y empleadas de los bancos estén sensibilizadas por el rol que tiene su trabajo y el interés que tendrían en ver sus bancos socializados. Además los usuarios y las usuarias deberán estar informadas, con el fin de que participen directamente en la definición de lo que debe ser un banco. Empezando por el mismo lugar en el que se encuentran, por ejemplo ocupando las oficinas bancarias en todos lados el mismo día.
La socialización del sector bancario y el apoyo popular, condiciones necesarias para cualquier cambio de modelo
Solamente unas movilizaciones multitudinarias pueden garantizar que se llegue a concretar la socialización del sector bancario, ya que esta medida ataca directamente el corazón del sistema capitalista.
Si un gobierno de izquierda se abstiene de tomar esta medida, no podrá provocar un cambio radical verdadero para lograr romper con la lógica del sistema capitalista y comenzar un nuevo proceso de emancipación. Sacarle a los capitales privados el sector bancario es la condición previa ineludible para la puesta en marcha de un programa económico de ruptura con el capitalismo y su lógica.
La socialización del sector bancario y de seguros es un hito fundamental de un proyecto mucho más amplio que comporta otras medidas que permiten iniciar una transición hacia un modelo poscapitalista y posproductivista. También, debería tener una dimensión europea, aunque su puesta en marcha se inicie en un solo país o en un pequeño número de países. Especialmente, se debería: abandonar las políticas de austeridad, anular las deudas ilegítimas, poner en marcha una reforma fiscal de conjunto con una fuerte imposición al capital, reducir de forma generalizada el tiempo de trabajo con contratos compensatorios y mantenimiento del salario, socializar el sector de la energía, del agua y de la salud, tomar medidas para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, desarrollar los servicios públicos y la protección social, así como establecer una política determinada de transición ecológica.
En estos momentos, la socialización integral del sistema bancario y de seguros es una urgente necesidad económica, social, política y democrática.
Publicado originalmente en Viento Sur.
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Notas
[1] Frédéric Lordon, « L’effarante passivité de la ‘re-régulation financière’», en Changer d’économie, les économistes atterrés, Les liens qui libèrent, 2011, p. 242. Agreguemos que la socialización total del sector bancario es propuesta por el sindicato Sud BPCE.
[2] El benchmarking es una herramienta de vigilancia de los y las asalariados/as cuyos resultados, accesibles a todos y todas permanentemente, se comparan continuamente mediante una clasificación que estigmatiza a los menos productivos. Es una técnica de gestión por el estrés muy difundida en las grandes empresas con el objetivo de generar una emulación malsana.