53 años de radiactividad. Y un profundo olvido institucional. ¿Las razones? Las de casi siempre: los intereses económicos de otros. El sometimiento al más poderoso. En el fondo, el desprecio hacia los afectados, simples españolitos de la España profunda.
Dichoso aquel que puede con ala vigorosa
Arrojarse hacia los campos luminosos y serenos
Ch. Baudelaire
Desde 1966 los vecinos de Palomares conviven con un entorno radiológicamente contaminado. Fueron 2 de las 4 bombas de hidrógeno norteamericanas caídas las que dispersaron casi 10 kg. de plutonio, americio y uranio. Gracias a la connivencia de la Dictadura fue posible el simulacro de limpieza realizado por los EEUU. Los palomareños fueron condenados a vivir y respirar el polvo radiactivo durante décadas, poniendo en riesgo hasta hoy, como mínimo, su salud y la del medioambiente. ¿Cómo es posible que aún no se haya limpiado? ¿Resulta factible entender lo que en apariencia percibimos como incomprensible? Desde luego que sí. Aquí solo ha intervenido el azar en el accidente y su escenario. El resto es, como un ramillete de las flores del mal, una consecución de intereses cambiantes con los años, siempre ajenos y antepuestos a los del pueblo damnificado, a su derecho de ser compensados y disfrutar de un medioambiente limpio. Repasemos su amplio y variado catálogo por años.
Génesis: la deslealtad de España y los EEUU con Palomares. 1966
España había sufrido en la Conferencia de Postdam (1945) un aislamiento total, con cierre y retirada de embajadores por su apoyo a nazis y fascistas. Ello dio paso a la autarquía y a la prolongación de los rigores de la postguerra, hasta el desarrollismo de los 60. Para salir de ello fue necesario el aval obtenido por los EEUU en 1953 con los llamados “Pactos de Madrid”.
Cuando los norteamericanos vieron en Palomares la extensión real de la contaminación, recularon en sus proclamas de restitución. Dio comienzo el juego sucio. Con todo tipo de publicidad se llevaron a un cementerio de Carolina del Sur 1.000 m3 de residuos, mientras secretamente ocultaban 4 veces más en dos fosas junto al cementerio, lo que lo convirtió en el primer cementerio nuclear de España. El resto, más de 16.000 m3, fueron escondidos temporalmente mediante la técnica del volteo con arado.
Franco no estaba dispuesto a poner en riesgo los 16 millones de turistas esperados, tan necesarios para aliviar el déficit de la balanza comercial y de divisas, ni a la mano que le mantenía en el poder, ahora que la nación crecía con un PIB anual de cerca del 7%. Conocía muy bien lo que les había ocurrido a los dictadores de Latinoamérica que se habían enfrentado a los intereses del país hegemónico.
La experimentación con humanos: el Proyecto Indalo. 1966-2009
Para que España cediera en sus exiguas renuencias por tan indignas propuestas y atajos de limpieza, los norteamericanos ofrecieron fondos y abundante material de laboratorio en un acuerdo de colaboración a largo plazo para el estudio de las personas y el medioambiente. Nació el denominado “Proyecto Indalo”. Nombre en clave para evitar la palabra Palomares y así no ser identificado. El beneficio obtenido por la propuesta era doble: ahorrarse el costo material y humano de una descontaminación total, más el escenario ideal para un laboratorio vivo, con agricultura, flora silvestre y algo de ganadería. Hacía solo 21 años que se había descubierto el plutonio. Tan grande era la ignorancia como la avidez por conocer su comportamiento en los seres vivos, que cualquier consideración moral o legal quedaba automáticamente sepultada.
El secretismo se fundamentaba en el incumplimiento de toda normativa bioética. Hubiese bastado con el consentimiento expreso de los afectados tras una información veraz de los riesgos de la contaminación sin retirar, pero ello no era posible. Suponía contradecir la historia oficial de que todo había quedado perfectamente descontaminado, porque la verdad fue secuestrada el mismo día del accidente. Con el tiempo y el fuerte descenso de contaminación en aire, la finalidad de experimentación menguó para incrementar el control dosimétrico y sanitario sobre la población. Desde 1966 hasta el presente, cada año son revisados 150 vecinos en Madrid, con un coste de 2.000 euros por persona, sufragados desde 2009 enteramente por España. Aproximadamente un 11% de la población ha dado positivo en plutonio y americio al menos una vez. De los más de 66 millones de euros que ha costado hasta el momento el proyecto, el país causante ha contribuido en equipos y dinero solo con el 33%.
El Plan de Rehabilitación de Palomares (PRP). 2010
Tras un exhaustivo Plan de investigación (2003-2008) para evaluar con cierta exactitud lo que dejaron los norteamericanos en 1966, se confeccionó un mapa radiológico tridimensional, un detallado inventario y se elaboró el PRP de manera preliminar. Con los criterios radiológicos del CSN como fin último, se marcaban las directrices detalladas de lo que parecía por fin un proceso de dinámica imparable. Para desarrollo y precisión de los estudios teóricos, crearon con discreción en el centro urbano de Palomares una planta piloto de tratamiento y concentración de isótopos.
El PRP recibió la aprobación de una comisión de verificación del Parlamento Europeo. Este, más el Plan de investigación sobre el que se asentaba, costaron 10 millones de euros. Los EEUU solo pagaron, a trancas y barrancas, un 20% del total.
Rebajas radiológicas. Qué y quién manda en Palomares. 2010-2015
No hace mucho Salvador López Arnal escribía un certero análisis, “Palomares: ¿y aquí quién manda realmente?”, que demostraba el poderoso influjo que padece España, como país satélite de los EEUU, causante de las resultas que aún arrastran los palomareños. Quiénes y aún más importante, qué es lo que manda o condiciona, ha de estar presente en cualquier análisis sobre los vaivenes que va a sufrir, a partir de 2010, la vindicación española para que sea retirada la contaminación remanente en 41 ha.
Con la llegada de Zapatero al poder y la salida de las tropas españolas en 2004 de la guerra inventada de Irak, se inicia un claro deterioro diplomático entre ambos países. A pesar de ello las relaciones comerciales y de inversión siguieron incrementándose tímidamente hasta el inicio de la crisis global de 2008, en que decaen. Ese mismo año aquí se muerde el polvo adicionalmente con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero las relaciones dan un radical vuelco con la elección de Obama en 2009. Zapatero había apoyado de manera explícita su candidatura.
Aquel año España impulsó la cuestión Palomares con la visita del Vicepresidente Joe Biden. A partir de ahí y hasta el 2015 continuó el proceso de contactos, que culminó dos meses antes de las elecciones españolas con el Acuerdo Kerry-Margallo. Éste no era otra cosa que una declaración de intenciones, sin vinculación jurídica. Ahí admiten que podrían almacenar definitivamente los contaminantes en una zanja al aire libre en Nevada, por ellos denominada «cementerio nuclear», tasándolo con un fantasioso e intoxicador coste: más de 600 millones de euros. Mucho más realista resultaban los 31 millones estimados por el PRP en los 3 años de colecta y concentración de isótopos.
Pero en ese papel mojado ya establecían topes, como en 1966. La cifra inicial de descontaminación de tierras estimada en 50.000 m3 se reducía un 44% y la radiactividad remanente a dejar en la denominada Zona 6 (Sierra Almagrera) se incrementaba en un 400%, lo que suponía la restricción parcial a corto plazo y total a partir de 2030, con vallado y señalizaciones. Esto suponía la permanencia del estigma social y económico sine die.
La desagradable sorpresa vino cuando nos enteramos de que esta insólita pretensión de la contrapropuesta norteamericana fue aprobada unos meses antes de manera unánime por los consejeros del CSN, incluida Cristina Narbona (PSOE). En vez de avanzar hacia la transparencia, desde 2010 retornaba una dura opacidad informativa al respecto, con el torticero auxilio de la Ley de Secretos Oficiales de 1968, que nos retrotrae a la dictadura. ¿Por qué ese súbito retorno al secretismo? ¿Qué razones puede haber para que el CSN traicione sus propios criterios radiológicos?
Las flores del mal
El general José Julio Rodríguez relató al coordinador para Palomares de Ecologistas en Acción, J.I. Domínguez, que cuando era jefe de Estado Mayor de la Defensa se reunieron con el presidente Zapatero, poco antes de autorizar este en 2011 el operativo en Rota del llamado “Escudo antimisiles”. Se trataba de analizar posibles contrapartidas habituales a presentar a los EEUU. Una de ellas era la descontaminación total de Palomares. Zapatero incomprensiblemente negó esta y demás opciones, para ofrecer barra libre al incremento de la presencia militar extranjera. ¿A qué se pudo deber tan rumbosa actitud? Preguntas sin respuesta aparente, salvo que las analicemos desde la metodología del materialismo histórico.
Además de sacar las tropas de Irak, Zapatero había indignado a los EEUU cuando no se levantó en 2003 al paso de su bandera. Ahora parecía mostrar un propósito de enmienda bipolar. Además, la situación era muy delicada en 2010. Grecia estaba a punto de la bancarrota y de contagiar a España, Italia y Portugal. Justo cuando nuestro país acepta un duro ajuste de Bruselas, las exportaciones a los EEUU estaban creciendo notablemente, ostentando por cifra de negocio el primer puesto extracomunitario. Tan solo en 3 años (2009-2012) estas se incrementaron un 58%. Era una luz diáfana al final del túnel. Se genera en 2014 un hito histórico en nuestra balanza comercial con esta nación. Por primera y última vez les vendemos más que compramos. En 2015, cuando se acepta la respuesta norteamericana sobre Palomares, como rueda de molino a tragar y se firma el Acuerdo Kerry-Margallo, le estábamos vendiendo 11.504 millones de euros; más del doble que hacía unos pocos años y las perspectivas eran inmejorables.
Durante esos años también se da la paradoja que España invierte una cifra mayor en el país más rico del mundo que este en España. Del 2013 a 2015 se alcanzan incrementos de 36 y 8 % respectivamente, con un total de 70.525 millones. Cifras que no dejan espacio a la duda. Nadie está dispuesto a tensar relaciones y poner en peligro esos pingües negocios por un viejo contencioso sito en la España profunda. Menos si quienes lideran por parte española las negociaciones sobre Palomares (Ministerio de Exteriores) son los mismos que promueven esas relaciones comerciales. Aquí tampoco existe la casualidad: control absoluto, codicia en demasía, abultado conflicto de intereses y nula imparcialidad.
Tampoco es casual que de las 700 empresas españolas allá, las que mueven mayor cifra de negocios son las oferentes de dádivas a partidos: inmobiliarias, seguros, Banca y la mayoría de las implicadas en uno o varios sumarios de corrupción por financiación ilegal de partidos: OHL, ACS, Ferrovial, FCC, Sacyr, Iberdrola, Agromán, Dragados… Casi todas las que, supuesta o fehacientemente, han mostrado oscuros vínculos e influencias con los partidos políticos en el poder.
Mientras no se nombre a un organismo técnico, imparcial e independiente, para liderar las negociaciones, alejado de los intereses de otros y que Palomares no sea nunca más utilizado como moneda de cambio… Mientras el poder político sirva a quienes les votan, no al poder económico… Mientras que atiendan los problemas medioambientales de la periferia igual que en los centros de decisión… Mientras sigamos dependiendo de los EEUU como vasallos para solucionar el paraje habitado más radiactivo de España y no nos planteemos una rehabilitación unilateral, todo seguirá igual en Palomares, con su malditismo, su particular ramillete de flores del mal, como presente de su insondable destino, que lo condiciona y condena a los rigores de la fuerza del sino por otros impuesto.