Una guerra europea más amplia

Una guerra europea más amplia
Una guerra europea más amplia está en el horizonte

 

El peligro de que la guerra de Ucrania se extienda a Europa está aumentando. El riesgo de una guerra europea nunca ha sido tan alto. El consenso general entre los expertos militares es que Ucrania está perdiendo la guerra lenta pero inexorablemente. Pero ¿qué significa eso?

A primera vista, Ucrania no tiene suficientes soldados para seguir luchando por mucho más tiempo. La tasa de bajas del ejército ucraniano es de varios cientos todos los días… y hoy las batallas normalmente se describen como “picadoras de carne” debido al gran número de víctimas.

Rusia tiene una gran reserva de combatientes entrenados, se estima que son, por lo menos, un millón y medio; Ucrania casi no tiene reservas que no hayan sido desplegadas ya.

Aun así, los objetivos estratégicos de Rusia son desconocidos. A veces los rusos dicen que quieren crear una “zona de amortiguamiento” para proteger su territorio de ataques. Sin embargo, la introducción de misiles balísticos y de crucero de largo alcance por parte de EEUU/OTAN descarta una zona de amortiguamiento a menos que esta llegue casi hasta el río Dniéper. Incluso entonces, esta zona de amortiguamiento no protegería a Zaporizhya ni a Crimea.

Además la OTAN está introduciendo los F-16 en Ucrania, que, según se informa, operarán desde aeródromos rumanos. Estarán equipados con misiles de crucero JASSM de largo alcance y misiles aire-aire AIM-120. ¿Necesitará Rusia destruir las bases aéreas rumanas? La OTAN ha planificado utilizar estas bases para lanzar incursiones de los F-16 que tendrán como objetivo atacar Crimea. Cómo se sabe, el territorio de Crimea es ultrasensible para el pueblo ruso.

Continuando con las provocaciones los ucranianos han lanzado fuertes andanadas de misiles de largo alcance contra objetivos en Crimea, incluidos aeródromos y puertos, especialmente en Sebastopol. Se cree que pronto intentará nuevamente destruir el puente de Kerch. La mayoría de estos misiles han sido suministrados por la OTAN (son principalmente de origen estadounidenses) y todos funcionan con objetivos establecidos por las coordenadas proporcionadas por la Alianza Atlántica.

La OTAN opera aviones espías, radares de largo alcance y satélites para señalar las coordenadas exactas de sus “clientes” ucranianos. Los rusos, que dependen de defensas aéreas para protegerse, se han mantenido silenciosos ante estos ataques de la Alianza occidental.

Los golpes a Crimea no tienen ningún propósito militar real porque Ucrania carece de las fuerzas terrestres necesarias para librar una batalla allí. La idea es humillar a los rusos, pero el resultado probable puede ser el contrario.

A medida que aumenta la presión, se puede esperar que Rusia responda con fuerza, ya sea atacando Járkov, Odesa o Kiev, alguna o todas las regiones anteriores. Rusia tiene más misiles de largo alcance de los que la OTAN puede suministrar a Kiev, que ya no tiene suficientes defensas antiaéreas para proteger sus ciudades. ¿Cuál es entonces la estrategia de la OTAN aparte de castigar a Rusia mientras Ucrania pierde la guerra?

Parecería que la OTAN está tratando de convencer a los rusos de que deberán pagar un precio muy alto para derrotar a Ucrania. Algunos en la OTAN pueden pensar que crecerá la presión dentro de Rusia obligando a sus líderes a dar marcha atrás y detener sus últimas operaciones ofensivas, tal vez incluso buscar un alto el fuego. Sin embargo, no hay motivos para creer que se pueda convencer a Rusia de que detenga sus operaciones o considere un alto el fuego. Rusia está ganando la guerra. Y un alto el fuego en este momento teóricamente favorecería a Ucrania, no a Rusia.

El liderazgo ruso decidió enviar un fuerte mensaje a Washington al enviar buques de guerra y submarinos nucleares a Cuba. No está claro si Washington “lo entenderá”. De hecho, todo apunta en la otra dirección: el resultado es que Rusia está cada vez más enfadada con los ataques a su territorio y a Crimea. La presión real dentro del liderazgo ruso es que se hace necesario aumentar significativamente los ataques contra objetivos ucranianos. Estas opiniones se conocieron en una serie de reuniones privadas en la reciente cumbre económica de San Petersburgo. Putin no lo dijo, al menos no en voz alta, pero el siguiente nivel ha expresado su ira. Al parecer estarían dispuestos a atacar tanto a los ucranianos como a la OTAN.

Mientras tanto algunos líderes europeos están perdiendo peligrosamente apoyo político en sus países. En particular el presidente francés Emmanuel Macron, que es partidario de una guerra mayor para tratar de inclinar la opinión pública a su favor.

Enviar tropas y ofrecer aviones de combate y otras armas podría interpretarse como una decisión de desarrollar una guerra europea a un nivel más amplio. El hecho de que Estados Unidos esté detrás del uso de bases de los F-16 en Rumania puede ser la manera en que Biden provoque una guerra en Europa con el  “ilusorio” objetivo de salvar su hundido prestigio político.(O tal vez Biden no se entera de nada al respecto, pero sus manejadores han ideado esta “nueva” estrategia para salvar el pellejo de su jefe).

Semejantes ideas son intrínsecamente arriesgadas porque los sistemas de defensas de la OTAN son vergonzosamente débiles. Arriesgar la alianza y el futuro de Europa por permanecer en el poder es, en sí mismo, vergonzoso y probablemente criminal.

Tampoco hay ninguna prueba que la opinión pública apoye una guerra mayor. De hecho, es más probable que en Europa haya un sentimiento pacifista reprimido que esté pronto a estallar. Este sentimiento existe tanto en la derecha como en la izquierda y también en el centro político.

La OTAN ya está peligrosamente cerca de convertirse en una alianza agresora, lo que podría significar su desintegración. El rechazo a la guerra de la OTAN aumenta cada día.

 

Fuente: Observatorio de la crisis

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