Milei: La la privatización y sus encantos

Uno de los «grandes logros» económicos del presidente argentino Javier Milei es haber conseguido un superávit primario en la balanza de pagos, un éxito que no se veía en años. Este superávit (el estado ingresa más de lo que gasta) se ha alcanzado mediante una serie de «brillantes» medidas, como recortes profundos en los servicios públicos y la venta de activos estatales a capitales transnacionales, especialmente en el lucrativo sector de materias primas. Claro, este hito económico, que algunos llamarían simplemente un ajuste contable, ha tenido un pequeño inconveniente: un costo social devastador. Pero, ¿quién se fija en esos detalles?

Para lograr el «milagro» del superávit, Milei no ha dudado en despedir a miles de trabajadores del Estado y recortar ayudas sociales fundamentales como en comedores públicos, la sanidad, la educación y, por supuesto, las pensiones. Todo un plan maestro que ha contribuido a expandir la pobreza y la indigencia en amplios sectores de la sociedad. ¿El resultado? Un modesto 57% de la población argentina, unos 27 millones de personas, vive en la pobreza, y un 16,5% en la extrema pobreza. Y si hablamos de los niños, la situación es «aún mejor»: un 16,2% son indigentes, según la Universidad Católica Argentina. Todo un logro.

Un neoliberal «con principios».

Javier Milei, un ferviente defensor del neoliberalismo, se ha ganado la fama de ser «implacable con los débiles y dócil con los poderosos». No duda en apalear a los jubilados cuando se manifiestan, pero es cobarde y servil con los fuertes. Su actitud sumisa, casi perruna, cuando se entrevista con los grandes poderes económicos, es uno de sus rasgos más evidentes. No es de extrañar que sea tan complaciente con los intereses de los grandes grupos de poder. Han sido los que han apoyado su meteórico ascenso político. Un ejemplo perfecto de esta «independencia» es la negociación con Elon Musk para la venta de las reservas de litio de Argentina, un recurso vital para la producción de baterías para los coches eléctricos de Tesla. Esta operación, muy beneficiosa para Musk, resalta la devoción de Milei por el capital transnacional, sin importar que haya ignorado ofertas más jugosas de otros grupos económicos. Total, los intereses nacionales son un asunto secundario.

Siguiendo los pasos de Margaret Thatcher, quien afirmaba que «la economía es el medio, el objetivo es cambiar el corazón y el alma«, Milei también cree firmemente que «la sociedad no existe«, solo los individuos y las familias. Una visión compartida por teóricos de la izquierda posmoderna como Ernesto Laclau, que hablaba de la «imposibilidad de la sociedad«. Esta brillante perspectiva refuerza su enfoque, pretende desintegrar la solidaridad social y promover un individualismo extremo. Después de todo, ¿por qué querríamos una sociedad unida cuando podemos alcanzar el sueño neoliberal de enfrentar a unos contra otros? En el pensamiento de Milei resuenan las voces del Leviatán de Thomas Hoobes. Los grandes poderes utilizan el gobierno de Milei como un valioso experimento sociológico del que, sin duda, extraerán valiosas lecciones para el futuro.

El héroe de la nueva derecha

Milei no solo es conocido por sus políticas económicas, sino también por su «encantadora personalidad». Aunque algunos le achacan rasgos de múltiples patologías, no deberíamos confundirnos, tras la fachada histriónica que muestra el personaje oculta un papel clave en la emergencia de una nueva derecha que, aunque democráticamente elegida, muestra un «admirable» desprecio por el Estado (la encarnación del mal según ellos) y los principios básicos de la democracia. El presidente argentino es  consciente de que la gran oligarquía transnacional a la que sirve apuesta cada vez menos por modelos «formalmente democráticos». El renacimiento del fascismo y la radicalidad de la derecha forma parte de la «nueva realidad».

Milei es un hombre del sistema, no es un «outsider» Su ascenso al poder no habría sido posible sin el robusto apoyo mediático y financiero de grandes corporaciones. Su agenda política, que a diferencia de otros no ha intentado disimular, se centra en desmantelar el Estado, aunque fue este mismo el que le permitió llegar al poder. Ironías de la vida.

Milei ha sabido explotar como pocos la emocionalidad en las redes sociales, convirtiéndose en un destacado representante de los «trolls». Inspirado en filósofos como Spinoza y Freud, Milei promueve el enfrentamiento social y la desesperanza, usando la angustia como herramienta política para generar pasividad y desesperación. Su objetivo no es otro que imponer una mutación cultural que desintegre los lazos sociales y promueva un «sálvese quien pueda» que deje a cada individuo a merced del mercado. Total, el Estado es el «enemigo del individuo y de la libertad», o al menos eso dice él.

 

 

 

 

 

El toque de gracia al sistema de pensiones

Uno de los primeros objetivos de Milei al asumir la presidencia fue, cómo no, reformar el sistema de pensiones públicas. Hasta 2023, los fondos de pensiones públicos en Argentina, (Fondo de Garantía de Sustentabilidad o FGS) eran gestionados por un organismo denominado ANSES. Pero Milei, con su visión de futuro, decidió que era mejor desmantelar el FGS y trasladar esos fondos a un sistema de capitalización individual, similar al que existía en Argentina antes de la crisis de 2001. Porque, claro, ¿qué podría salir mal al confiar la jubilación de millones de personas a las oscilaciones del mercado financiero?

Este modelo implica que los fondos de pensiones serán gestionados por entidades privadas, trasladando todo el riesgo de los mercados directamente a los futuros jubilados. Si los bancos quiebran tú pierdes, si los fondos de pensiones se volatizan por una mala inversión, tú pierdes. Si todo va bien, pero el costo de gestión es muy alto (caso chileno) puede ser que… también pierdas.

El dogma neoliberal de Milei sostiene que este es un método más «eficiente» para que cada individuo controle sus ahorros, aunque estén sujetos a las caprichosas fluctuaciones del mercado. Por supuesto, al desmantelar el FGS, el Estado perdería una herramienta crucial para asegurar las pensiones en tiempos de crisis económica. Pero, ¿quién necesita seguridad en tiempos de crisis?

Siguiendo esta línea, Milei vetó una ley del Senado que proponía un aumento del 8,1% en las jubilaciones, destinado a compensar el «olvido presidencial» de ajustar las pensiones en marzo, como manda la ley. Su ministro de Economía justificó la decisión hablando de la necesidad del «rigor presupuestario» para mantener el déficit fiscal en cero. Según sus cálculos, mantener las subidas «a perpetuidad» costaría 370.000 millones de dólares, una cifra que Milei considera insostenible, aunque nadie sabe muy bien de dónde la sacó, puesto que los pensionistas no son inmortales ni perpetuos. Pequeños detalles sin importancia que el personaje no ha aclarado.

Reducir, cortar y privatizar

La eliminación de la moratoria previsional, que permitía a personas con años de cotizaciones incompletas acceder a una jubilación, fue una de las primeras y «brillantes» medidas de Milei. Este cambio afectó especialmente a mujeres y trabajadores informales, quienes suelen tener historiales laborales discontinuos y no pueden completar los años de cotización requeridos. Además, Milei propuso la «Prestación de Retiro Proporcional», una pensión mínima inferior a la jubilación mínima, porque, ¿por qué no reducir aún más el poder adquisitivo de los jubilados? Y para hacer más equitativo el sacrificio, suprimió la financiación a los comedores sociales.

Otra medida estrella de la administración de Milei ha sido el traslado de una parte significativa de las reservas de oro de Argentina a bancos extranjeros. Aunque los detalles sobre las cantidades y destinos exactos se mantienen en un conveniente misterio, esta decisión ha generado una enorme preocupación por la posible pérdida de control sobre estos recursos y el riesgo de embargo. Pero, ¿quién necesita control sobre sus propios recursos? ¡¡¡El «mercado» como el Dios bíblico proveerá!!!

Caputo: El maestro de los hilos

Junto a Milei, Luis Caputo es otro personaje clave en la política económica argentina. Aunque denostado públicamente por el propio Milei, quien en campaña electoral llegó a decir de él que era un incompetente, ¿Quién recuerda las tonterías que se suelen decir en las campañas electorales? Milei tardó pocas horas en nombrarlo nuevo Ministro de Economía. Conocido por su «brillante» carrera en el sector privado ¡es sin duda una gran elección! Caputo fue ministro de Finanzas y luego de Hacienda durante el gobierno de Mauricio Macri, antes de ocupar cargos de influencia en la actual administración. Su experiencia en favor de las grandes oligarquías es «incuestionable».

Durante su anterior mandato, Caputo fue el artífice de decisiones que aumentaron significativamente la deuda externa de Argentina. Hizo emitir grandes cantidades de deuda en dólares, aumentando la vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado internacional. Su manejo del acuerdo con el FMI fue especialmente «destacado»; dicho acuerdo representó el mayor préstamo en la historia del organismo, aunque también impuso condiciones económicas leoninas que generaron un fuerte malestar social y político. Para Caputo solo se trataba de incomprensión de las magnitudes macroeconómicas. ¡Detalles sin importancia!

Las críticas más severas hacia ese ministro giraron en torno a sus vínculos con fondos de inversión offshore, revelados por los Paradise Papers. Antes de asumir cargos públicos, Caputo estuvo involucrado en la gestión de grandes fondos con dinero negro. Fue acusado de facilitar la evasión fiscal para los más ricos. Además, durante su gestión como ministro, Caputo fue criticado por no declarar adecuadamente su participación en estos fondos y repartirse suculentas comisiones. Estos escándalos obligaron al personaje a dimitir en medio de una crisis financiera sin precedentes. Sus decisiones exacerbaron la incertidumbre en los mercados y debilitó aún más la precaria economía argentina. Es sin duda todo un maestro en el oficio de malversar dinero ajeno.

Al nuevo dueto Milei/Caputo la historia no parece importarles. El presidente argentino necesitaba un  tipo tan cruel como él. Caputo es su alma gemela, de momento, porque: ¿quién no tiene un par de cuentas offshore hoy en día?

En resumen

Las políticas de Javier Milei son un brillante ejemplo de cómo priorizar la reducción del déficit fiscal y alinear los intereses del capital transnacional, todo ello a costa del bienestar social. Aunque ha logrado ese preciado superávit primario en la balanza de pagos, el costo social ha sido, cómo decirlo, colosal. El ataque al sistema de pensiones, desmantelando el FGS y empujando a millones de personas hacia la incertidumbre alimenticia, es solo una muestra de su «genialidad».

Y si a eso, le sumamos que ha conseguido que más del 57% de la población viva en la pobreza y un 16,5% en la extrema pobreza, podemos decir que Milei está transformando Argentina en un experimento social sin precedentes. Sus políticas, lejos de estabilizar la economía, están generando un creciente descontento social. La gran pregunta que queda es si Argentina podrá soportar las tensiones y el caos que estas políticas están provocando, o si Milei logrará su objetivo final: una crisis tan profunda que transforme el país… o lo destruya por completo.

 

 

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